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En solo un año, del 2003 al 2024, se duplicó el número de colombianos que pidieron asilo en los países de la Ocde. Una muestra de esa presión de colombianos pidiendo asilo en el exterior se dio con el Reino Unido.
Por Alberto Velásquez Martínez - opinion@elcolombiano.com.co
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde), que reúne a 38 países, dio a conocer hace poco un informe en el cual aparece Colombia, de gancho con Venezuela, como las dos naciones con récord en solicitudes de asilo. Están en la lista por encima de Siria y Afganistán, lo que las deja mal paradas en lo referente al respeto por la dignidad humana, a la vida y a las oportunidades de empleo y bienestar.
En solo un año, del 2003 al 2024, se duplicó el número de colombianos que pidieron asilo en los países de la Ocde. Una muestra de esa presión de colombianos pidiendo asilo en el exterior se dio con el Reino Unido, hecho que motivó que ese país volviera a exigirnos visa para entrar a su territorio. Ni siquiera el hábil trapecista embajador de Colombia ante el rey Carlos, logró que la medida se revocara.
Según cifras de la Ocde, en los Estados Unidos viven más de un millón de colombianos. En el año 2023 Colombia representó el segundo país, después de Venezuela, de donde llegaron más de 200 mil solicitudes de asilo. Ahora para los migrantes colombianos, con la querella Trump-Petro, se les puso el dulce muy amargo. Muchos aviones cargados de compatriotas faltan por llegar a Bogotá expulsados de los EE.UU.
Y ese éxodo no solo ha sido de colombianos hacia el exterior, sino en el interior, provocado por la violencia. Solo en Putumayo van 50 mil desplazados buscando dónde resguardarse, ante la guerra entre el ELN y las disidencias de las Farc. Arden el Sur y el Oriente de Colombia. El Valle del Cauca soporta ola terrorista. El Norte y Nordeste de Antioquia oyen tambores de guerra. Y al fondo del macabro escenario, un Estado semiquebrado fiscalmente, subsidiando a quienes no asesinen y anunciando millonarias recompensas para quienes denuncien a los autores de los atentados dinamiteros. ¿Vamos de nuevo hacia un “Estado fallido”, sin recursos económicos para sostener unas Fuerzas Armadas bien equipadas y eficaces? ¿Nos precipitamos hacia un Estado que cada día pierde dominio del territorio, ayuda económica de cooperación social y militar estadounidense, monopolio de las armas para garantizar el orden y la defensa de los derechos del ciudadano?
Pero el drama no termina ahí. Con las personas que emigran, va la fuga de capitales, otro éxodo preocupante. De 46 países, entre los que están los 38 de la Ocde, son los empresarios colombianos los que más aceleran la sacada de sus patrimonios al exterior. En la misma forma en que invierten en países con gobiernos serios y democráticos, desinvierten lo poco que tienen en Venezuela y Bolivia, “paraísos” del populismo criollo socialista. Quieren no solo diversificar sus portafolios y encontrar más claridad en las reglas del juego, sino ponerlos a buen recaudo de las amenazas, no solo de grupos criminales, sino de las que a diario emite contra ellos, en trinos explosivos, un mandatario pugnaz que internamente auspicia conflictos internacionales y rupturas institucionales y sociales.
Mientras no haya seguridad y oportunidades, el éxodo de colombianos será irrefrenable.