El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, figuró este fin de semana en el radar económico luego de ventilarse el coletazo que la caída del bitcóin ha significado para el país. Es que la inversión en dicho activo se le ha desvalorizado US$67 millones, lo cual podría agravarse en la medida que la criptomoneda alargue su racha bajista.
A mediados de la semana anterior el bitcóin se transó en menos de US$16.000, su precio más bajo desde 2020. De inmediato las miradas viraron hacia El Salvador, recordando que en septiembre del año pasado Bukele decretó que esta sería una moneda legal y protagonista en el país.
Desde ese mes –por lo menos en las cifras que ha hecho públicas el Gobierno– la inversión salvadoreña en bitcóin suma US$107 millones, que le ha servido para hacerse con casi 2.900 criptomonedas.
Puede leer: Dólar caro e inflación y tasas por las nubes, ¿hay en qué invertir?
No obstante, los planes no han salido como Bukele imaginaba. Este año la cotización del bitcóin ha ido en picada, a pesar de algún repunte a finales de marzo. Particularmente en noviembre la tendencia se agudizó, pues en tan solo días cayó desde US$20.000 a poco menos de US$16.000.
Justamente ese comportamiento volátil ha hecho que lluevan críticas. Uno de los acérrimos contradictores es el magnate Bill Gates, para quien “el valor de las criptomonedas es justo lo que otra persona decide que alguien más pagará por ellas, por lo que no se suma a la sociedad como otras inversiones”.
En un duro tono, el genio detrás de Microsoft dijo que esta clase de proyectos se basa en “la teoría del más tonto”, y a su gusto es mejor invertir en cosas con un resultado valioso. “El valor de las empresas se basa en cómo fabrican excelentes productos”.
¿Cuentas alegres?
Pero, volviendo a El Salvador, hay que decir que cuando Bukele apostó por el criptoactivo también dejó polémicos anuncios, como sanciones a aquellos empresarios que no lo aceptaran como método de pago.
Y cada tanto, cuando este se desploma, ha mostrado serenidad y se limita a argumentar que “hay que dejar de ver la gráfica” y “disfrutar la vida” porque desde su punto de vista se trata de un ciclo, ya que el valor “crecerá muchísimo”.
En medio de estas controversias el país ha estado en el centro de rumores que lo ponen en un posible “default” por falta de recursos para honrar, en enero de 2023, un bono de deuda de US$800 millones. Intentando calmar las aguas, Bukele mencionó que se han enviado dos proyectos de ley a la Cámara con los cuales se busca la recompra de ese bono y otro más a 2025.
Podría interesarle: Grupo Argos reportó ingresos por $15,6 billones a septiembre
Por si fuera poco, en esta novela salió otro protagonista: el Fondo Monetario Internacional (FMI). En un contundente pronunciamiento le dijo a El Salvador que “la adopción de una criptomoneda como moneda de curso legal implica graves riesgos para la integridad financiera y del mercado, la estabilidad financiera y la protección del consumidor”.
El ente aunó que con las políticas vigentes la deuda pública subiría a alrededor de 96% del Producto Interno Bruto (PIB) de ese país en 2026, en “una trayectoria insostenible”.
Por el momento Bukele no se baja de la idea de consolidar esta divisa, aunque cabe reseñar que en los últimos meses ha metido al congelador esas operaciones; de acuerdo con nayibtracker.com –portal que hace seguimiento a las inversiones en la criptomoneda que hace públicas el presidente Bukele en Twitter–, desde septiembre no ha habido ningún movimiento en esta dirección.