En la Casa Rosada de Argentina no ha dejado de sonar la motosierra de Javier Milei. El estruendo ha perforado no solo las paredes del histórico palacio presidencial, sino que generan grietas en la opinión pública. Hay quienes defienden que hay un norte más claro para la economía; otros difieren de esa narrativa porque sienten que el país navega hacia un rumbo de pobreza.
Es apenas comprensible la dicotomía. Algunos coincidirán en que no alcanzarían unos mates (bebida popular argentina para acompañar tertulias) para analizar la complejidad de la crisis económica en la que está sumido el país suramericano.
El gobierno de Milei cree que la raíz del problema ha sido el déficit fiscal de la Nación. Un dato que da luces de esa realidad, es que ese país superó los 400.000 millones de dólares de deuda pública en 2023, lo que representa 88,4% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional, según datos de Statista. En palabras sencillas, el país gastó más plata de la que recaudó.
El libertario Javier Milei es claro en expresar que el hueco fiscal es la madre de todos los otros males de la economía nacional: de la exhorbitante inflación, de la devaluación del peso frente al dólar e, incluso, de la pobreza.
Su fórmula, clara: recortar el gasto público y lograr un déficit en cero. Sin embargo, nadie sospechó que una vez en el poder lo haría de una forma tan rápida y tan drástica. De acuerdo con el Ministerio de Economía argentino, el Gobierno registró un superávit financiero de $518.408 millones argentinos en enero, unos 587 millones de dólares; y lo hizo por segundo mes consecutivo en febrero con $338.112 millones argentinos, unos 382 millones de dólares.
La hazaña no solo comprobó que hablaba en serio con el cuento de la motosierra, también despertó los aplausos de sus simpatizantes, pues las finanzas del país no se equilibraban desde 2012. ¿Y cómo lo logró?, aquí es donde aparecen los lunares del asunto.
El meollo del asunto
El COLOMBIANO dialogó con varias fuentes para este trabajo. Y si bien hay diversos puntos de vista, se puede decir que el punto álgido de la discusión radica en que se apartan de la forma abrupta en que Milei ha desplegado su plan y las consecuencias que trajo. En sí, coinciden mayormente en la idea de fondo, pero difieren en la forma.
El problema es que el hecho de que un libertario llegara al poder ya supone un cambio drástico en el manejo del país, que estaba acostumbrado a las políticas del peronismo en los últimos años.
“Es cierto que este cambio en el péndulo político es muy brusco para la economía. De protección de los mercados pasamos a la apertura, de emisión monetaria a cero emisión, de cepo cambiario a libre mercado cambiario. Esto no es natural. Argentina tiene que aprender a pensar en políticas de Estado”, sostuvo Rodrigo Martín, doctor en Economía y docente de la Universidad Católica de La Plata.
Aún así, los académicos y otros estudiosos rescatan que Milei no llegó precisamente a improvisar. El hecho de que tenga un programa de alguna forma crea algo de certidumbre, pues por lo menos se sabe cómo piensa bajar la inflación, cómo reducirá la deuda y creará empleo, lo que para algunos marca un punto aparte de sus antecesores.
Eso en sí, tuvo mucho que ver en lograr su cometido de equilibrar las finanzas. Según la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública de Argentina (Asap) la reducción del déficit estuvo relacionada con una importante caída en los gastos, se redujeron 10,9% en enero.
Según la entidad, los fondos destinados a la realización de obras públicas y transferencias al sector privado para mejorar la capacidad productiva se desplomaron 86% en el primer mes de este año.
Hubo otra serie de medidas que generaron mayor malestar en la ciudadanía e, incluso, en el empresariado. Uno fue no incrementar los ingresos por jubilaciones y pensiones. Ese gasto cayó un 32,5%.
Ni qué hablar de la reducción en las partidas suministradas a las provincias: se redujeron un 53,3% de acuerdo con la Esap. Al igual que una fuerte devaluación del peso argentino cercana al 50% frente al dólar. Tampoco se aumentaron los salarios públicos.
