A partir del 1° de noviembre de 2023 empiezan a regir los impuestos saludables que se aprobaron en la reforma tributaria de 2022, algo que ha generado ruido en cuanto a su posible impacto en la inflación.
En este sentido, Ricardo Bonilla, ministro de Hacienda, señaló que el efecto de este impuesto sobre la inflación total es de 0,21 puntos porcentuales (p.p.) en 2023; de 0,11 p.p en 2024, y de 0,12 p.p en 2025.
Así mismo, indicó que esta nueva medida solo tiene efecto en 21 de los 443 productos que componen la canasta básica familiar.
Este efecto, según la cartera de Hacienda, es de única vez y se materializaría con la entrada en vigencia del impuesto, además es consistente con el escenario macroeconómico proyectado en el Marco Fiscal de Mediano Plazo de 2023.
“Este impuesto tiene el carácter de disuasión del consumo, no de generar recaudo. La razón es sencilla: es un impuesto de salud pública. Y este no grava frutas, verduras, tubérculos, leche, carne, huevos, pescado, granos, ni pan”, explicó Bonilla.
Sobre esto, el economista Raúl Ávila anotó que habría que mirar cuánto sería el impacto específicamente en la inflación de alimentos. “Si tomamos como ejemplo ese 0,21 p.p., quiere decir que si tenemos una inflación de 2%, esta aumentaría a 2,21%, entonces igual habrá una incidencia. Ahora, tenemos que mirar, por ejemplo, cómo es el comportamiento en la temporada navideña, pues es donde más la gente demanda galletas y este tipo de alimentos”, dijo.
De acuerdo con la cartera de Hacienda, con miras a desincentivar el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados, pues esto puede acarrear enfermedades graves como la diabetes u obesidad, los productos gravados serán aquellos comestibles que, como ingredientes, se les haya adicionado azúcares, sal/sodio o grasas suficientes para llevar el sello frontal de advertencia establecido por el Ministerio de Salud.
Además, los productos gravados únicamente serán aquellos que, teniendo estos sellos frontales de advertencia, pertenezcan a las partidas y subpartidas arancelarias establecidas en la Ley, como es el caso de las golosinas, embutidos o paquetes de frituras.
Cabe recordar que el aumento en sus precios dependerá de la cantidad de sodio y azúcares que tengan: si estos superan los estándares permitidos, será del 10% el impuesto saludable. Dicha tarifa aumentará hasta llegar al 20% en 2025.
Para las bebidas azucaradas, las que contengan entre 6 y 10 gramos de azúcar pagarán $18 por cada 100 mililitros, y las que tengan 10 gramos de azúcares añadidos pagarán $35.
Están exentos de este gravamen alimentos como el pan, las obleas, el salchichón, la mortadela, el arequipe, y el bocadillo.