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¿Llegaría el gas venezolano a Colombia en 2025? Estos son los obstáculos

Problemas de infraestructura del gasoducto, sanciones contra Venezuela y la calidad del gas, dificultarían que para ese año inicie la negociación.

  • Actualmente, Colombia importa gas desde Estados Unidos, Reino Unido y Trinidad y Tobago para suplir la demanda que requieren las termoeléctricas y enfrentar eventos como el fenómeno de El Niño. Foto: Cortesía
    Actualmente, Colombia importa gas desde Estados Unidos, Reino Unido y Trinidad y Tobago para suplir la demanda que requieren las termoeléctricas y enfrentar eventos como el fenómeno de El Niño. Foto: Cortesía
¿Llegaría el gas venezolano a Colombia en 2025? Estos son los obstáculos
10 de abril de 2024
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La idea de que Colombia importe gas de Venezuela no es nueva. Desde 2007, los dos países tienen un acuerdo que autoriza a Ecopetrol y Pdvsa a la compraventa y transporte de este combustible a través del gasoducto binacional Antonio Ricaurte. Y aunque ahora se pretende retomar dicha negociación, hay obstáculos jurídicos, económicos y operativos que dificultarían los planes.

Bajo este panorama, en el que hay más dudas que certezas, lo que está claro es que las reservas de gas de Colombia se encuentran en un momento crítico: en los últimos 10 años han caído 51%, pasando de 5.727 gigapiés cúbicos a 2.817 en 2022, por lo que dentro de 4 o 6 años habría déficit para atender la demanda.

Relacionado: Importar gas desde Venezuela, ¿qué pasará con la autonomía energética y las tarifas?

Y si bien existen proyectos que garantizarían el suministro hasta 2028, el presidente de Ecopetrol, Ricardo Roa, aseguró que para desarrollarlos se tardarían entre siete y nueve años. Por esta razón, según Roa, sería necesario que a partir de 2025 se comience a traer gas del vecino país.

No obstante, para los expertos esto no se lograría, al menos para ese año, dados los graves problemas de infraestructura que presenta la tubería, las sanciones sobre Venezuela y la falta de claridad sobre la calidad del combustible.

Los ‘peros’ del gasoducto


Hace unos días se conoció que Venezuela está dispuesta a pagar las deudas de la sucursal de Pdvsa Gas en Colombia, incluso de capitalizarla, para que cumpla la tarea de importar gas al país.

El plan de negocios de Pdvsa es realizar las inversiones necesarias para la rehabilitación y operatividad del gasoducto Antonio Ricaurte, las tres estaciones de seccionamiento y una tipo terminal, en un plazo menor a un año contados a partir de la confirmación del acuerdo de reorganización.

El problema, para los expertos, es que estos trabajos de adecuación tardarían varios años, por lo que no sería viable comenzar la importación en 2025, pues esta tubería no ha sido utilizada desde 2015 y la falta de mantenimiento representaría riesgos de seguridad.

Entérese: Reservas de gas natural en Colombia están en estado crítico: se redujeron a la mitad en los último 15 años

De hecho, el vicepresidente de Estrategia y Asuntos Regulatorios de la Asociación Colombiana del Petróleo y Gas (ACP), Andrés Bitar, comentó que actualmente existen diferentes puntos del gasoducto que están descontinuados y las estaciones de compresión fueron desmanteladas.

Según Bitar, poner en operación los puntos que están en mal estado podría demorar entre dos y tres años.

Del mismo modo, Luz Stella Murgas, presidenta de Naturgas, consideró que los trabajos para recuperar este ducto no demorarían menos de un año.

Otros analistas manifestaron que, al estar tantos años fuera de servicio, la readecuación requerirá de grandes inversiones.

“No será fácil: se encuentra deteriorado debido a saqueos, válvulas ilícitas, robo de partes de la tubería y años sin servicio de vigilancia ni mantenimiento. Se debe invertir una suma considerable para ponerlo en operación, pero el gasoducto es de PDVSA, por lo que no sabemos el precio ni si cumple con los requerimientos técnicos”, indicó Sergio Cabrales, profesor de la Universidad de los Andes.

Hay que recordar que fue el entonces presidente Álvaro Uribe quien firmó la compraventa de gas con el entonces mandatario de Venezuela, Hugo Chávez (fallecido). Posteriormente, los dos exmandatarios inauguraron en 2007 el gasoducto.

“Se impuso la tesis de la solidaridad, que tiene que ser el pilar subyacente a la integración (...) Colombia comparte sus propias reservas de gas durante el tiempo que alcancen, y si en ese momento no tuviere más, Venezuela nos proveerá”, expresó Uribe en ese momento.

La tubería, que se extiende desde los yacimientos de gas de la región occidental de Venezuela, cerca al lago de Maracaibo, hasta la estación Ballena, en La Guajira, tiene una longitud de 224 kilómetros, de los cuales 88 kilómetros se encuentran en el territorio colombiano.

Su capacidad es de aproximadamente 500 millones de pies cúbicos día y la inversión para su construcción, que estuvo a cargo de PDVSA, fue de 335 millones de dólares.

De acuerdo con Roa, inicialmente se estaría pensando en transportar unos 50 o 60 millones de pies cúbicos diarios de gas.

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Los otros cuellos de botella


Desde el punto de vista jurídico, Murgas explicó que para que Ecopetrol pueda comprar o tener relaciones comerciales con Pdvsa necesita la autorización de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (Ofac) de Estados Unidos, que administra lo que conocemos como “Lista Clinton”.

“Para eso, Ecopetrol ya pidió una autorización a la Ofac, pero aún no ha recibido respuesta”, afirmó Murgas, y agregó que también dependerá del levantamiento de las sanciones generales de Estados Unidos, pues de volverse a imponer, la petrolera colombiana, al cotizar en la Bolsa de Valores de Nueva York, no podrá hacer negocios con esa empresa.

Respecto a la calidad del gas, Murgas manifestó que actualmente no se conoce cuál es la calidad que tiene el energético venezolano. Y Colombia cuenta con una regulación robusta, la cual exige el cumplimiento de ciertos requerimientos técnicos como retirar el CO2 y subir la presión y el punto de rocío.

Otro aspecto es la confiabilidad. Según Bitar, gran parte de la matriz energética del vecino país depende de las generadoras térmicas que necesitan el gas para operar.

“Si Venezuela requiriese gas para prender sus térmicas, es muy posible que ellos privilegien prender sus térmicas que enviarle gas a Colombia. Es mucho mejor tener gas colombiano, que depender de un gas en donde no sabemos si vamos a tener confiabilidad al 100%”, señaló.

Así las cosas, para los expertos y gremios del sector el gas importado desde Venezuela es bienvenido siempre y cuando se tome como un respaldo, ya que la prioridad debe ser la producción del combustible en suelo nacional.

“Hay que habilitar las fuentes externas de gas, con el propósito de garantizar el suministro. Pero Colombia tiene que darle prioridad a incrementar la exploración y desarrollar los descubrimientos de gas que hemos realizado en tierra firme y costa afuera”, puntualizó la dirigente de Naturgas.

Vea más: ¿Por qué está rezagada la construcción de más hidroeléctricas en Colombia?

Actualmente, Colombia importa gas desde Estados Unidos, Reino Unido y Trinidad y Tobago, para suplir la demanda que requieren las termoeléctricas y enfrentar eventos como el fenómeno de El Niño.

Entre enero y diciembre de 2023 se registró un promedio de importación de gas de 88,9 millones de pies cúbicos por día, lo que significó un aumento de 2.506% frente al mismo periodo de 2022 (85,5 mpcd más).

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