x

Pico y Placa Medellín

viernes

0 y 6 

0 y 6

Pico y Placa Medellín

jueves

1 y 7 

1 y 7

Pico y Placa Medellín

miercoles

5 y 9 

5 y 9

Pico y Placa Medellín

martes

2 y 8  

2 y 8

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

3 y 4  

3 y 4

language COL arrow_drop_down

La deuda que aprieta a los países de América Latina

El total de la deuda externa del bloque latinoamericano es de US$1,5 billones. Colombia ocupa el sexto puesto en volumen bruto de deuda.

  • FOTO REUTERS
    FOTO REUTERS
La deuda que aprieta a los países de América Latina
11 de noviembre de 2017
bookmark

Los niveles de endeudamiento externo son disímiles entre los países de América Latina, lo que exige un análisis con elementos fundamentales para tener un panorama claro, sin caer en la incertidumbre ahora con la entrada en cesación de pagos de Venezuela.

Analistas consultados explican que más que el monto total de deuda de un país, se debe revisar su relación en función del producto interno bruto (PIB). Por ejemplo, la deuda pública bruta de la región registró en 2016 un 37,6 % del PIB latinoamericano, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

Es de anotar que el total de la deuda externa regional latinoamericana alcanzó 1,5 billones de dólares al 2016, cuando en 2006 era de 738.254 millones, según cálculos del Observatorio Empresarial de la Universidad del Rosario basado en cifras del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Cepal.

El país de mayor volumen de deuda absoluta en Latinoamérica es Brasil (335.361 millones de dólares), pero no significa que vaya a colapsar. Es entendible por ser la economía de mayor tamaño de la región. Le sigue México con 321.153 millones, Argentina con 188.266 millones, Chile con 162.588 millones, Venezuela con 142.869 millones y Colombia con 116.378 millones.

La deuda externa de la región se relaciona con el peso demográfico de las economías de los países. Brasil, México, Argentina y Chile representan el 64 % del total de deuda en Latinoamérica y el Caribe. Venezuela pesa 9,3 % y Colombia 7,5 % (ver gráfico).

Otros vecinos de la región que incrementaron su deuda en los últimos 10 años fueron Costa Rica (214 %), Chile (203 %), República Dominicana (161 %), Paraguay (159 %), México (156 %), Venezuela (144 %) y Honduras (130 %).

“Lo ideal es que cuando un país adquiera deuda lo haga para inversión y no para pagar gastos. Debe mantener capacidad para cumplir los pagos”, comentó a este diario Giovanni Reyes, investigador del Observatorio de Administración de la Universidad del Rosario.

La realidad latinoamericana preocupa en la medida en que es un bloque con alta dependencia exportadora de materias primas (commodities) o bienes relacionados con la explotación de recursos naturales y energías no renovables, sin componentes de valor agregado, haciéndolos vulnerables ante los vaivenes de los precios internacionales.

Para entender mejor, basta comparar a un país con lo que sucede en una empresa o con las familias, cuando de cubrir obligaciones de deuda se trata. Si se gastan más de lo que les ingresa tendrán que salir a endeudarse para cubrir esa brecha, siendo responsable con el pago. Al caer los ingresos tiene que bajar el nivel de gasto o si no colapsa el país, la empresa o el hogar.

En el caso de Venezuela, se pudo tener capacidad de pago cuando en años anteriores le ingresaron dólares provenientes del petróleo, pero no fue previsivo para ahorrar en época de vacas gordas, tampoco bajó el gasto y con la caída del precio del petróleo ahora enfrenta un panorama oscuro en sus finanzas, añadió Reyes.

Otro elemento que influyó en el aumento de la deuda externa de los países de Latinoamérica ha sido la devaluación de las monedas frente al dólar, encareciendo las obligaciones suscritas bajo la divisa estadounidense.

