El intento de Jaime Gilinski y de su hijo Gabriel de quedarse con el Grupo Empresarial Antioqueño, y especialmente con las joyas más preciosas, Bancolombia, Sura, Nutresa y Argos, sin duda se ha convertido en la más apasionante pelea del mundo de los negocios en lo que va del Siglo XXI en Colombia.
De un lado está el banquero, quien a pesar de que ha hecho movidas muy audaces, lo cierto es que hasta hoy, casi un año después de comenzar a intentar la toma hostil, no ha podido lograr su cometido. Aunque no se descarta que en un futuro pueda conseguirlo.
En el otro lado están los presidentes de estas compañías y un puñado de familias antioqueñas que se han resistido de tal manera a doblegarse ante las ofertas de Gilinski que bien ya podrían escribirse sus nombres en la lista de las grandes epopeyas de Antioquia.
Es algo que no es fácil de entender para muchos sectores en el país. Las familias teniendo en sus manos la posibilidad de convertir sus acciones en oro y los administradores pudiendo dar un paso al costado y ahorrarse los ataques que les han lanzado desde la otra orilla, han preferido apostarle a una idea fundacional: conservar estas compañías que han forjado de cierta manera el carácter de Antioquia.
Porque si algo ha marcado la diferencia en el departamento con el resto del país es su tejido empresarial: mientras en otras regiones las empresas suelen ser de una sola familia, con todo lo que ello implica a la hora de tomar decisiones, en Antioquia se ha creado con un espíritu de cooperativismo y un carácter democrático. Ese solo detalle, el esquema de propiedad de las empresas privadas, define parte del carácter de una cultura.
La octava OPA
En ese orden de ideas, ¿qué significado tiene la OPA que lanzó esta semana el jeque árabe Tahnoon Bin Zayed para comprar entre el 25% y el 31% de Nutresa?
Primero hay que entender que International Holding (la compañía de inversión del jeque) es parte del mismo entramado de negocios en el cual los Gilinski se han parapetado para tomarse el GEA.
Este jeque es el presidente de la junta directiva del banco (First Abu Dhabi Bank) que le prestó a Gilinski para lanzar las OPA –pues de otra manera no habría tenido cómo hacerlo– y también es presidente de la junta directiva del Royal Group, que figura como socio de Gilinski en la compra de parte de Nutresa.
En total se han lanzado ocho OPA. Tres de Gilinski más el Jeque (a través de la firma Nugil) por Nutresa; esa misma sociedad hizo una OPA por Argos. Y Gilinski solo (JGDB Holding) lanzó tres OPA por Sura.
La manera como han hecho las OPA es significativa porque sería un indicio de la estrategia: la idea es que Gilinski se quedaría con la parte financiera del GEA, en particular con Bancolombia, y por eso él lanzó solo la OPA por Sura, y el jeque se quedaría con Nutresa por dos razones fundamentales.
La primera es que Nutresa es un gran negocio para una banca de inversión. Para la muestra un botón: en apenas diez meses prácticamente duplicaron el valor que piensan pagar por cada acción de Nutresa (de 7,71 dólares en la primera OPA a 15 dólares en la OPA de esta semana). El aumento es exactamente de 94,5%.
Eso quiere decir, además, que aspiraban a comprar Nutresa por la mitad de su valor. Y que el tiempo terminó dándoles la razón a las juntas directivas de Argos y Sura, que en su momento argumentaron que las primeras OPA no interpretaban el valor real de Nutresa.
Gilinski y el jeque lograron comprar 27,6% de Nutresa (una joya del mercado de alimentos en el mundo) a precio de Black Friday. En ese momento (diciembre de 2021), los Gilinski marcaron a presión a los fondos de pensiones privados diciéndoles que tenían que vender para garantizarles una ganancia a sus afiliados. Hoy, visto en perspectiva, hay quienes dicen que los fondos de pensiones se apresuraron a vender y con el precio de hoy dejaron de ganar el doble. ¿Hicieron un mal negocio para sus afiliados?
¿Por qué sin Gilinski?
La otra razón por la cual el jeque árabe puede estar interesado en Nutresa es porque las empresas de alimentos son estratégicas para los emiratíes. Los Emiratos Árabes son un territorio en esencia desértico y, como explica Javier Mejía Cubillos, columnista de este diario y quien ha sido profesor de la Universidad de Stanford en Abu Dabi, “una preocupación grande del gobierno es asegurar la provisión de alimentos para el país”. De manera que, siendo el jeque de la “familia real” de Emiratos Árabes, hijo del fundador del país y cuarto en la línea de sucesión, comprar Nutresa es parte de su tarea.
El jeque tendría así razones suficientes para duplicar su apuesta para comprar a Nutresa. Entre otras cosas, porque la tercera OPA por Nutresa, que se lanzó en febrero, tuvo que ser declarada desierta porque solo les ofrecieron el 0,71% de las acciones. De manera que esta vez parece no querer fallar ni quedarse a mitad de camino.
¿Por qué el jeque Tahnoon decide lanzar la OPA solo? ¿Sin Gilinski? La respuesta, por ahora la tienen únicamente ellos, pero sin duda la hipótesis más fuerte, entre los analistas, es la de que esta octava OPA es un paso más en la estrategia de Gilinski para tomarse el GEA.
