Tras el anuncio del Ministerio de Minas y Energía del fin del fenómeno de El Niño en Colombia, caracterizado por pocas lluvias y sequías, ahora el campo colombiano se prepara para la llegada de La Niña, que traerá intensas precipitaciones, cuya potencia es aún incierta.
Por ahora, el Ideam precisó que aún no hay información suficiente para conocer con exactitud la duración y magnitud del fenómeno de La Niña, pero se espera que llegue a su pico entre octubre y noviembre.
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“La Niña podría convertirse en el fenómeno predominante en la segunda mitad de 2024. Debemos tomar medidas preventivas ante posibles impactos. Aunque aún no se ha establecido la fase de La Niña en Colombia, existe una alta probabilidad de que se empiece a manifestar entre julio y septiembre”, detalló el Ideam.
En ese orden de ideas, aunque las precipitaciones han comenzado a llegar a las regiones que sufrieron sequías extremas por El Niño en los primeros meses del 2023, se espera que el clima se mantenga “neutral” hasta dentro de un par de meses.
Con esto de fondo, surge la pregunta: ¿es positivo o negativo un periodo de transición rápido entre El Niño y La Niña para el agro? El sector agropecuario es sin duda uno de los más afectados por las condiciones climáticas extremas.
“Esperamos que el clima le dé la mano al agro y las lluvias no se extiendan como en el periodo 2020-2022, en el cual los sectores agroexportadores fueron los más afectados por los casi 30 meses consecutivos pluviosidad”, se lee en un informe de la Dirección de Investigaciones Económicas, Sectoriales y de Mercado del Grupo Bancolombia.
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Efectos en los precios
Dependiendo de si son meses con La Niña o El Niño, cada cadena agropecuaria reacciona de manera diferente. De cualquier manera, cuando se alarga una determinada condición climática, puede pasar incluso de ser positiva a ser desastrosa en una determinada actividad.
Por ejemplo, según un análisis de Corficolombiana, el fenómeno de El Niño, a pesar de que ya terminó en el país, continuará generando presiones alcistas sobre la inflación de los alimentos perecederos y la electricidad, lo que hará que este indicador se estabilice sobre el 7% durante el segundo trimestre de 2024.
Este mismo informe detalló que El Niño agudizó las presiones en los precios de frutas frescas, papas, plátanos, hortalizas y tomate, siendo los cultivos más afectados por las sequías.
En ese orden de ideas, con la llegada de La Niña se dará un alivio para algunos cultivos, como el café, que se verán beneficiados por la mayor humedad para la cosecha de 2024. No obstante, otros cultivos como la papa, la caña de azúcar, el banano y, en algunos casos, el maíz, podrían verse afectados negativamente por el exceso de lluvia, lo que podría reducir su productividad.
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Los expertos advierten que el aumento desmedido en las precipitaciones podría afectar a todos los cultivos. En el caso de la papa, el exceso de lluvia puede provocar un aumento de enfermedades como la gota, un hongo que puede acabar con un cultivo en solo una semana.
En el caso del banano, las inundaciones, el vuelcamiento de las plantas y el aumento de enfermedades como el moko y la fusariosis podrían afectar seriamente la producción.
¿Qué pasará con los precios?
La influencia de La Niña en los precios de los alimentos dependerá de varios factores, incluyendo la intensidad del fenómeno y la capacidad de los productores para adaptarse a las nuevas condiciones.
María Helena Latorre, directora ejecutiva de la cámara Procultivos de la Andi, le dijo a La República que “es arriesgado aventurarse a señalar un porcentaje en el incremento de los precios”, ya que esto dependerá de la intensidad de La Niña y de la capacidad de respuesta de los productores.
Sin embargo, ya se están sintiendo algunas afectaciones en algunas zonas del norte del país. Leonardo Ariza, presidente de Acosemillas, estima que alrededor de 10.000 hectáreas de arroz se han perdido en la región de La Mojana debido a las inundaciones causadas por el rompimiento del jarillón Caregato. Además, se están presentando problemas en cultivos como la papa, la caña de azúcar y el maíz, lo que podría ocasionar atrasos en la producción y el abastecimiento.
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Para enfrentar los desafíos que presenta La Niña, los expertos recomiendan a los productores implementar medidas como la construcción de drenajes adecuados para evitar encharcamientos y la adopción de prácticas agrícolas sostenibles. De esta manera, se podrán minimizar las pérdidas en el sector agrícola y garantizar la seguridad alimentaria del país.
Luego de las actuales presiones al alza provenientes de El Niño, los precios encontrarían un contexto más oportuno para su descenso en la medida que las lluvias jugarían a favor de la oferta de alimentos y los niveles en los embalses. Esto, a pesar de las posibles afectaciones logísticas ubican a La Niña como riesgo bajo de cara al futuro.
