El sábado pasado, el mundo fue testigo de una de esas imágenes que, con el tiempo, pueden convertirse en historia: Donald Trump y Volodímir Zelenski, sentados cara a cara en dos sillas sencillas sobre el mármol de la basílica de San Pedro, en el Vaticano.
El encuentro, breve pero intenso —apenas 15 minutos antes del funeral del papa Francisco—, sirvió para que ambos líderes enviaran un potente mensaje al mundo: la búsqueda de una paz sólida en medio de la guerra más sangrienta que vive Europa en décadas.
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Trump endurece el tono contra Putin tras semanas de ambigüedad
Horas después de su cara a cara con Zelenski, Trump rompió el tono tibio que había mantenido en las últimas semanas hacia Moscú. Desde su red social, Truth Social, el presidente de Estados Unidos escribió:
“Putin no tenía ninguna razón para disparar misiles contra zonas civiles. Me hace pensar que tal vez no quiere parar la guerra. ¿Sanciones secundarias? ¡¡¡Demasiada gente está muriendo!!!”
Zelenski: “Una reunión simbólica que puede ser histórica”
Zelenski, por su parte, no escondió la importancia que le da a este encuentro. Desde sus redes sociales, el presidente ucraniano calificó la conversación como “muy buena” y aseguró que se tocaron temas esenciales como un alto el fuego completo e incondicional, la protección de los civiles y garantías de seguridad para el futuro.
“Una reunión muy simbólica que puede ser histórica si conseguimos resultados conjuntos”, escribió Zelenski, quien también se reunió en Roma con otros líderes como el británico Keir Starmer, el francés Emmanuel Macron, la italiana Giorgia Meloni y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, todos reafirmando su apoyo a Ucrania.