Un emprendedor caleño apuesta por residuos de frutas e insectos para producir alimento para gallinas ponedoras.
Si le hubiesen preguntado hace cuatro años si los sueños se cumplen, Andrés muy seguramente respondería que no lo sabe, pues nunca lo ha intentado. Si se le pregunta ahora, con ojos aguados diría que definitivamente el que persevera alcanza.
Andrés Felipe Copete Villa es un emprendedor caleño de 32 años que apostó por lo más inusual para crear empresa: inventarse una harina hecha de insectos (larvas y grillos) y residuos frutales para alimentar gallinas ponedoras.
Su objetivo es producir una alternativa sustentable con una opción más amigable con el planeta.
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El proyecto ‘Grupo Siclos’ emergió mientras aún laboraba como cocinero en un restaurante de comidas rápidas en el 2020, cuando al ver cómo los residuos de los alimentos eran vertidos a la caneca de basura, sintió gran impotencia, pues aseguraba que estos continuaban teniendo un uso provechoso, aunque al principio ni él mismo entendía el cómo.
Nada detuvo sus ganas de contribuir de una u otra forma al medioambiente. Así que, con una mente llena de sueños y un corazón inmerso de motivación y sin contar con el dinero, ni con los recursos, y, por si fuera poco, mucho menos con el apoyo, nada fue impedimento para que este hombre soltara su esencia de emprendedor, aquel que se esfuerza, persevera, cae y se vuelve a levantar, aquel que no se cansa de tocar puertas, pues fue en uno de estos varios intentos donde vio por fin una luz al final del túnel.
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Ese mismo año el Servicio Nacional de Aprendizaje, Sena, le brindó apoyo para realizar su proyecto, ayudándole a elaborar todo el tema de la harina, y prestándole los laboratorios para sacar la propuesta adelante.
Desde su casa comenzó con pequeños deshidratadores solares en los que ponía cascaras de todo tipo de frutas y verduras para luego triturarlas y volverlas polvo.
El proceso con los insectos fue parecido, y aún sigue siendo el mismo: inicio, crecimiento, engorde y sacrificio. En esta última, el insecto es congelado, pasando después al deshidratado solar, para finalizar con la etapa de molienda. Este emprendimiento es la sensación en la COP16, en Cali.
Los amigos y familiares confiaban en Andrés Felipe como emprendedor, pero no en el emprendimiento. Lo conocían tan bien que sabían que este hombre estaba lleno de potencial para lograr todo lo que se propusiera, pero también pensaban que era un completo loco. Por esto mismo, lo animaban a vender camisas o pantalonetas, mientras que él solo tenía su mirada en la meta que se había propuesto. Crear un negocio sostenible que ayudara al cuidado del medioambiente.
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Lo llamaron terco, obstinado y necio, pero ahora afirma que fue esta misma necedad, obstinación y terquedad la que lo hizo no mirar hacia atrás, solo seguir hacia adelante, sin importar el futuro que le deparaba, como quien cierra los ojos y salta al vacío, como quien camina sobre las aguas, solo recordando en que haber dejado la comodidad de su antiguo trabajo implicaría la lucha por un nuevo futuro.
En el 2022, el Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicaciones apoyó su emprendimiento con una página web en la que comenzó a publicar todos sus productos, expandiendo así su negocio de forma regional y nacional, llegando a un mayor alcance y generando más ventas.
Pues resalta que varias entidades confiaron en su propuesta, como la Secretaría de Desarrollo Económico, el programa de innovación tecnológica Red Tecnoparque del Sena y la Cámara de Comercio de Cali, siendo esta última con la que ahora va de la mano, pues, sin desfallecer por un momento y viendo como sus sueños se realizan, debuta en el stand de esta entidad ubicado en la Zona Verde que ofrece la COP 16 cerca a la iglesia La Ermita, mostrando a todo aquel que pasa el emprendimiento que propone dejar a un lado la tala de árboles para la producción de alimentos, y obteniéndolos de insectos y residuos orgánicos, alimentando a los animales de granja, especialmente a las gallinas ponedoras cuyos huevos también está comenzando a vender.
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En la actualidad, Andrés ha hecho del Grupo Siclos un negocio con economía circular, pues de este se desprenden diversas marcas en las que convierte cualquier tipo de “residuos” en un ciclo, como la marca Nido, enfocada en la construcción de panales de huevos por medio de impresión 3D reutilizando el plástico de las botellas de diferentes empresas para su elaboración, o la marca Sense, direccionada a la deshidratación de frutas y verduras a punto de deteriorarse.
Y como si fuera poco, incluso el excremento de los insectos con los que alimentan a las gallinas ponedoras es de gran importancia, pues con él se realiza el abono que es ofrecido como muchos de sus productos al público.
Este emprendedor orgullosamente caleño ha decidido no conformarse con pequeñeces, y se ha retado a ir más allá de lo que incluso puede imaginar. Aun en este punto afirma que le falta mucho por escalar, estando en sus planes adentrarse al mundo digital, siendo creador de contenido, no solo promocionando productos, sino enseñando cómo dejar huella en el corazón de la naturaleza, brindándole a otros jóvenes ansiosos por perseguir sus sueños el cómo hacerlo de una forma que impacte positivamente el entorno, siendo evidencia de que los sueños sí se hacen realidad, aunque al principio cueste un poco.
Informe escrito por María José Gutiérrez Rojas, del Centro de Medios UAO-COP16
