Aunque el precio internacional del café alcanza niveles históricos, sobre los US$3,2 por libra en la Bolsa de Nueva York, el panorama para el sector cafetero colombiano está lejos de ser alentador.
Detrás de esta aparente “bonanza” se esconde una deuda millonaria que afecta directamente a las cooperativas de café, poniendo en jaque al sistema.
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La crisis tiene su origen en 2017, cuando la Federación Nacional de Cafeteros (FNC) y el Gobierno Nacional impulsaron un programa de compras futuras de café. Este esquema, pensado para generar mayores utilidades a los productores, permitía prevender la cosecha a precios que oscilaban entre US$0,80 y US$0,90 por libra.
Sin embargo, el sistema comenzó a tambalear cuando las cooperativas pactaron entregas sin garantías reales de producción, generando lo que los expertos llaman “posiciones propias” en la Bolsa de Nueva York.
En 2020, el panorama global cambió drásticamente. Una histórica helada y una sequía redujeron las cosechas en Brasil, el mayor productor mundial, disparando los precios del café. Lo que inicialmente parecía un plan rentable se convirtió en un problema, ya que las cooperativas debían entregar el café a precios pactados mucho menores que los del mercado.
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“Para 2021, el precio de referencia en la bolsa era de US$0,177 por libra, y para 2022 subió a US$0,183. Con la carga de café interno alcanzando $1,9 millones, era insostenible entregar a los $1,2 millones pactados previamente”, explicó Guillermo Trujillo, analista cafetero.
Actualmente, las cooperativas adeudan 34 millones de kilos de café, lo que equivale a más de $400.000 millones, aunque algunos estiman que la cifra podría alcanzar $1 billón si el precio internacional sigue subiendo. Según Germán Bahamón, gerente de la FNC, el 45% de los compromisos provienen de “posiciones propias” sin respaldo en producción real, aumentando el riesgo financiero.
La FNC ha implementado incentivos para mitigar las pérdidas, como un apoyo de $600.000 por carga para las cooperativas que entreguen el café rápidamente.
Sin embargo, esta medida no ha sido suficiente, ya que los precios internacionales continúan disparados, complicando aún más el cumplimiento de los contratos.