Durante los últimos tres años el río Medellín se quedó sin doliente. A pesar de tener por lo menos 82 puntos críticos a lo largo de su canalización al cierre de 2022, su mantenimiento integral terminó convirtiéndose en una especie de pelota de tenis que vienen lanzándose múltiples entidades y gobiernos locales.
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La situación más compleja, según salió a flote en una comisión accidental recientemente instalada en el Concejo de Medellín, ocurre en la propia Área Metropolitana del Valle de Aburrá (Amva), que a pesar de ser por excelencia la autoridad ambiental y la entidad que articula los esfuerzos de los diez municipios de la región para cuidar el río, no invirtió un solo peso en obras de infraestructura para el afluente entre 2021 y 2023, cuando al frente de la misma estaba el exdirector Juan David Palacio.
En contraste, al menos durante el último cuatrienio, la entidad que terminó echándose al hombro la tarea de atender varios de los puntos más delicados fue el Metro de Medellín, que sacó de su apretado presupuesto más de $28.000 millones para no ver comprometida la estabilidad de su vía férrea y, de paso, evitar emergencias como las que afectaron su operación en marzo de 2014 y marzo de 2021.
“El río no tiene una cabeza visible para hacerle mantenimiento y una inversión integral. Durante los últimos años cada vez que fallan las lozas, sobre todo en los puntos críticos que comprometen la operación del metro, le toca al Metro salir a ejecutar unas obras. El cauce del río se intervino hace más de 70 años y a la fecha no hemos sido capaces como área metropolitana ni como distrito de hacer una intervención integral. Solamente estamos aplicando paños de agua tibia”, consideró el concejal Alejandro De Bedout, quien precisamente lideró la creación de dicha comisión accidental y reprochó que muchos de los municipios que fueron invitados a ese espacio ni siquiera asistieron.
Los males del río
Según quedó plasmado en el informe de gestión publicado por el Amva con corte a 2022, el más reciente publicado por la entidad en su página web, el río Medellín tiene por lo menos 82 puntos críticos en la zona comprendida desde la variante de Caldas hasta la desembocadura de la quebrada La Rodas, en Bello.
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De ese acumulado, 32 corresponden a daños y deterioro en sus placas, 13 a azudes (barreras que se forman en su cauce), 3 a muros, 23 asociados a formación de barras de sedimento y 7 relacionados con la presencia de escombros, entre muchos otros.
En un paneo fotográfico reciente, el Metro también advirtió de la presencia de varios puntos críticos en la margen opuesta a su vía férrea, en puntos a la altura del Puente de la 4 Sur y la estación Envigado, entre otros.
Tan solo en el caso de los puntos que revisten riesgo para el Metro, la entidad informó que en medio de un estudio adelantado con la Universidad Nacional se habían identificado por lo menos 5 tramos sensibles, ubicados entre las estaciones Industriales y Poblado, Poblado y Aguacatala, Aguacatala y Ayurá, Ayurá y Envigado, y Sabaneta e Itagüí, este último aún pendiente por atender.
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Pese a que el diagnóstico es claro, fuera de los puntos intervenidos por el Metro, los demás están prácticamente a la deriva por falta de plata.
“Intervenir el río nos vale más o menos $240.000 millones, que no tenemos. Medellín a hoy tiene $15.000 millones para el río y el resto del área metropolitana no tiene un solo peso”, advirtió y señaló además que dentro de las ideas iniciales que se discutieron en la primera reunión de dicha comisión accidental estuvo la de una creación de una “Estampilla Pro Río”, que dote de recursos al Área Metropolitana para no dejarle coger ventaja a la situación.
Para administrar ese recurso, el corporado propuso además no descartar la creación de una subdirección o una dependencia puntual en el Amva que tenga la misión de responder por esos trabajos.
“La misionalidad del Metro de Medellín no es arreglar el cauce del río. Le ha tocado invertir recursos que los habría podido destinar, por ejemplo, en la compra de la nueva flota de trenes, o mejorar el servicio, la prestación del servicio, la frecuencia, muchas otras cosas en las que se podría haber invertido ese recurso”, añadió el concejal.
A nivel normativo, otra de las aristas que sacó a flote la discusión fue el de la inminente actualización de un acuerdo metropolitano emitido en 2014 y que está por vencerse, en el que quedaron consagrados los lineamientos para la intervención integral del río.
En un mediano plazo, de acuerdo con los datos del Amva, arreglar otros puntos críticos que han sido detallados en los más recientes estudios adelantados con la Universidad Nacional demandarán una inversión de por lo menos $87.860 millones, esto considerando problemas en zonas como La Macarena, Parques del Río, el puente de la 33, la estación Acevedo, El Poblado, el Puente de Guayaquil, la estación Industriales del metro y el tramo del metro entre las estaciones Ayurá y Aguacatala.
Para conocer su balance sobre este situación, EL COLOMBIANO consultó con el Amva, pero hasta el cierre de esta edición no obtuvo respuesta.