Menos jóvenes trabajan y más buscan empleo sin encontrarlo. La falta de oportunidades y la brecha entre educación y mercado laboral son los principales desafíos.
El Dane, la entidad que se encarga de las estadísticas en Colombia, publicó recientemente su informe sobre la situación laboral de los jóvenes en el país. Las cifras, correspondientes al trimestre de abril a junio de 2024, no son muy alentadoras.
La participación de los jóvenes en el mercado laboral, es decir, aquellos que están trabajando o buscando trabajo, fue del 55,3%. Esto equivale a 0,5 puntos porcentuales (p.p.) menos que el mismo periodo del año pasado, cuando era del 55,8%.
En pocas palabras, menos jóvenes están activos en la búsqueda de un puesto de trabajo o en su desempeño de un empleo.
Además, la tasa de ocupación, que mide cuántos jóvenes efectivamente tienen un trabajo, bajó del 46,3% al 45,5% en comparación con el 2023. Esto quiere decir que menos jóvenes lograron encontrar ‘camello’.
Por otro lado, la tasa de desempleo juvenil subió al 17,7%, comparado con el 17,1% del mismo trimestre del año pasado. Esto significa que hay más jóvenes que están buscando trabajo y no lo encuentran.
Es así como los jóvenes ya sienten el fuerte impacto de la crisis económica que atraviesa el país, que llegó al mercado laboral, en el que las cifras muestran un estancamiento en la generación de empleo y deterioro en las condiciones laborales.
Según Germán Machado, consultor, analista económico, y profesor de Economía de Los Andes, cuando la actividad económica es más lenta, como ocurre entre 2023 y 2024, se deteriora el empleo y la informalidad suele aumentar, de esos, el empleo juvenil resulta uno de los más afectados.
“Prueba de eso son, por ejemplo, los últimos datos de Colombia, donde, según el Dane, aumentó el desempleo juvenil, con el agravante adicional de que menos jóvenes están buscando empleo y 1 de cada 4 no estudian ni trabajan”.
Así también lo hizo saber Anif, que señaló cómo hay dificultades para que la juventud se integre al mercado laboral. Por ejemplo, los jóvenes, entre 18 y 28 años, representan el 23,9% de la fuerza de trabajo, el 21,4% de los ocupados y el 44,8% de los desempleados de Colombia. “Eso deja en evidencia que hay ciertos riesgos con estas personas, y que afrontan diferentes retos”, José Ignacio López, presidente de la Anif.
A esto se suma el deterioro del ingreso en 2,5% en términos reales para los jóvenes de 21 y 25 años, contrario al ingreso medio de los colombianos, que creció 5,5% en los últimos 10 años, según Anif. Lo que evidencia que hay dos problemas graves: la brecha educativa y la brecha entre oferta y demanda.
“La diferencia entre colegios públicos y privados agrava la desigualdad más adelante en la vida y afecta la productividad laboral. Aunque hemos avanzado en acceso y cobertura educativa en todos los niveles, ahora debemos centrarnos en mejorar la calidad”.
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Oferta y demanda
A su vez, la discrepancia entre la oferta y la demanda de trabajo tiene en jaque a los empresarios que no encuentran jóvenes para sus vacantes. “Debemos fortalecer la formación en sectores que las empresas necesitan, como tecnología y el sector TIC. También es importante aumentar la competencia en la oferta de educación técnica y tecnológica, y fomentar programas de corta duración”.
En ese orden, los jóvenes no están estudiando las carreras con más salidas profesionales que les dé empleo, lo que agudiza aún más el panorama.
Por ejemplo, según Anif, la mayor parte de los jóvenes se gradúa de carreras como economía y afines (35,97%), ingenierías y arquitecturas (22,07%) y ciencias sociales (20,09%). Sin embargo, la mayor demanda de los empresarios va por otro lado; están buscando, a junio del 2024, según el Servicio Público de Empleo, profesionales de servicios administrativos y de apoyo, tales como recursos humanos, atención al cliente, comunicaciones, especialmente en campos como las telecomunicaciones, informática y software, y la administración pública, salud y educación.
Pero, según el Sistema Nacional de Información de la Educación Superior, los sectores que más tienen demanda para perfiles universitarios son administración pública, actividades profesionales, científicas y técnicas, servicios públicos, las financieras y de seguros, y la construcción.
“Pareciera haber una mayor cantidad de plazas disponibles para los jóvenes, pero no logran insertarse en el mercado laboral de manera exitosa, resultando en una tasa de desempleo más alta en comparación con otros grupos de la población”, advirtió Anif.
