La realidad de los sindicatos en Colombia es que tienen baja afiliación, pero su rol crucial en defensa de derechos laborales.
Este miércoles 1° de mayo se celebra el Día Internacional del Trabajo. Esta fecha toma relevancia para la clase obrera, pero también para los sindicatos, pues es la oportunidad para estos movimientos vociferen de nuevo sus luchas como trabajo digno y remuneración justa.
Por ejemplo, en Colombia, los sindicatos desempeñan un papel crucial en la defensa de los derechos e intereses de los trabajadores. Aunque su presencia no es tan fuerte como en el pasado, siguen siendo relevantes en ciertos sectores de la economía, como el sector público y grandes empresas mineras y de hidrocarburos.
La principal realidad actual es la baja afiliación sindical. Según el Sistema de Información Laboral y Sindical (Sislab), Colombia cuenta con alrededor de 6.000 sindicatos. Sin embargo, el porcentaje de afiliación sindical es apenas del 4% de la población trabajadora. Esto equivale a 1,2 millones de empleados.
En comparación, países como Chile, México y Venezuela tienen tasas de sindicalización más altas, llegando al 12% o más. Argentina, por su parte, supera el 35%, según datos de la Organización Internacional del Trabajo, OIT.
Asimismo, menos del 60% de los sindicatos en Colombia se consideran activos. Y se estima que el 80% de ellos tiene menos de 100 afiliados. La mayoría de estos sindicatos cuentan con poco más de 25 trabajadores, que es el número mínimo requerido para constituir una asociación sindical, de acuerdo con Mintrabajo.
Este débil panorama se debe en parte a la estigmatización en contra del movimiento obrero sindical, la baja formalización y la dispersión de empleados, que debilita la capacidad de negociación y diálogo entre empleadores, trabajadores e instituciones.
Este modelo de derechos sindicales está anclado en la Constitución Política de Colombia (1991), el Código Sustantivo de Trabajo (1950) y decenas de sentencias de la Corte Constitucional. Incluso, los convenios internacionales del trabajo ratificados por Colombia también priorizan la libertad sindical.
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¿Cuáles son los desafíos que enfrentan los sindicatos en Colombia?
Óscar Arturo Orozco, miembro de la Junta Nacional de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), consideró que el principal desafío del movimiento sindical en Colombia es la estigmatización, incluso persecución.
“El exterminio físico alcanzó su mayor nivel en la década anterior, en años en los que se asesinó a más de 230 dirigentes como en el 2005, violencia que hoy vienen padeciendo los lideres sociales”.
Además de este desafío, Orozco mencionó que la precaria regulación, en términos de ley, que ha debilitado el movimiento sindical, hecho que previene al empresariado hacia cualquier forma de organización de los trabajadores.
“También ‘contratos basura’ no permiten que estos trabajadores se sindicalicen, pues la relación de trabajo está marcada en contratos a término fijo o terminación de obra, incluyendo actividades misionales que limitan la sindicalización. Somos el país de la Ocde con mayor tasa de informalidad laboral y menor porcentaje de sindicatos en proporción a su masa laboral y capacidad productiva”, sentenció el dirigente sindical.
A esto le agregó que el Estado no ha logrado salvaguardar los derechos de los trabajadores, ni el Ministerio de Trabajo cuenta con las herramientas para hacerlo, ni la Justicia para fallar en procura de fortalecer las organizaciones de los trabajadores. “Un país sin sindicatos fuertes es un país con una democracia débil y una estructura laboral inequitativa”, alertó Orozco.
Por eso, este líder sindical insistió en que la defensa por los derechos laborales sigue, en especial, por una estructura laboral justa y una dinámica económica y social más igualitaria.
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Oportunidades en los sindicatos
A pesar de estos retos y desafíos, Juliana Morad Acero, directora del Observatorio Laboral de la Pontificia Universidad Javeriana, explicó que el sindicalismo le otorga protección al trabajador en una relación que se cree o que se parte de la base que es desbalanceada.
“El empleador tiene más fuerza que el trabajador y el sindicalismo busca nivelar esto. Hay estudios que han mostrado que en lugares donde hay sindicatos muy fuertes, los salarios son más homogéneos, no hay tanta dispersión salarial, eso significa que puede tener un impacto positivo en el incremento de salarios”, precisó la académica.
Sin embargo, según Morad Acero, en Colombia hay otro tipo de retos, teniendo en cuenta que el gran empleador es mediana y pequeña empresa, entonces, el sindicalismo tiene que operar de una manera diferente y sobre todo porque debería o tendría que adaptarse a las circunstancias particulares.
“En general, las ventajas es tener una protección, no hay tantas diferencias salariales. Además, el sindicalismo aquí en Colombia da estabilidad laboral porque existen muchos o varios fueros”.
La directora puntualizó que estos fueros se han aplicado mal porque se terminó usando el sindicalismo para perpetuarse en el trabajo antes que negociar mejores condiciones laborales. “Entonces, es algo que hace que la gente que se sindicaliza use el sindicalismo no como se debería o se esperaría, sino que hace un mal uso del sindicalismo”.
En definitiva, los sindicatos en Colombia enfrentan desafíos relacionados con la afiliación, la hostilidad, la seguridad, la fragmentación y la adaptación a un entorno laboral en constante evolución. Su papel sigue siendo crucial para garantizar condiciones justas y equitativas para los trabajadores en el país.
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