Déficit fiscal

De esta manera es que surgen otras variables macroeconómicas que dan origen a los altos niveles de deuda, como el ingreso fiscal que puede ser con superávit o con déficit.

Por eso están atados los niveles de deuda de un país con la caída en sus ingresos, lo que deja entrever que “nuestras políticas fiscales siguen siendo bastante procíclicas, lo que quiere decir es que no ahorramos en los buenos tiempos para soportar los malos, sino que tendemos a gastar mucho cuando hay abundancia de recursos”, aclaró por su parte Alejandro Torres García, jefe del Departamento de e Economía de la Universidad Eafit.

Hay casos en los que los gobiernos han gastado demasiado en programas de subsidios que poco impactan la productividad de la economía, es decir no se convierten en mayor crecimiento e ingresos fiscales hacia el futuro, lo que en el tiempo los hace insostenibles, tal y como ocurrió con Venezuela.

También hay otros casos en los que el gasto está más asociado a inversiones en infraestructura y educación, por ejemplo, factores que mejoran la productividad y el crecimiento a futuro de un país, lo que es bueno en principio

“Esta diferencia es importante porque da señales de cómo afrontar el déficit de un país: si orientarlo más a reducir los gastos o en aumentar sus ingresos”, añadió Torres.

En general, la mayoría de los países han emprendido programas para elevar el recaudo de impuestos, mediante reformas impopulares.

Sin embargo, ocurre que este tipo de medidas deben tomarse con cuidado porque si no, agravan la caída en el crecimiento de la región. El común denominador de los países de la región es que pocos de ellos se han concentrado en recortar el gasto y, cuando lo hacen, tienden a sacrificar programas de infraestructura en lugar de programas de subsidios o reducir la burocracia, lo que compromete el crecimiento futuro, siendo para el jefe de Departamento de Economía de la Universidad Eafit, un punto base para la discusión general.

Precisamente, en el caso colombiano existen algunos elementos importantes para evitar colapsos en las finanzas públicas y en las obligaciones con la deuda externa: existe un marco fiscal de mediano plazo, que de cierta manera obliga al Gobierno a ser más cuidadoso con el endeudamiento en el futuro. Mantiene esta regla y vela por su cumplimiento.

En términos de ingresos, ya se hizo una reforma tributaria que rige desde comienzos de año y pretende elevar el ingreso del gobierno y hacerlo menos dependiente de los precios del petróleo.

Por otro lado, vale la pena destacar que un gobierno puede endeudarse con nacionales (deuda interna) o extranjeros (externa).

Adicionalmente, hay deuda pública y deuda privada, que para el caso de Colombia es de 60 % y 40 %, respectivamente. “La mayoría de estas obligaciones son de largo plazo, que no representan amenaza para el país, porque su tamaño con respecto al PIB puede ser del orden del 45 %”, aclaró Ramón Javier Mesa Callejas, docente de Economía de la Universidad de Antioquia.

¿Qué implica un default?

La declaración de un gobierno de que no podrá cumplir con sus compromisos con los tenedores de su deuda es lo que desencadena esta situación.

Para el caso venezolano se torna más dramática porque el bloque internacional, el posible embargo de activos en el exterior y una inflación proyectada de 2.300 % para 2018, agravan su futuro, según el FMI. El costo de vida en ese país necesita seis salarios mínimos de allá para cubrir la canasta familiar (ver ¿Cómo sucedió?).

“Venezuela está al límite de un default, luego de que el presidente Nicolás Maduro anunciara que buscará refinanciar la deuda externa del país. El no pago será este 14 de noviembre”, apuntó Alberto Bernal, estratega en jefe de XP Securities.

El default implica cierre del financiamiento internacional, un aumento de las tasas de interés a las que le prestan a los nacionales y la obligación de disminuir el gasto del gobierno y de los ciudadanos para poder pagar la deuda, lo que genera recesiones e impacto social .

Infográfico
El empleo que buscas
está a un clic
Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD