Si los hogares colombianos se pudieran conocer como cuando uno visita una “casa modelo” se podría decir que: es una familia de tres personas que vive con los servicios públicos casi a plenitud. Tiene energía eléctrica (98 %), gas natural (65,1 %), acueducto (87,6 %) y alcantarillado (75,4 %).
En cambio, los retos de conectividad son mayores, si se tiene en cuenta que 53,2 % hogares tienen conexión a internet, 42% ha dicho que tiene computador (de escritorio o portátil), tableta; mientras hay una oportunidad con la televisión por suscripción, que aunque ha caído en los últimos dos años, permanece en seis de cada diez hogares (66,6 %).
Así lo reveló la Encuesta Nacional de Calidad de Vida del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), aplicada a 89.522 hogares, muestra superior a la de 2016 (13.034) y 2017 (22.893).
Esto demuestra que el país “ha llegado a niveles aceptables de cobertura en servicios básicos, y este es un indicador importante de bienestar”, afirmó Luis Fernando Ramírez, vicerrector administrativo de la Universidad de la Salle.
Además, explicó, que el gas natural recientemente se entiende como “servicio público”, pero ha pasado algún tiempo para ello pues hay otras formas que lo reemplazan. En esta muestra, específicamente, para la cocina de los hogares hay opciones como la pipeta de gas (21,8 %), leña y madera (10,9 %), carbón y gasolina (0,2 %, cada uno).
Conectividad
Por otra parte, los servicios de la Cuarta Revolución Industrial “nunca se han considerado básicos”, puntualizó Ramírez, pero por las necesidades de comunicación y educación y por avances en la economía, es necesario aumentarlos.
Antioquia, con 54,7 % de cobertura y, pese a ser reconocida como la ciudad sede de la innovación, no es la más conectada, está después de Bogotá (75,7 %) y Valle (69,3 %). Hay regiones como el Caribe, Orinoquía y Amazonía y Pacífico, que a penas tienen entre 32 % y 35 % de cobertura, aunque han mejorado su acceso.
La buena noticia es que en la mayoría de regiones el acceso aumenta desde 2016; el reto: “los servicios siguen siendo costosos, aunque hay unas buenas perspectivas en mejora de acceso con los proyectos de ciudades inteligentes”, agregó Ramírez.
Y ¿estos datos para qué sirven? “Para obtener información que permita analizar y comparar las condiciones socioeconómicas de los colombianos, las cuales posibiliten hacer seguimiento a las variables necesarias para el diseño e implementación en políticas públicas”, dijo la entidad en el boletín técnico.
A simple vista, dice el profesor de economía de la Universidad Nacional Raúl Ávila se pueden identificar cambios de tendencia, por ejemplo, en que los hogares que pasaron de un promedio de cuatro integrantes a tres; con la era actual de los “unipersonales” (Ver Radiografía).
Sobre la vivienda
Es importante decir que hay más personas que están pagando una casa propia, al pasar de 4 % a 5 % en dos años, pero el número de inquilinos que viven con permiso del propietario sin dinero de por medio aumentó de 13,6 % a 14,7 %, al igual que los ocupantes de hecho, es decir, personas que están en un lugar sin ningún título de posesión (2,8 % a 3,6 %).
Para Ramírez esto es una clara muestra de la migración que impacta en los datos del Dane, mientras para Ávila también se puede adjudicar a la flexibilización de lo que se denomina “hogar”. Hay modelos de renta como el de Airbnb, puso de ejemplo Ávila, así como quienes comparten casa, pero es uno solo el que asume los gastos, explicó.
En cambio, el dato de quienes tienen vivienda propia se mantuvo estable y menos personas viven en arriendo o subarriendo, al pasar de 36,8 % a 33,8 % entre 2016 y 2018.
Y la protección social
En dos años, la cantidad de personas que dijo estar en el Sistema General de Seguridad Social en Salud cayó de 95,4 %, a 93,5 %; y mientras la afiliación al sistema contributivo disminuyó, al pasar de 50,1 % a 48,6 %, al subsidiado llegaron más personas, al aumentar de 49,7 % a 51,2 %. En Antioquia se ha precarizado la afiliación, al caer de 97,1 % al 95,3 %, según los datos del Dane .