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¿Fin de los combustibles fósiles? Los vacíos que dejó la COP28 en Dubái

La financiación para países subdesarrollados, la velocidad de las acciones climáticas y la inclusión de combustibles de transición dejaron algunas dudas tras la convención.

  • El acuerdo ha sido calificado como histórico y sin precedentes. Y aunque no se da ninguna fecha establecida para esa transición, menciona que se debe acelerar el ritmo durante esta década crítica, con vistas a alcanzar un balance neto cero en 2050. Foto: El Colombiano
    El acuerdo ha sido calificado como histórico y sin precedentes. Y aunque no se da ninguna fecha establecida para esa transición, menciona que se debe acelerar el ritmo durante esta década crítica, con vistas a alcanzar un balance neto cero en 2050. Foto: El Colombiano
¿Fin de los combustibles fósiles? Los vacíos que dejó la COP28 en Dubái
13 de diciembre de 2023
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Infográfico

Tras dos semanas de negociaciones, en las que cerca de 200 países debatieron la forma de atajar conjuntamente la crisis climática, la Cumbre del Clima de Dubái (COP28) acordó iniciar una transición para dejar atrás los combustibles fósiles.

En el documento, titulado ‘Balance Global’, el tira y afloje se dio en torno a varios términos, como phase out (eliminación progresiva) y unabated (sin técnicas de mitigación).

De hecho, Manuel Pulgar, director de Clima y Energía del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) y presidente de la COP20, lamentó que “la inclusión de la palabra unabated desviara la atención hacia tecnologías cuestionables como la captura y almacenamiento de carbono a gran escala y los combustibles de transición, proponiéndolas como soluciones. Esto no es así. Para que el planeta sea habitable, necesitamos eliminar por completo todos los combustibles fósiles”.

Pese a esto, el acuerdo ha sido calificado como histórico y sin precedentes. Y aunque no se da ninguna fecha establecida para esa transición, el texto menciona “acelerar el ritmo durante esta década crítica, con vistas a alcanzar un balance neto cero en 2050”.

Para llegar a esa meta, los países recogieron las recomendación de la comunidad científica: se deberán rebajar las emisiones en al menos un 43% para 2030 y en un 6% para 2035, respecto a los niveles de 2019.

También se estableció triplicar la capacidad de energía renovable a nivel mundial y duplicar el ritmo de aumento de la eficiencia energética para finales de la década.

“Qué las decisiones se hayan tomado en Dubái es una ratificación que todas las compañías y países petroleros del mundo están comprometidos en avanzar en la descarbonización para alcanzar la carbono neutralidad y la transición energética, procesos que no tienen una única receta y dependerán de las condiciones de cada nación”, comentó Julio César Vera, presidente de Xua Energy y analista del sector.

Un sabor agridulce

Una de las primeras en reaccionar al acuerdo al que se llegó en la COP28 fue la ministra de Medio Ambiente, Susana Muhamad: “No es una salida fácil, porque no es una transición energética sino económica que debe llevar a los países productores y consumidores a unirse en un Tratado de No Proliferación”.

Sin embargo, la ministra también cuestionó la inclusión de los combustibles de transición, al considerar que desvían la atención y el capital, así como el papel de la banca internacional. “Dejar los combustibles fósiles debe ir respaldado por un cambio de las reglas del sistema económico y financiero internacional, que hoy son desventajosas y mantienen una desigualdad estructural entre países desarrollados y en desarrollo”, anotó.

Y es que uno de los grandes cuestionamientos es si los países de América Latina están preparados para cumplir con los compromisos de acción climática, pues la Cepal calculó que, para lograrlo, se requiere una inversión de entre 3,7% y 4,9% del Producto Interno Bruto (PIB) regional por año hasta 2030.

Además, en el caso de Colombia, todavía se depende bastante de las divisas petroleras: solo en impuesto de renta la minería y los hidrocarburos le dejaron el año pasado al país $27 billones en aportes, por encima del comercio ($17 billones), la industria ($11 billones) y las actividades financieras ($8 billones).

Y la explotación de combustibles fósiles representa el 60% de los ingresos por exportaciones de la balanza comercial colombiana. Por esto, y aunque la COP28 dejó una buena noticia al adoptar un fondo para pérdidas y daños causados por la crisis climática, para Muhamad quedaron “muchos vacíos en lo financiero y en los mecanismos de implementación claros para los países con menos capacidades”.

De hecho, tratando de abordar esa problemática, la Cepal destacó durante la convención la necesidad del financiamiento en sectores económicos como el cambio de uso de suelo, agricultura, ganadería y silvicultura, que a nivel regional representan el 58% de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Al respecto, Carlos Vasco, docente de la Universidad de Antioquia, consideró que primero se debe definir con qué velocidad hay que realizar esa sustitución de los fósiles por las renovables.

“Aquí la pregunta es quién paga por la velocidad con la que se hace la transición. Porque, por ejemplo, un país desarrollado puede plantear que todos se cambien a vehículos eléctricos e híbridos, desde el punto de vista regulatorio. Pero en países subdesarrollados no puedes exigirle a la gente eso, porque los carros más baratos superan los $100 millones, muy por encima de la capacidad de endeudamiento de la mayoría de familias,”, explicó.

Finalmente, y en palabras del exministro de Minas y Energía, Amylkar Acosta, aunque algunos insistieron hasta el final en decretarle a los fósiles la eutanasia, la COP28 optó por los cuidados paliativos: “Los términos de la declaración final nos sitúa en el justo medio, ni tanto que queme al santo ni tan poquito que no lo alumbre. Aceptando que estamos todavía en el punto de partida de la acción climática y no en el de llegada a la meta”.

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