Algunos analistas sugieren que la inflación está desacelerando. Esto, porque la variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) del mes pasado fue menor al 20,6% de enero y al 25,5% registrado en diciembre.
No obstante, todavía está lejos de alcanzar los niveles de los mismos meses del año pasado. Eso sin mencionar que Argentina acumula tres meses consecutivos (diciembre, enero y febrero) registrando la inflación anual más alta del mundo: el martes se reveló que en febrero fue de 276,2%, dejando atrás a El Líbano (177%) y a Venezuela (85%). En otras palabras, vivir en suelo argentino equivale a pagar el mayor costo de vida del mundo.
Es cierto que Argentina siempre ha sacado pecho por su gran política social, pero cerca del 50% de las personas registradas en ese sistema están en situación de pobreza, si a eso le sumamos la pérdida del poder adquisitivo y una reducción cercana del 60% en el gasto de programas sociales, el resultado seguramente es una olla de presión que puede explotar en cualquier momento.
Rodolfo Colalongo, docente investigador de populismo y política global de la Universidad Externado de Colombia, señaló que las políticas de Milei son contradictorias porque dice que van encaminadas en atacar a las castas políticas, pero finalmente han terminado por afectar económicamente a la sociedad.
Esa al parecer es la realidad de Denis Rojas, una socióloga que reside hace 15 años en Argentina. En su concepto, el Gobierno se equivocó al liberar los precios en el mercado y acabar como el programa de “precios cuidados”, que controlaban los costos de los productos básicos de la canasta familiar.
“Este presidente lo que hizo fue liberar los precios y los empresarios comenzaron a encarecer los productos, algunos alcanzaron a incrementarse hasta un 40%. Subió la carne y los huevos (...) Son alzas semanales y de manera continua”, lamentó.
La ciudadana indicó que antes se gastaba unos $15.000 argentinos mercando, pero entre diciembre y marzo su gasto subió hasta los $30.000.
Estas situaciones de millones de personas en ese país, se pueden aterrizar mejor con un informe del Observatorio Social de la Universidad Católica Argentina (UCA). El documento alertó que la pobreza registró 57,4% en enero de 2024 en Argentina. El dato fue como un baldado de agua fría al Gobierno, pues se trata de la cifra más alta desde que esa institución la registra hace 20 años. Un máximo histórico.
La industria
El optimismo del empresariado no sobresale. La industria parece tener claro que las cosas no cambiarán en el corto plazo. A eso se debe sumar que tienen diferencias profundas con algunas decisiones del mandatario argentino.
Hay que recordar que una de las principales banderas de Javier Milei es la apertura del mercado. Y recientemente comunicó que abrirá las importaciones a productos básicos de la canasta familiar a raíz de que las empresas no corrigieron los precios en el mercado local.
Claramente la decisión fue como un trago amargo para los gremios empresariales. Diego Leal, presidente del Departamento de la Pequeña y Mediana Industria de la Unión Industrial Argentina, cuestionó que las condiciones de competitividad no son equilibradas.
Leal explicó que la industria ha enfrentado en los últimos 10 años condiciones económicas desafiantes, además de altos impuestos y problemas en las desvinculaciones laborales de trabajadores, por lo que no están en condiciones de competir con productos extranjeros. “Hay menos poder de compra y encima se hace una apertura indiscriminada y unilateral del mercado. Lo que va a ocurrir es que la economía va a perder”.
Como leen, el panorama es complejo y los datos respaldan la premisa. Analistas expresan que la Argentina ha superado diversas crisis económicas desde hacen 100 años; sin embargo, esta última con cifras tan agudas, que acabaron con la paciencia de millones de electores y decidieron dar un giro bastante notable en la dirigencia del país.
El electorado decidió creer que Milei conoce la ecuación correcta para superar la crisis. No obstante, el mismo mandatario reconoce que al principio las cosas empeorarán considerablemente, pero luego habrá una recuperación de la economía. Otros consideran que su motosierra es extravagante y finalmente terminará por agudizar más la situación.
