El Páramo de Santurbán se encuentra en una situación crítica debido a la minería ilegal, la extorsión y la presencia de grupos armados ilegales.
Tensión, zozobra y temor colectivo se apoderan del Páramo de Santurbán, entre los departamentos de Norte de Santander y Santander, en donde la minería ilegal, la extorsión y la presencia de grupos armados ilegales amenazan la seguridad, el medio ambiente y la vida de las comunidades.
Más de 4.000 hectáreas de terreno rocoso se han convertido en un escenario de disputa por el oro y la plata, donde la tranquilidad ha dado paso a la incertidumbre y el miedo. Mineros ilegales, muchos de ellos foráneos, explotan los recursos sin control ambiental, contaminando ríos con mercurio y cianuro.
Así lo reveló el medio regional Vanguardia este fin de semana al confirmar que mineros ilegales que extraen oro del Páramo de Santurbán están siendo extorsionados. Detrás de este delito se sospecha que se encuentra el Clan del Golfo.
Esta denuncia ya la había hecho a finales de abril el gobernador de Santander, Juvenal Díaz, quien encendió las alarmas al decir que integrantes de este grupo al margen de la ley “están llegando, están llegando ilegales, me lo dicen a mí en privado, que están haciendo explotación y contaminando el agua”.
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Tensión en el páramo
La zozobra se intensifica en California, Santander, municipio ubicado a 51 kilómetros de Bucaramanga, donde en los últimos años han llegado más de 300 forasteros, algunos armados, con la intención de apoderarse de las minas abandonadas por Eco Oro en 2019. Se calcula que en esta área hay enterradas 10 millones de onzas de oro y 74 millones de onzas de plata.
Las autoridades civiles, como la Alcaldía de California y la Gobernación de Santander, reconocen no tener control sobre estos territorios mineros. Por ejemplo, California solo cuenta con 12 policías, de los cuales solo cuatro cumplen labores operativas por día.
La zona de las minas se ha convertido en un “territorio de nadie”, donde impera la ley del más fuerte y se esparce el rumor de que “algo puede pasar”. Mineros ancestrales de la zona han recibido llamadas extorsivas de personas que se identifican como miembros del Clan del Golfo, así lo dijo el gobernador y Vanguardia. Esta es una organización criminal trasnacional dedicada al narcotráfico y la extorsión.
Sobre esta situación, Ramiro Vásquez, veedor ciudadano de Santander y coordinador de la Veeduría Ciudadana Activa Santandereana, señaló que esta gravísima afectación pone en jaque la seguridad de la zona, así como las consecuencias ambientales por el uso de mercurio, que contamina los afluentes del acueducto de Bucaramanga.
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Agregó que pone en riesgo la salud de los ciudadanos del área metropolitana. “Hoy, esa altísima minería ilegal en Bucaramanga y Santander con sus municipios Vetas, California, Charta, Suratá, entre otros, están padeciendo el accionar de grupos al margen de la ley que ya rondan por la zona”.
Vásquez denunció que las autoridades conocen esta realidad y nada están haciendo. “Esto es de altísima preocupación y de altísimos riesgos en la salud y en la vida de los ciudadanos”.
Es así como la presencia del Clan del Golfo ha sido confirmada por el gobernador de Santander, Juvenal Díaz, quien también ha informado sobre la presencia de un grupo armado llamado “Los Paisas”. Estos grupos controlan la entrada a las minas y generan ganancias superiores a los $10 mil millones al mes.
La minería ilegal genera graves daños ambientales
Hay que recordar que los relaves, la arena que queda después del proceso de extracción, se transportan a Antioquia para ser procesados en piscinas de cianuro, lo que contamina aún más el medio ambiente.
Las autoridades locales reconocen la situación de ilegalidad y la falta de control. El alcalde de California, Danilo Valbuena Pabón, afirmó a Vanguardia que solo 400 mineros ancestrales están formalizados, mientras que unos 300 foráneos son los que generan el desorden.
Mientras tanto, la ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Susana Muhamad, ha pedido una intervención de la fuerza pública para recuperar el control de la zona y cerrar los túneles de Eco Oro, que representan un riesgo ambiental y de seguridad.
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La presencia del ELN también genera zozobra en la región. El alcalde de California ha informado sobre la presencia de hombres armados pertenecientes a este grupo en el corregimiento de Turbay del municipio de Suratá.
El abandono de la zona por parte del Estado tras la salida de Eco Oro ha creado un vacío de poder que ha sido aprovechado por grupos ilegales. La falta de presencia policial y la ausencia de un plan de control territorial han permitido el crecimiento de la minería ilegal y la extorsión.
La pregunta que surge es quién debió asumir el control de estas 280 hectáreas desde el 2019. Mientras este litigio internacional se resuelve, la incertidumbre y el miedo reinan en el Páramo de Santurbán.
De esta manera, la presencia del Clan del Golfo y el Eln, sumada a la actividad minera ilegal y la falta de control por parte de las autoridades, genera incertidumbre y riesgo para la población local y el medio ambiente.
Las autoridades, tanto locales como nacionales, reconocen la gravedad del problema y buscan soluciones que permitan recuperar el control territorial y garantizar la protección de los recursos naturales. Este es un problema complejo que requiere soluciones integrales y duraderas.
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