Los jugadores que se disputan partidos en la popular cancha Marte 1 –ubicada en la Unidad Deportiva Atanasio Girardot de Medellín– no solo están acompañados de amigos y familiares que les hacen barra, sino que además, en cada juego, tienen en las gradas a un extraño público.
A primera vista este pasa desapercibido. Cuando la algarabía es mucha, su presencia la delatan unos pequeños ojos que miran desde los huecos que hay en el techo, así como el constante material termoaislante que parece una especie de “nieve” cayendo sobre los asistentes.
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Pero cuando el calor se vuelve más intenso en la cancha, y el silencio se apodera del espacio, la algarabía y el aleteo de ese público curioso se hacen más notorios y logran desconcentrar a los espectadores, muchos de los cuales se pierden una jugada con promesa de gol con tal de seguir el cotorreo de estos “personajes”.
Desde hace cerca de ocho años, un grupo de periquitos –que con el paso del tiempo ha ido creciendo– decidió convertir en su hogar permanente el techo de la mítica cancha en la que ha debutado más de un grande del fútbol criollo.
Como matrimonios viejos, las pequeñas aves andan en parejas y, con su particular forma de vuelo, buscan desde la distancia los agujeros que abrieron a punta de pico para hacer su casa. A veces la llegada de un par de pájaros desata la algarabía entre los demás, por lo que uno no sabe si están contentos de la visita o si le están “alegando” a algún vecino molesto.
El motivo de la llegada de los vistosos animales no es claro para nadie, aunque se especula que decidieron vivir en la cancha debido a la reducción de su hábitat natural en el Aburrá. Tras quedarse sin un hogar, estas aves hallaron refugio en las instalaciones deportivas, donde hicieron agujeros en el techo para crear sus nidos.
“Cómo llegaron no sé. Hace siete años llegué yo, y los nidos ya estaban ahí. Aunque al principio se los encontraba uno era en el costado occidental de la grada. Ellos se ponen muy alharacosos, sobre todo al mediodía que hace más calor”, apuntó una trabajadora del espacio deportivo.
Los periquitos de la Marte 1, que podrían ser de las especies Forpus o Amazona, han logrado adaptarse de forma óptima a su nuevo hábitat y han mantenido su condición de animales salvajes, lo que para muchos es un ejemplo de coexistencia entre seres humanos y fauna.
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“Nadie los molesta ni trata de cogerlos, primero porque la gente es muy respetuosa con ellos. Y segundo, porque ellos se mantienen allá encaramados. Ellos salen a volar por los alrededores, buscan su comida por fuera y se devuelven. En eso se les va todo el día”, apuntó otra empleada.
“Uno es concentrado con el partido, entonces ni los nota; solamente uno se da cuenta de ellos cuando la algarabía es mucha o porque empiezan a soltar esa pelusa que le arrancan al techo y que a veces –si uno es muy de malas– le cae en la gaseosa que uno se esté tomando”, añadió el espectador de un partido.
Y esa es justamente la condición del techo, una de las preocupaciones que tienen los asistentes. Pues algunas secciones presentan tantos huecos que hacen temer que haya compromiso de la estructura, lo que se volvería un factor de riesgo que seguiría en aumento toda vez que el grupo de periquitos sigue creciendo.
Consultado ante este tema, el Instituto para el Deporte y la Recreación de Medellín (Inder) le explicó a EL COLOMBIANO que por ahora el techo no presenta ningún tipo de riesgo ni para las aves ni para los espectadores, más allá de la “incomodidad” que pueda generar su actividad.
“Sin embargo, en el momento que las aves peligren o representen algún riesgo se procederá a hacer la evaluación pertinente, tomando acciones en pro de las aves y, a su vez, avaladas por el Área Metropolitana”, explicaron desde la entidad.
Asimismo, desde el Inder informaron que en el corto plazo no tienen planeado intervenir el techo para recuperar su estado, aunque evaluará hacerlo más adelante.
“En caso de intervenir la cubierta, se debe tener en cuenta la actividad de los animales: en qué horario frecuentan el techo, si hay presencia de nidos, huevos o polluelos o si por el contrario ya están vacíos. Eso sí, deberá ser una intervención paulatina y supervisada por profesionales expertos en ornitología”, añadieron desde el Inder y dieron a entender que de llevarse a cabo la renovación esta tomaría tal vez el doble del tiempo y de recursos toda vez que la prioridad es el cuidado de las aves.
Finalmente la entidad señaló que –al estar los animales viviendo en uno de sus espacios– se deberá hacer una caracterización que dé cuenta de su número y a cuál especie pertenecen para así brindarles el monitoreo y cuidado necesarios.
Por ahora, los periquitos de la cancha Marte 1 seguirán viviendo en el techo como lo han hecho desde hace casi una década, trayendo algarabía a las gradas y alegrando con su presencia ese crisol del fútbol que ha visto a tantos grandes nacer.