Hace ocho años Juan David Ruiz y su esposa, Andrea Villalba, decidieron emprender en el reciclaje y comercialización de elementos no ferrosos —como aluminio, cobre y níquel—, luego pensaron en la industrialización de este negocio y fue allí cuando decidieron especializarse en el aluminio.
Así nació Coalya, una empresa antioqueña dedicada a la fundición y comercialización de productos de aluminio y aleaciones especiales.
“Siempre soñé con tener mi propia empresa. Trabajé mucho tiempo como jefe de compras en una compañía y veía todo el movimiento comercial allí. Luego, me di cuenta de las necesidades de la industria nacional por el aluminio, así que apliqué mi conocimiento y experiencia y decidí abrir mi propia fundidora. Ahora somos proveedores de grandes empresas”, cuenta Ruiz.
El primer cliente de Coalya fue Cerro Matoso, compañía minera ubicada en Córdoba y una de las minas de ferroníquel a cielo abierto más grandes del mundo. También han trabajado con grandes compañías como Alumina en Yumbo, o Alealuminios en Tulúa, ambas en Valle del Cauca. Y actualmente, en el mercado antioqueño, son proveedores de Imusa e Incametal.
Las metas
Con el fin de mejorar sus estándares de producción, así como sus tiempos de entrega, Ruiz comenta que han participado en todos los programas de Colombia Productiva, una entidad del Ministerio de Comercio que impulsa a las industrias a producir más, con mejor calidad y mayor valor agregado.
Ahora Coalya hace parte de Fábricas de la Productividad, programa adscrito al Mincomercio, Colombia Productiva y las Cámaras de Comercio, que busca que las empresas mejoren sus indicadores de rentabilidad y eleven su capacidad para competir dentro y fuera del país.
“Las mejoras que hemos tenido en nuestros procesos han sido gracias a ese programa, porque llegó en un momento crucial para la empresa. Con las asesorías que nos han dado creo que hemos mejorado un 150%, porque como emprendedor hay muchas cosas que aún desconocemos en cuanto a producción y costos, por lo que necesitamos un constante acompañamiento”, dice Ruiz.
Y resalta que la mayoría de las empresas pequeñas y medianas no cuentan con presupuestos destinados exclusivamente a este tipo de asesorías, que por fuera, dice, pueden llegar a costar hasta $20 millones.
Ahora la meta de Ruiz es que su empresa produzca y comercialice 220 toneladas de aluminio por mes, ya que a la fecha producen 150.
Asimismo, entre sus principales propósitos está consolidarse en Antioquia y, más adelante, el sueño es expandirse y empezar a explorar más el mercado nacional, con miras a convertirse en un referente nacional.
No fueron ajenos a la crisis
Coalya no estuvo exenta de las dificultades globales de producción y disponibilidad de insumos.
“Nos hemos visto muy afectados, sobre todo porque nosotros trabajamos con el aluminio, que es un material que se negocia en la Bolsa de Metales de Londres (LME), y que lo afecta fácilmente cualquier conflicto o pandemia. Entonces, la materia prima que usamos pasó de costar $3.500 a $7.500 el kilo de aluminio”, apunta Ruiz.
Sin embargo, la compañía ha podido sobrellevar la crisis sin tener que despedir a ninguno de sus 16 empleados.
Actualmente, la compañía cuenta con un laboratorio de espectrometría, con el cual garantiza la composición química de los materiales que comercializa.
Según Ruiz, la fundición de los metales se hace a base de gas natural, contribuyendo así al cuidado del medio ambiente. También destaca que, de acuerdo al requerimiento de sus clientes, la empresa tiene la capacidad de generar lingotes de aluminio en diferentes pesos y composiciones químicas
220
toneladas de aluminio al mes es la meta de producción y venta de Coalya.