La red de minimercados residenciales Cerkatti nació hace más de un año y funciona bajo el modelo de la honestidad. Ofrece una amplia variedad de productos para las necesidades del hogar, lo que convierte a este emprendimiento en una alternativa para el “desembale”, para que las personas no tengan que ir a un supermercado o pedir un domicilio.
En la actualidad existen 30 puntos: 27 están en unidades residenciales en Medellín, Envigado, Sabaneta, La Estrella, El Retiro y Rionegro; los otros tres en empresas, un nicho al que también están entrando con un formato similar, pero un poco más personalizado: ofrecen productos para el hogar y, sobre todo, una oferta más saludable para comer en la oficina.
Felipe Pabón Luna es el fundador y gerente de Cerkatti, y dijo que este proyecto inició como una idea para “desembalar” a la gente en las unidades, que puedan comprar ese ajuste de una manera fácil y rápida. “Al principio fue un poco complicado vender la idea porque la gente no se imaginaba que fuera posible, pero a medida que logramos entrar a las unidades el voz a voz nos ayudó a crecer”, contó.
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La forma en que Cerkatti llega a los conjuntos residenciales es por medio de las administraciones, quienes pasan la propuesta a los consejos administrativos de las unidades que son los que toman la decisión.
Cada punto lo surten de acuerdo al espacio que el edificio disponga. Sin embargo, en todos hay lo básico. Un congelador con productos como helados, también una nevera donde se conservan lácteos, arepas y gaseosas. Al lado está la estantería con más artículos como detergentes, granos, aceite, mantequilla, mecato, huevos, salsas, entre otros.
El cuarto módulo es el punto de pago donde el usuario, después de escoger el producto, escanea el código de barras para conocer el precio a través de una pantalla digital, para luego realizar el proceso de pago que puede ser por medio del método de transferencia con QR o con datáfono que recibe tarjetas débito y crédito.
Cerkatti es una empresa basada en la confianza, eso quiere decir que en los 30 puntos de venta habilitados no hay personal atendiendo, sino que los mismos residentes son los encargados de hacer todo el procedimiento de compra.
“Nosotros le apostamos mucho a la honestidad, esa es la base de la empresa porque si la gente no fuera honesta este modelo no nos funcionaría. Cuando uno le da esa confianza a las personas de ponerles algo para su beneficio y el de toda la comunidad, el mismo actuar depende del funcionamiento del mercado”, explicó Pabón.
Sin embargo, toman varias precauciones para prevenir, por ejemplo, que los usuarios no paguen algún producto. En cada punto hay una cámara de vigilancia por donde pueden revisar que la gente está “portándose bien”, pero también es un medio por donde le brindan atención a las personas: permite una comunicación directa. También tienen una línea de WhatsApp habilitada para resolver dudas o inconvenientes en el proceso de compra.
Tienen un contacto muy cercano con los copropietarios. Por medio de la línea de atención al cliente les consultan periódicamente qué productos les hace falta en el punto o qué quieren que lleven. Hay una unidad en el barrio El Poblado donde, por ejemplo, la leche de almendras es sagrada, no puede faltar.
“Nosotros asumimos en un 100% el riesgo de que puede que nos encontremos con personas que no paguen o tengan fallas en el proceso de pago. En esos casos las unidades no tienen que responder. Siempre nos damos cuenta por inventarios, la cámara o los pagos. Lo solucionamos con apoyo del personal de seguridad que nos informa la identidad de la persona para encontrar la solución, por lo general luego nos hacen la transferencia. La mayoría de veces ocurre con niños, incluso los padres nos piden que vayamos a explicar a los menores cómo funciona el modelo de compra basado en la honestidad”, agregó.
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El proceso para surtir cada punto depende de la cantidad de personas que vivan en la unidad, el espacio y la rotación de los artículos. En unas llevan nuevos productos dos veces a la semana y en otras hasta cuatro.
Detrás de Pabón hay un grupo de tres empleados que trabajan en la empresa apoyándolo principalmente en la parte logística. En el sector El Poblado es donde está ubicada la bodega central a donde llega el surtido de los proveedores que luego es distribuido por los puntos.
“Lo bonito de esto es que las unidades tienen espacios que están de alguna manera muertos, áreas en zonas comunes, en un parqueadero o un lobby, entonces nosotros lo que hacemos es llevarles esta propuesta que se convierte en un beneficio para toda la unidad. No tiene ningún costo para la copropiedad porque nos encargamos de la adecuación del espacio, la operación del minimercado y el pago 100% de la energía que se consume”, explicó el gerente.
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En los últimos ocho meses ha dado apertura a 18 puntos de venta, lo cual podría representar un 70 por ciento de crecimiento de la empresa. El primer punto que inauguraron fue en el Parque Residencial San Cayetano en Rionegro, en marzo de 2022, y hace dos semanas llegaron a Ceratto en Las Palmas. Actualmente, se encuentran en proceso para abrir otros cinco puntos, que están en etapa de adecuación.
Frente a la expectativa de negocio, Felipe Pabón dijo que este proyecto buscarán expandirlo en otras regiones de Antioquia y a nivel nacional, llevar el modelo de Cerkatti a ciudades principales como Bogotá, Manizales, Cartagena, Barranquilla y Cali.