El precio interno de la carga de 125 kilos de café que hace dos meses estuvo en 1,05 millones de pesos, vuelve a inquietar a los cultivadores del grano, que desde entonces han visto descender ese valor en un 10,71 %, pues este fin de semana se cotiza a 942.000 pesos.
La reducción va de la mano de lo que ocurre con esta materia prima en los mercados internacionales y en particular en la bolsa de Nueva York donde el pasado 16 de diciembre se pagó a 1,38 dólares la libra, y el viernes se ubicó en 1,09 dólares, es decir 21,01 % menos. Y a comienzos de este mes bajó hasta 0,97 centavos de dólar por libra.
Para el gerente de la Federación Nacional de Cafeteros, Roberto Vélez Vallejo, este descenso está asociado al rol que cumplen los fondos de inversión que estuvieron vendiendo sus posiciones, así como a las noticias del coronavirus que presionaron los precios de las materias primas como el petróleo, el cacao, el azúcar y el café, y a la aparente debilidad de la economía global.
La Organización Internacional del Café (OIC), por su parte, anotó que en enero pasado el precio indicativo promedio perdió todo lo que había ganado tras dos meses de aumento, cayendo un 8,9 % al pasar de 1,17 dólares en diciembre de 2019 a 1,06 dólares el mes pasado.
Esta entidad explicó que ese comportamiento obedeció a la presión que ejerce la expectativa por la cosecha del Brasil, correspondiente al año cafetero 2020-2021, que será alta y a la incertidumbre macroeconómica global.
No obstante, al comentar el ascenso de nueve centavos de dólar que tuvo la cotización de la libra de café en los últimos siete días, Vélez escribió en su cuenta de Twitter: “Repunte de precio de la Bolsa de Nueva York ha llevado nuevamente al precio interno por los lados de los 950.000 pesos la carga. En realidad en este momento no hay mucho café en Colombia. Pero, ¿ese repunte no será un indicativo de que la cosecha de Brasil no será tan grande?”.
Buscando aliados
En tiempos de dificultades resulta pertinente sumar apoyos y en esa tarea el director de la Federación en Estados Unidos, Juan Esteban Orduz, reveló que habría opciones en la política exterior de Estados Unidos.
“Parte de esa misión la hace Estados Unidos respaldando a países aliados o en los que tiene algún interés, cosa que ocurre desde el Plan Colombia (1999) y el café también es una industria muy importante para los norteamericanos”, comentó el dirigente.
El propósito es que con el acompañamiento de la Asociación Nacional del Café (NCA por su sigla en inglés) los caficultores puedan hacer sentir su voz en el congreso estadounidense y sumar el respaldo de algunos senadores.
“Parte de lo que se intentará es focalizar o conducir recursos de la cooperación internacional norteamericana, aprobada por los congresistas, hacia países productores de café, entre ellos Colombia y algunas naciones centroamericanas (El Salvador, Guatemala y Honduras)”, precisó.
Parte de los argumentos que se les expondrán a los senadores está asociada al rol que cumple Colombia como socio comercial, de seguridad y de estabilidad para la región.
“Ese es un esfuerzo poderoso y habrá que hacerlo, aunque el resultado no se puede garantizar. Pero, será importante hacer notar el por qué esa cooperación sería relevante para los pequeños caficultores y que estos se puedan beneficiar de desarrollos de infraestructura y comunitarios”, añadió.
Consciente de que este es un año electoral en Estados Unidos, el dirigente reconoció que los próximos meses servirán para estructurar la iniciativa, vincular a productores centroamericanos y presentarla una vez pasen las elecciones de noviembre próximo (ver Paréntesis).
¿De más a menos?
Sobre 2019 la Federación resaltó que la producción cafetera habría cerrado en 14,8 millones de sacos de 60 kilos, un 9 % más que en 2018, y mencionó que ese volumen no se observaba desde hace más de 25 años (16,1 millones de sacos en 1992).
El gremio atribuyó los números al estado actual de la caficultura y a sus indicadores más relevantes: variedades resistentes en el 83 % de los cafetales, edad promedio de 6,6 años, densidad promedio de 5.243 árboles por hectárea y una productividad de 21,4 sacos hectárea (ver Informe).
No obstante, los datos revelados para el primer mes de 2020 mostraron una reducción de 19 %, pues en enero de 2019 la cosecha sumó 1,29 millones de sacos y en enero pasado fue de 1,05 millones.
En esa línea, las exportaciones también cayeron 6 %, al pasar de 1,16 millones de sacos en enero de 2019 a 1,10 millones de sacos en el mismo mes de este año.
Para Vélez, la producción colombiana al final de este año tendrá un comportamiento favorable. “Hemos tenido unas buenas florescencias lo que augura una cosecha positiva. Ha habido una escasez de lluvias, lo que es normal para esta época, pero los reportes climáticos para los próximos seis meses son normales”.
La clave para el grano colombiano este año, según el dirigente, estará en la prima que pagan los compradores internacionales. “Ese diferencial, en 2019, estuvo en el rango de los 28 y 30 centavos de dólar. Este año ha estado entre 32 y 35 centavos e incluso más, lo que quiere decir que se está vendiendo la libra de café de Colombia en valores de 1,40 y 1,50 dólares” (ver gráfico).
El viernes, en la presentación de las cifras de crecimiento económico de 2019, el director del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), Juan Daniel Oviedo, comentó que en el último trimestre del año anterior el sector cafetero mostró un crecimiento de 14, 1 % debido a la dinámica derivada de la cosecha principal en zonas como Antioquia. Para todo 2019 la caficultura colombiana creció un 9,5 %, cifra mayor al 0,8 % reportado en 2018 y al registro negativo de 8,1 % en 2017.
En las proyecciones de la OIC se calcula que la producción global del año cafetero contabilizado desde octubre de 2019 hasta septiembre de 2020 será de 168,71 millones de sacos, observando un descenso del 0,9 % con respecto al año cafetero anterior (170,22 millones de sacos entre octubre de 2018 y septiembre de 2019).
Además, se prevé que el consumo total será de 169,34 millones de sacos, lo que lleva a pronosticar que habría un déficit de 0,63 millones de sacos, algo que ejercería presión al alza en los precios, pero ese efecto estaría atenuado por el hecho de que el periodo 2020-2021 sería un año de cosecha alta en Brasil.