Por eso, el centro de estudio propuso incluir una educación y capacitación alineada con la demanda del mercado, la obtención de niveles de formación relevantes, como certificaciones, que sean valoradas en el mercado laboral, la promoción de iniciativas de emprendimiento juvenil y la creación de programas de mentoría.
“Los jóvenes colombianos enfrentan dificultades significativas para encontrar trabajo en comparación con sus pares en regiones más desarrolladas. Estas dificultades podrían estar relacionadas con una economía que no genera suficientes empleos de entrada para los jóvenes o con un sistema educativo que no los prepara adecuadamente para las demandas del mercado laboral actual”, estimó la investigadora Mónica María Correa, para un estudio de la U del Rosario.
Cifras actuales por sectores
En cuanto a los sectores donde más jóvenes están trabajando, el actual reporte del Dane mostró que el comercio y la reparación de vehículos es el principal, con un 19,3% de los jóvenes ocupados en este sector. Le sigue la agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca con un 14,8%. Sin embargo, el sector de transporte y almacenamiento fue el que más afectó negativamente la ocupación, con una caída de 1 punto.
Respecto a los tipos de trabajo, la mayoría de los jóvenes trabajan como obreros, empleados particulares (56,8%) o por cuenta propia (31,9%). No obstante, los trabajadores por cuenta propia fueron los más afectados, con una disminución de 1,7 puntos porcentuales, según el Dane.
“Lo anterior evidencia que los jóvenes comienzan su carrera laboral buscando empleo y conforme acumulan más años de experiencia, hay un desplazamiento a ser cuenta propia. Esto también puede estar explicado a que, para un joven, es más difícil encontrar herramientas para emprender, por ejemplo, acceso a capital, redes de apoyo, etc”, detalló el informe de Anif.
Por ramas de actividad, las que cuentan con más participación son las agropecuarias, mineras y artísticas, lo que según Anif evidencia que se contratan más jóvenes en aquellas actividades que presentan menores salarios. “De esta forma, es posible inferir que los jóvenes no han migrado hacia nuevas áreas laborales. La demanda de empleo en actividades especializadas parece emplear una mayor proporción de personas con más años de experiencia”.
En definitiva, el estudio sobre la inactividad de los jóvenes en el mercado laboral de la U. del Rosario enfatizó en que una proporción considerable de la juventud colombiana ni siquiera está buscando trabajo, posiblemente desalentada por la escasez de oportunidades o impedida por barreras como responsabilidades familiares, carencias en habilidades o falta de acceso a recursos educativos.
“Como consecuencia de la mayor competencia que suele haber en tiempos duros, los trabajadores menos educados y con menor experiencia (que suelen ser los jóvenes) sufren con mayor rigor los recortes laborales y tienen menor poder de negociación ante ofertas de empleos más precarios”, explicó el docente Machado.
Panorama mundial
Estos datos coinciden con el reciente informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que evidenció cómo la precarización de la mano de obra conlleva una “creciente ansiedad” entre los jóvenes, “que se esfuerzan por avanzar hacia la independencia económica y las siguientes etapas de la vida adulta”.
Asimismo, el organismo de Naciones Unidas alertó sobre el preocupante número de jóvenes de entre 15 y 24 años que no tienen empleo, ni estudian, ni reciben formación, situación que se acrecentó durante la pandemia. Pese a que ha habido una recuperación del empleo, en los últimos cuatro años, esta no ha sido universal.
Para ponerlo en cifras: el estudio de la OIT reveló que, en 2023, uno de cada cinco jóvenes, es decir, el 20,4% de la población mundial, no tenía empleo, ni estaba estudiando o en formación. De estos jóvenes, dos de cada tres eran mujeres.
“Ninguno de nosotros puede esperar un futuro estable cuando millones de jóvenes de todo el mundo carecen de un trabajo decente y, como consecuencia, se sienten inseguros e incapaces de construir una vida mejor para ellos y sus familias”, aseveró Gilbert F. Houngbo, director general de la OIT, en un comunicado.
Además, a nivel mundial, más de la mitad de los trabajadores jóvenes tienen un empleo informal, dice la OIT. “Las oportunidades para acceder a un trabajo decente siguen siendo limitadas en las economías emergentes y en desarrollo”, concluyó el informe.
De esta manera, los jóvenes colombianos están encontrando obstáculos particularmente difíciles en el camino hacia la inserción laboral y educativa, lo que podría ser un síntoma de desajustes estructurales en la economía, desafíos en el sistema de educación y capacitación, y posiblemente una falta de políticas que promuevan la integración de estos jóvenes en el tejido productivo.
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