La nuevo ola de comerciantes de las bebidas artesanales empezó a cocinarse en las casas y entre amigos, más tarde se convirtieron en emprendimiento.
El mercado de la cerveza artesanal en Medellín viene creciendo. Hoy, la ciudad cuenta con cerca de 20 establecimientos organizados. Entre el gremio se habla de la nueva ola, jóvenes que empezaron experimentando en sus viviendas la creación con cebada, malta y lúpulo para crear la bebida y compartir entre amigos, y ahora son emprendedores.
EL COLOMBIANO habló con productores de estas bebidas alternativas en la capital antioqueña. Encontró que se trata de un mercado relativamente nuevo y que es alimentado por una amplia oferta de estilos y sabores de cervezas que se pueden encontrar desde los $8.300 en adelante.
Lina Paola García Rojas es una de esas productoras y también fundadora de la Asociación Antioqueña de Cerveceros Artesanales (Asaca). Su marca se llama Perro Bravo y cumple cerca de cinco años en el gremio. Sostuvo que los productores crearon la Asociación porque no se trata de un mercado fácil de sobrevivir, pues las materias primas son costosas al ser importadas y la unión es una forma de hacerse más fuertes.
Marcas como: Espiga, Madre Monte, Hakuna, Hillerbrau, La Planta, Beer Lobos, 4S Medellín, 4 Hermanos, Patrimonial, Torrealta y Libre, son solo algunas de las que integran el gremio y que pueden ser alrededor de 120 en Medellín.
La vocera de Asaca sostuvo que se trata de un comercio que funciona por pequeños nichos de mercado, es decir “que estamos por sectores, no todos estamos en El Poblado, por ejemplo, La Planta está en La Candelaria y Madre Monte en Guayabal”.
El surgimiento
Pero, ¿de dónde salieron estás marcas que actualmente son una opción de consumo para ciudadanos y turistas en Medellín?
García Rojas explicó que , “antes de que empezáramos con esto, ya existían pelados que estudiaban biología, química y que estaban incursionando en el tema de hacer cerveza artesanal, todavía no era un negocio, pero ya estaban mirando cómo hacerla, hace como unos 10 años”.
De hecho, la productora añadió que muchas personas empezaron experimentando en sus casas e invitaban a sus amigos para “chicanearles la cerveza que habían producido, pero les quedaba gustando tanto que empezaban a comprar, luego invitaban a más amigos y así hasta que nacieron los bares, que fue un boom que empezó fuerte en 2019”.
Dicen que los cerveceros que no aprendieron por videos, en internet o en otras ciudades, lo hicieron de la mano de Marco Esteban Arango. Este comerciante es dueño de Prost Bier, un establecimiento que vende las materias primas para hacer dicha bebida, pero también es conocido por haber formado a unas 200 personas en la fabricación de esta clase de cervezas.
“Me formé como técnico cervecero en Brasil, comencé a dictar cursos desde el 2016. La mayor parte de cerveceros en Medellín empezaron conmigo haciendo un curso los domingos”, dijo.
Agregó que hay dos momentos de la artesanal en Antioquia, el primero se ubica entre 2008 y 2009, cuando aparecieron las marcas Tres Cordilleras y Apóstol.
“Estas fueron importantes porque dieron a conocer que existían otras clases de cervezas y sabores más allá de las industriales, e impulsaron conceptualmente lo que es una artesanal, que antes nadie conocía en Colombia”, explicó.
El segundo momento es el de la nueva ola, amigos que empezaron a fabricar cervezas en la casa y luego montaron su propia marca. “Este movimiento nace entre 2016 y 2019 y las primeras cervezas fueron Madre Monte, Libre, Hakuna y 4S, que todavía están en funcionamiento”, aseguró Arango.
La unión es el secreto
La vocera de Asaca y el propietario Prost Bier coinciden en que cada vez abren más cervecerías y eso significa un aporte para la economía y para la generación de empleo. De hecho, consideran que Medellín es el distrito cervecero de Colombia, ya que los premios internacionales y la calidad de la bebida lo respaldan, pero sobre todo el trabajo en gremio.
Y ¿cómo fue que emprendedores que recién empezaban en el mercado sobrevivieron a la pandemia y también crecieron con su producto, pese a que el costo de las materias primas importadas les dificulta competir con los precios de cervezas industriales?
“La clave es que la mayoría de cerveceros artesanales en Medellín están muy unidos y les gusta compartir información, hacemos colaboraciones. Las marcas más experimentadas transmiten su conocimiento y los nuevos aprendemos”.
El comentario es de Federico Beyer, creador de la marca Beyer Bru, un cervecero antioqueño que asegura jocosamente tener más cerveza que sangre en las venas.
Esto, porque su tatarabuelo Eduar y su bisabuelo Edi, ambos alemanes, administraban una cervecería en su país, pero la tuvieron que cerrar a raíz de los conflictos bélicos en esa Nación. Su bisabuelo huyó de la Segunda Guerra Mundial hacia Colombia y tuvo que dejar esa profesión de lado. Ahora, su bisnieto retomó la tradición en Caldas, Antioquia.
El progreso fruto del trabajo en equipo lo confirma Juan Carlos Porras, fundador de 4 Hermanos, una artesanal que cumple cuatro años.
“En momentos hicimos ciertos intercambios de conocimiento, yo soy publicista y me enfoqué en el diseño, entonces cuando empecé, ofrecía diseñar las etiquetas de las marcas a cambio de que me enseñaran a cocinar la cerveza y así empezamos a crear un mercado colaborativo en la ciudad. Tú me ayudas y yo te ayudo”, relató.
Esa misma unión y transmisión de conocimiento es el respaldo de cerveceros que apenas empiezan a surgir, como Luis Miguel Obando, que tiene una cerveza particular. “Es muy autóctona porque está hecha de quinua y no de cebada, está libre de gluten, de azúcar y baja de alcohol. Se llama Semilla. Se encuentra en el restaurante Verde Salvia, en El Poblado”, señaló.
Esa clase de particularidades se pueden encontrar en la gran variedad de estilos que ofrecen las artesanales en Medellín y que sus productores día a día trabajan para lograr nuevas fórmulas. Lo cierto es que como dijo Marco Esteban Arango, “este mercado llegó para quedarse”. Salud, Salud.
