Recientemente, medios internacionales dieron a conocer que el golpe de la economía israelí cada vez se siente más a raíz del recrudecimiento de la guerra en la franja de Gaza, que cumple cerca de cuatro meses desde que estalló el 7 de octubre pasado.
La Oficina Central de Estadísticas de Israel reveló datos preliminares que dan cuenta de una caída del 19,4% entre octubre y diciembre de 2023. Lo que, sin duda, obedece al impacto del conflicto con el grupo islamista Hamás.
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Y no se trata de un dato menor, ya que es la caída más relevante desde el registro del 30% que se dio en el segundo trimestre de 2020 por efectos de la pandemia de la covid-19.
Sin embargo, no son los únicos datos que tienen preocupados a los analistas de la economía y los entes gubernamentales que desde ya están debatiendo sobre el asunto. La oficina de estadística, a su vez, informó que el consumo privado se contrajo 26,9% y las importaciones de bienes y servicios se desplomaron 42,4% en el mismo lapso citado anteriormente.
Aun así, la economía de Israel registró un repunte de 2% el año pasado frente al registro del año pasado, cuando hubo un crecimiento de 6,5%.
Ahora, las proyecciones de los analistas no se hacen esperar, de hecho, el Banco de Israel estima que el PIB de ese país crezca cerca de un de 2% en 2024. En cambio, los pronósticos del Ministerio de Finanzas de Israel son más modestas y espera un repunte de 1,6%.
Hay que recordar que Hamás arrasó Israel en octubre, cuando su ofensiva dejó 1.200 asesinatos y 250 secuestros. Luego, Israel respondió y desde entonces la guerra no ha descansado. Se han registrado unas 29.000 personas muertas en Gaza.
Afectación en el Mar Rojo
Otra consecuencia económica a raíz de dicho conflicto se está dando en el Mar Rojo, que significa cerca del 15% del tráfico marítimo mundial y una de las rutas más estratégicas del mundo.
La situación se debe a que los hutíes, un movimiento político y armado respaldado por Irán, han interrumpido el tráfico marítimo con el fin de evitar que embarcaciones brinden suministro de mercancías a Israel; sin embargo, los ataques han sido a toda clase de naves.
Como consecuencia, el sector marítimo está desplazándose la ruta más larga, evitando el Mar Rojo, y rodeando el Cabo de Buena Esperanza. La situación ha ocasionado un aumento de los costos en las tarifas de transporte.