Las tarifas en los pejaes cobijados con la congelación de 2023 deberán normalizarse el primero de julio del año entrante. Así lo reveló un proyecto de decreto expedido por el MinTransporte en el que se detalló que
Las tarifas en los peajes deberán normalizarse para el primero de julio del año entrante; así lo reveló un proyecto de decreto expedido por MinTransporte, en donde se detalló que el incremento será progresivo.
Vale recordar que el Gobierno congeló el valor de los peajes argumentando que quería mitigar la desbordada inflación que los colombianos vienen enfrentando desde 2021.
La idea generó controversia desde el principio porque es bien sabido que una congelación no es igual a una condonación, y en algún momento sería necesario ponerse al día con las cuentas.
Según los cálculos del MinHacienda en ese momento, subsidiar el diferencial que no se le cobraría a los usuarios podría costarle a la Nación hasta $800.000 millones y de todas maneras habría que indexar el 13% que no se subió este año y agregarle el 9% que debería subir para 2024 (ver Para Saber Más).
Inclusive, los concesionarios a cargo de construir, operar y mantener los proyectos viales afirmaron que esta medida ponía en riesgo sus estados financieros y la inversión extranjera que entra al país para el desarrollo de la infraestructura.
Un incremento gradual
Entre las consideraciones expuestas por MinTransporte, se lee que “los índices macroeconómicos de los últimos meses han indicado una estabilidad inflacionaria en el costo de vida, según reporte del mes de septiembre de 2023 que destacan que la variación anual del IPC fue 10,99%, es decir, 0,45 puntos porcentuales menor que la reportada en el mismo periodo del año anterior, cuando fue de 11,44%”.
Así las cosas, la cartera detalló que realizará —mediante las resoluciones correspondientes— el incremento gradual de las tarifas, aunque no detalló si para entonces los cobros reflejarán el 13% que debió incrementarse este año y el 9% que se proyecta para 2024.
Juan Camilo Restrepo, exministro de Hacienda, calificó ese congelamiento parcial como una “costosa improvisación, valió un billón de pesos que hay que resarcir a los concesionarios congelados en 2023”.
Coincidió en que este es un mal antecedente, teniendo en cuenta que “aleja la inversión en infraestructura, pues la gente quedó con el temor de medidas similares en otras concesiones”.
Ese punto cobra más relevancia en un Estado como el colombiano, cuya capacidad de gasto no se equipara con la de países desarrollados, por lo que necesita de las alianzas público-privadas (APP) o iniciativas privadas (IP), de otra manera, el país tendría que esperar muchos años más para tener esos grandes proyectos.
¿Un daño ya hecho?
Ricardo López, gerente del concesionario Vías del Nus, hizo notar que, en su caso, la medida ya causó un impacto negativo que al día de hoy totaliza más de $22.000 millones, dado que, según le comunicó a este diario, el Gobierno nunca cumplió con los pagos del diferencial, y por eso presentaron una demanda.
Frente a la normalización de las tarifas, mencionó que “la noticia es ambigua, dicen que en julio del año entrante todo quedará restablecido. El real impacto para esa fecha dependerá de la precisión con la que salga el nuevo decreto”.
“Lo único que yo puedo decir —añadió— es que el impacto para Vías del Nus ya va en $22.000 millones, eso es progresivo y cada día que siga pasando en esta situación, ese valor se irá aumentando”.
Ya se preveía que ese subsidio tendría que desmontarse, toda vez que la adición presupuestal que aprobó el Congreso dejó una partida de $500.000 millones para pagarles a los concesionarios. No obstante, la Cámara Colombiana de la Infraestructura (CCI) calculaba que la cifra necesaria se acercaba a los $800.000 millones.
De otro lado, Juan Camilo Restrepo expuso que el efecto real de esta medida sobre la inflación es relativo e imperceptible: “Y por último, el descongelamiento llega en el peor de los momentos ahora que se anuncia que se empezará a reducir el subsidio del diésel”.
El impacto en la inflación se diluirá
Según las más reciente Encuesta Mensual de Expectativas Económicas, aplicada por el Banrep, la inflación en 2023 terminará en 9,5%, que sería 3,6 puntos porcentuales más baja que la del 2022. Sin embargo, hay proyecciones menos favorables como las del Fondo Monetario Internacional (FMI), que sitúa ese indicador en 11%.
Y no se puede perder de vista que al galón de gasolina corriente le quedan al menos tres incrementos más que presionarían el costo de vida. Además, el Gobierno también tiene planes de ajustar el precio del diésel, que al ser el combustible que mueve la carga de alimentos y otros bienes, generará una presión adicional. En resumidas cuentas, el gasto en los peajes habría sido alto y poco eficaz contra la inflación.