Osuna recalcó que las compañías que arriendan aviones, también conocidas como Lessores, son precavidas con respecto a sus aeronaves, ya que, de acuerdo con el experto, estas, al tener la información de que una compañía está en riesgo de dejar de operar, empiezan a buscar posibles interesados que ocupen y arrienden sus aviones.
Por otro lado, Olga Lucía Ramírez Duarte, socia de DLA Piper Martínez Beltrán, mencionó que “desde el inicio del proceso de insolvencia conforme el convenio de Ciudad del Cabo del que es parte Colombia, la aerolínea como arrendataria tiene la obligación de devolver los aviones en un plazo no superior a 60 días excepto si el arrendador consiente en un plazo diferente o efecto diferente”.
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Esto quiere decir que, según Ramírez, las aeronaves ya no hacen parte de las aerolíneas en proceso de liquidación y sus arrendatarios buscaron otras opciones como en el caso de Viva Air. La socia de DLA Piper Martínez Beltrán dijo que con estos aviones se hizo un proceso de negociación con Avianca, para que algunos de estos fueran transferidos a la organización en su plan de expansión que anunciaron hace dos semanas con la incorporación diez aviones Airbus A320 NEO.
Según Avianca, algunas de las aeronaves pertenecían a Viva y que otros también fueron acogidos por Latam, ya que, estaban en buenas condiciones y tenían la última tecnología requerida en el mercado aéreo, lo que los convierten en modernos para su uso.
Cabe resaltar que, de acuerdo con la Aeronáutica Civil, las organizaciones de bajo costo Vivar Air y Ultra Air contaban con una flota de 26 aviones, 20 de Viva y 6 de Ultra, en su mejor momento cuando operaban con normalidad.