A pesar de arrancar el año arrastrando angustias contables, EPM no se quedará con el grueso de los recursos que se desprendan de la venta de sus acciones en UNE. Sin importar que desde los tiempos del empalme el propio gobierno entrante ya había advertido que la empresa arrancaría el año con un déficit de caja de corto plazo de unos $5 billones, tenía líos para acceder a créditos y estaba con sus bolsillos exprimidos por cuenta de negocios como Afinia, la compañía reiteró ayer no tener en sus planes inyectar los cerca de $1,6 billones que saldrían de la transacción en sus propios negocios.
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Si bien la cifra está muy por debajo de los entre $2,3 y $2,8 billones que se esperaban recoger en 2022, cuando el proyecto se hundió cinco veces en el Concejo, el monto equivale prácticamente al mismo rubro que le giró EPM al Distrito por concepto de transferencias en 2023.
Aunque la última palabra de esa destinación la tendrá la Junta Directiva de EPM, para voces críticas a la enajenación esos recursos deberían usarse al menos para ayudar a tapar huecos en la empresa. Esta será parte de la discusión en el Concejo, donde el proyecto ya tiene fecha para sus dos debates: el primero será el viernes 16 de agosto y el segundo se realizará el 20 de agosto.
¿A donde va la plata?
Haciendo a un lado las razones de la venta, que poco han variado desde 2022 y que EPM sigue resumiendo en una negativa a seguir arriesgando su patrimonio en un negocio que no le da ganancias pero que le exige hasta montos de $1 billón anuales, la suerte de los resultantes de esa transacción ha generado debate.
En el diagnóstico entregado por la actual administración a comienzos de este año ya se había expresado especial preocupación por múltiples problemas contables, que van desde el hueco que dejó la opción tarifaria, el barril sin fondo en el que se convirtió Afinia, los líos que heredó su filial de aseo Emvarias, las obras pendientes de Hidroituango y hasta los problemas para conseguir créditos en la banca internacional.
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Bajo ese contexto es que precisamente la empresa ha argumentado no ver prudente seguirle metiendo plata a negocios como UNE, que además de estresar sus cuentas, le resta margen de maniobra para invertir en otros frentes.
Aunque en el Concejo el proyecto ya cuenta con el respaldo de una robusta coalición de gobierno – EPM incluso calcula desde ya que en abril de 2025 empezaría la primera etapa de la venta– voces críticas a la iniciativa temen que esta sea una aprobación “a pupitrazo”.
Así lo expone por ejemplo la exconcejala María Paulina Aguinaga, quien considera que, sin importar quién esté en el gobierno, debería seguirse exigiendo que los recursos de la enajenación se inviertan en el core (actividad central de negocios) de EPM.
“Los últimos alcaldes han llegado a vender negocios y participaciones de EPM para pagar sus promesas de campaña”, sostuvo Aguinaga, quien además de considerar que proyectos como Parques del Río y el metro de la 80 le dejaron problemas a la ciudad (ambos financiados con ventas de activos de EPM en el gobierno Gaviria y el primero de Gutiérrez), no podría dejarse de lado que EPM está con problemas de liquidez.
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“EPM se está fondeando con créditos de tesorería (corto plazo 1 año), es decir, no tiene liquidez y para generar liquidez debe seguir endeudándose. En diciembre de 2022 cerró con un crédito de tesorería por $122.000 millones y a diciembre de 2023 dicha deuda pasó a $1,15 billones”, aseveró. “No hay claridad sobre la verdadera destinación de los recursos. Se mencionan cuatro líneas gruesas, pero en general son iniciativas que ya están dentro del Plan de Desarrollo y por lo tanto ya tienen financiación”, apuntó.
Al ser consultado precisamente por esas inversiones, Alejandro Jaramillo Arango, vicepresidente ejecutivo (e) de Nuevos Negocios, Innovación y Tecnología de EPM, señaló que en 2022 la promesa de invertir los recursos de la venta de UNE en energías no convencionales había sido parte de un acuerdo truncado con la bancada que tenía “mayor oposición al proyecto”, aludiendo indirectamente al Centro Democrático.
“Hoy en día nosotros ya tenemos un proyecto en esa línea, por eso estamos sugiriendo que los recursos se destinen a otro tipo de proyectos”, señaló, aludiendo a las cuatro líneas que ya fueron presentadas en días anteriores para la inversión de los recursos, que contemplan infraestructura de conectividad en colegios y hospitales, programas educativos, un fondo de inversión para emprendedores y proyectos de gestión de las basuras.
Esta última línea, la más afín a las actividades de EPM si se piensa en Emvarias, se trata de un proyecto de valorización de residuos sólidos y la construcción de una estación de transferencia.
No obstante, el directivo señaló que la última palabra la tendrá la Junta Directiva de EPM. Al ser consultado por este mismo tema, el concejal del Centro Democrático Luis Guillermo Vélez, quien aparece como ponente del proyecto de acuerdo, consideró que es la Junta Directiva de EPM y no el Concejo la que debe definir cómo se usarán esos recursos, honrando el gobierno corporativo de la compañía.
“Engañosamente se dice que los recursos se incorporarán al presupuesto de EPM, dando la sensación de que el dinero se queda en EPM, pero ninguna de las iniciativas hace parte del core del negocio de EPM”, controvirtió por su parte Aguinaga.
