La Hora del Planeta es uno de los movimientos medioambientales más grandes del mundo. Se celebra desde el 2007, de forma anual, y tiene como objetivo despertar conciencia e invitar a millones de personas, en más de 190 países, a tomar acciones reales por el cambio climático y la pérdida de naturaleza, dos retos imprescindibles a los que está enfrentada la humanidad hoy.
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La última edición, la número 18, se llevará a cabo este sábado 23 de marzo, y este año, está enfocados en decirle a la gente que La Hora del Planeta también es una oportunidad para que la gente se vista de verde como símbolo de reconciliación con la naturaleza; para hacer una cena con productos sostenibles, para sumarse a una jornada de restauración; para conocer más sobre la naturaleza que nos rodea y retratar la biodiversidad, a propósito de la COP16 que se celebrará en Cali dentro de poco; para escuchar una serie o un pódcast que permita aprender, restaurar o reconectar con la naturaleza; y para donar recursos a proyectos de conservación, entre muchas otras acciones.
“Y esto lo hacemos porque hemos visto, en muchas oportunidades, que las personas creen que es muy complicado ayudar al planeta, cuando la verdad es que cualquier acción sencilla y cotidiana puede ayudar a la conservación de nuestras especies, de los ecosistemas y de los recursos, y ese es justo el objetivo que tenemos para este 2024 desde WWF”, cuenta Ferney Díaz, Coordinador de Movilización y Sostenibilidad de WWF Colombia.
No obstante, la actividad principal de La Hora del Planeta se mantiene: apagar las luces de 8:30 p. m. a 9:30 p. m., como un acto simbólico, pues hacerlo podría reducir más de mil toneladas de gases de efecto invernadero, lo que equivale a conservar casi 2 hectáreas de bosque amazónico.
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En ese mismo sentido, Kirsten Schuijt, directora General de WWF Internacional, señala: “Es muy importante que un mayor número de personas se sumen a La Hora del Planeta de este año. Involucrarse es crucial si queremos aumentar la conciencia sobre los desafíos ambientales y revertir la curva de pérdida de biodiversidad para el año 2030, y para esto es fundamental que esta campaña se extienda más allá de su ya amplio grupo de seguidores actuales e incluya a aquellos que aún no han participado. Proteger nuestro planeta es una responsabilidad compartida, que requiere una acción colectiva desde todos los sectores de la sociedad”.
Además, a esa responsabilidad se le suma el hecho de que el 2023 fue catalogado como el año con las temperaturas más altas del que se tiene registro, es decir, el planeta se ha calentado 1.1°C por encima de los niveles preindustriales y, de no tomar medidas urgentes, es probable que alcancemos el límite crítico de 1.5°C en 2030, que traería consecuencias devastadoras para todos los seres que aquí habitamos.
Siempre creemos que las acciones individuales, que separar los residuos desde la fuente o que usar productos sostenibles, por ejemplo, no tienen ningún impacto, pero sí lo tienen, tomar esas decisiones tiene un impacto positivo en la Tierra: contribuye al equilibrio de los ecosistemas a nivel global, ayuda a la protección de la biodiversidad y conserva la riqueza cultural, sobre todo en un país como Colombia, que tiene 87 pueblos indígenas, comunidades afrodescendientes, campesinos, palenqueros y raizales con un arraigo a los territorios en las distintas regiones del país.
Así que no se haga el de la vista gorda y súmese hoy: ¡apague la luz!