El primero de enero del 2025 entrará en vigencia el nuevo reglamento de la Unión Europea (UE) que establece restricciones para la mercancía producida en áreas deforestadas del mundo. La noticia tiene en incertidumbre a gremios colombianos impactados con la medida, entre otras cosas, ante la falta de claridad sobre quién asumirá los costos que certifiquen el cumplimiento normativo.
Se trata de una nueva ley que fue aprobada por el Parlamento Europeo en abril de este año y que prohibe directamente las importaciones de cacao, café, aceite de palma, soja, madera, carbón vegetal, caucho y ganado, producidas en zonas que sean deforestadas a partir de diciembre de 2020.
La idea es conservar los bosques tropicales del mundo. La medida aplaudida en Europa trae repercusiones para América Latina y Colombia. Los gremios están haciendo cuentas para seguir exportando a esa región.
Se trata de un mercado relevante, ya que las exportaciones colombianas a la Unión Europea alcanzaron los 9.316 millones de euros en 2022. Además, el 29% de las exportaciones fueron productos agrícolas.
EL COLOMBIANO habló con la Federación Nacional de Cacaoteros (Fedecacao) y con la Federación Nacional de Ganaderos (Fedegán). Ambos gremios coinciden en la necesidad de adelantar medidas enfocadas en prevalecer el medioambiente. En el caso del cacao, Colombia cerrará este año con unas 22.000 toneladas exportadas del grano y sus derivados a unos 60 destinos. De esa cantidad, unas 5.500 toneladas, el 25%, fueron enviadas a Europa.
Para Óscar Darío Ramírez, director del programa de transferencia de tecnología de Fedecacao, la medida no traería un impacto que disminuya las exportaciones a dicho continente, pues en su concepto el cacao no es un motor de deforestación. “Todo lo contrario, reforesta. El 50% de la sustitución de cultivos de uso ilícito incluye el cacao”.
La petición
Lo que sí causa incertidumbre es el proceso que tendrán que adelantar los productores. Lo que conocen es que la UE clasificará a los países como de riesgo bajo, medio o alto, mediante una evaluación que podría tardar unos 18 meses. A mayor riesgo de deforestación, mayor será el control para ingresar mercancía a Europa.
Por ahora, lo que se sabe es que habrá un proceso para confirmar el origen del producto. Se debe contar con la información del predio donde se produce y debe estar geolocalizado, también debe contar con un análisis de riesgos climáticos y uno étnico para garantizar que se respetan los derechos humanos e indígenas.
Precisamente el reto para Fedegán consiste en adelantar esa trazabilidad del producto. En ese sentido, Manuel Gómez Díaz, director del área de Sostenibilidad de ese gremio, indicó que hay unos costos asociados, ya que se necesitan sistemas de información robustos que permitan con certeza identificar los polígonos prediales donde se encuentran los bovinos, en el momento del nacimiento, el levante y posterior engorde”.
Los gremios afectados concluyen que es necesario un respaldo para cumplir con dichas demandas. De hecho, EL COLOMBIANO conoció que hace unas tres semanas gremios expusieron el problema ante voceros de la UE y les solicitaron un apoyo.