Porque si le resulta la oferta quedaría con la mayoría de Nutresa y lograría darle jaque mate al Grupo Empresarial Antioqueño. Si entre Gilinski y el jeque logran el control de Nutresa, automáticamente quedarían con el 13,2% de acciones de Sura. Y como Gilinski ya tiene 38% de las acciones de Sura, completaría más del 50%. Y si logra el control de Sura y de Nutresa, casi que se quedaría también con Argos, pues Sura tiene el 34,93% de esa empresa, y Nutresa el 12,41%. Le quedaría faltando tan solo 2,66% de las acciones para también hacerse con la holding de infraestructura.
Ahí sí habrían completado su jugada maestra. Ya podría tomar decisiones sin haber tenido que pagarle a nadie prima de control sobre una empresa, que es lo que usualmente cuesta más, y sin tener que reconocerle nada a los demás accionistas. Una historia que hace recordar la toma que hizo en su momento Julio Mario Santo Domingo de lo que luego se convirtió en Bavaria.
Hipótesis B: Vende Gilinski
Pero hay un detalle que tiene muy enredados a los analistas a la hora de llegar a esa conclusión certera: el porcentaje que ofreció comprar el Jeque es mínimo el 25% y máximo el 31,25% de las acciones de Nutresa.
Para lograr ese mínimo que busca no le basta con los minoritarios, pues estos suman apenas 23,77%. Es factible pensar que si llega a lograr un porcentaje importante, así sea menor al 25%, no dudará en comprarlo.
¿Por qué pone como mínimo de compra el 25% de las acciones y no el 19% que les hace falta para ser mayoritarios en Nutresa? ¿Y por qué no pone como máximo un 35% de las acciones, que son las que posee hoy Sura en Nutresa, por ejemplo, y en cambio pone el 31% que son las que tiene Nugil?
Por eso también se ha puesto sobre la mesa una segunda hipótesis y es que sea Nugil, la firma de Gilinski y el jeque, la que le venda al árabe.
Esta hipótesis, si bien es menos probable, no es descabellada en la medida en que la inversión de Gilinski (2.600 millones de dólares incluyendo las compras en Sura y Nutresa) parece estar atrapada porque no ha logrado el control de ninguna de las compañías. Y mientras no logre el control, Gilinski podría entrar en un terreno fangoso en materia financiera porque, dicen los expertos, si las acciones de estas empresas caen en la bolsa no tendría cómo respaldar el préstamo que le hicieron los árabes.
¿Van a vender los paisas?
El hecho de que el jeque vaya solo no quiere decir que hayan disuelto la sociedad. Pero lo que sí se puede afirmar es que demostraría que el principal interesado en Nutresa es él y solo él tiene la caja para doblar la apuesta, algo que Gilinski no puede hacer.
En uno u otro escenario, si es parte de la estrategia de Gilinski o si es una salida con ganancia para el banquero, la pregunta clave es si la oferta del jeque será suficiente para que se queden con el GEA. Ese nuevo precio sin duda le apunta a dos flancos.
Por un lado las empresas y familias que tienen porcentajes de menos del 3% de las acciones de Nutresa para las cuales en teoría funcionaría la tentación del aumento del precio de la acción a 15 dólares.
Y el otro flanco es los que tienen el grueso de las acciones, que son Grupo Sura con el 35,23%, Nugil (la de Gilinski y el jeque) que posee 31,09%, y Argos que cuenta con el 9,94% (suman 76,26%). La estrategia podría estar apuntándole a que ya Gilinski con tres sillas de siete en la junta de Sura podría incidir para que esa compañía decida vender esas acciones.
En ese orden de ideas, el hecho de que el jeque haya lanzado solo esta cuarta OPA por Nutresa tendría sentido para que, en teoría, los Gilinski no se tengan que declarar impedidos en la junta de Sura a la hora de votar si se venden o no las acciones. Sin embargo, es muy debatible, porque de todas maneras al ser ellos socios de Nutresa y también de los árabes interesados tendrían que declarar un conflicto de interés que les impediría participar en esa decisión de la junta.
Por no hablar de las consecuencias que podría tener para el propio Sura. Porque, como ya se dijo, si llega a triunfar el jeque en este octavo intento, la dupla Gilinski-Jeque se queda con Sura y casi con Argos.
Y ya podrían desarmar el GEA de a pedacitos, tomar determinaciones por las cerca de 125 empresas que lo conforman, sin pedirle permiso a nadie. Y si eso llega a suceder, el último bastión que queda en Antioquia y tal vez en el país, de un modelo empresarial absolutamente democrático, quedaría absorbido por el modelo de las empresas de un solo dueño, de una sola familia.
O de dos, los Gilinski por un lado y por el otro el Jeque Bin Zayed, a quien se le acusa de estar involucrado en casos de espionaje a usuarios de la red social emiratí ToTok, por lo cual Google y Apple bajaron la aplicación de sus tiendas; y también figuró en los Pandora Papers, en octubre pasado, acusado de ser dueño de una empresa en las Islas Vírgenes Británicas que usaba la figura de “acciones al portador”, que entre otras cosas le dan anonimato total al propietario de títulos y están prohibidas en varios países.