En el andén de un hotel del barrio El Poblado, a pocas cuadras del Parque Lleras, quedó el cuerpo sin vida del fotógrafo suizo Jean-Olivier Curdy, quien a sus 67 años se lanzó desde el piso siete del hotel donde se hospedaba, justo en la madrugada del pasado martes 14 de mayo. Dentro de su habitación había medicamentos y estupefacientes.
Con este europeo, son cinco los extranjeros que han venido a Medellín para acabar con sus vidas en lo que va de este año. Dos estadounidenses y tres europeos han muerto tras lanzarse de los edificios donde se hospedaban.
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Otro factor en común en estos hechos es que dentro de las habitaciones se encontraron altas dosis de medicamentos y algunos estupefacientes ya consumidos. Así se pudo confirmar en el caso de este fotógrafo suizo, ya que según el reporte judicial, se encontraron jeringas y medicamentos para enfermedades como hipertensión y problemas estomacales, así como varios sobres de heroína.
¿Vienen a morir acá?
Historias como la de Jean-Olivier o la de los otros cuatro extranjeros que murieron en similares circunstancias parecen más un efecto de la casualidad y no una tendencia premeditada en la que los extranjeros estén encontrando en Medellín la ciudad perfecta para poner fin a sus vidas.
Entre los choques emocionales generados por el propio turismo y circunstancias complementarias como la facilidad para conseguir droga de alta calidad estarían generando una mezcla letal, sobre todo si a esta se suma a las circunstancias que puedan estar viviendo estas personas en sus países de origen.
El primero de los casos de este año se presentó el 19 de enero en plena carrera 70 con la calle 44B, en la comuna 11 (Laureles-Estadio), cuando a la vista de todo el mundo, en horas de la tarde, el lituanio Tomas Gedimas, quien estaba próximo a cumplir 40 años, se lanzó desde un piso 12.
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Carlos Calle, jefe del Observatorio de Turismo de la Personería de Medellín, explicó que luego de los hechos tuvo contacto con la familia y pudo establecer una aparente razón de esta muerte, que podría dar pie a un patrón que se estaría repitiendo en la ciudad con estos turistas. “La madre expresó que estuvo en el último cumpleaños y que esta persona había presentado un cuadro de depresión previa, por lo que nosotros podemos determinar que esto podría tener una correlación con problemas de salud mental en sus países de origen”, explicó el experto de la Personería.
Como cualquier paisa, los extranjeros pueden acceder a drogas de todo tipo mediante contacto con jíbaros o con personas que conocen y les hacen los enlaces; se sabe que esta no es una tarea difícil. Dependiendo de la sustancia, pueden pagar desde $20.000 y hasta más de un millón por la misma y, si así lo prefieren, se las pueden llevar hasta el lugar donde se están hospedando a domicilio.
El cambio de dólares o euros a pesos hace que para ellos estos valores, algo elevados para el mercado interno, siga siendo mucho más favorable que conseguir estas sustancias en sus países.
Luz Merly Saldarriaga, instructora y preventóloga del Centro Internacional de Transferencia de Tecnologías (ITTC) Colombia, entidad operada por la Univesidad CES, explicó: “Nos encontramos con la idea de que estos extranjeros pueden acceder a todo tipo de sustancias en Medellín y que, según los estudios, estas se encuentran adulteradas, lo que representa que tienen demasiados riesgos, tanto desde lo químico como desde las consecuencias emocionales”.
Y este tipo de facilidades han conllevado, además de estos cinco casos de suicidios, a que se registren casos de turistas que terminan como habitantes de calle, algunos de ellos dentro del Bronx, en el centro de la ciudad, por cuenta de las adicciones generadas por el alto consumo.
“Nosotros nos hemos encontrado que hay una reincidencia de ciertos extranjeros en los Centros de Traslado por Protección (CTP) y en los albergues temporales de la Alcaldía de Medellín, donde nos encontramos con personas que habían caído en un ciclo de consumo de estupefacientes que los había llevado a convertirse en habitantes de calle”, aseguró el jefe del Observatorio de Turismo de la Personería Distrital.
¿Lo planean?
Los suicidios de los turistas extranjeros, en muchos casos, no tendrían que ver con que estas personas tengan en su mente la idea de escoger a Medellín como su sitio predilecto de muerte, sino que muchas veces pasaría a ser un hecho circunstancial, donde bien sea por su cuadro emocional o por el consumo de estupefacientes, termina siendo por azar el sitio de ocurrencia.
El antropólogo Gregorio Henríquez manifestó que “no es que escojan la ciudad de Medellín para matarse, sino que muchas veces en la ciudad por las libertades que tienen en materia de que se sienten los reyes del mundo por las facilidades que tienen acá y que no ocurre en sus países, los lleva a unos choques emocionales que puede terminar con este desenlace”.
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Pero muchas veces estas muertes se presentan de manera circunstancial, es decir, que en medio del consumo aparece la idea suicida y en otros casos sí es una situación más planificada, que termina tomando fuerza por el influjo de la sustancia estupefaciente.
“Se ha encontrado que hay una gran relación entre la conducta suicida con previos consumos de sustancias psicoactivas. Nosotros podemos encontrar algo muy relacionado con un trastorno o una afectación en salud mental, donde la persona empieza a estructurar cómo matarse. Pero también vemos que hay sustancias que alteran el sistema nervioso de estas personas y que llevan a no pensar en este accionar, es decir, que consuman la sustancia y terminen por acabar con sus vidas”, explicó la psicóloga Saldarriaga.
Salud mental en el mundo
Además, aquí hay un dato que no es menor: es común que los extranjeros que se lanzan de los hoteles en Medellín provengan de países con las tasas más altas de suicidio en el mundo, de acuerdo con los registros de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Por ejemplo, Lituania, el país del que era oriundo Gedimas, tiene una tasa de 26,1 casos de suicidio por cada 100.000 habitantes y es el segundo país del mundo con más muertes de este tipo, solamente superado por la República de Corea, con 28,6 casos por cada 100.000 habitantes.
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En Estados Unidos, la tasa de suicidios está en 16,1 casos por cada 100.000 habitantes, ubicándose en el séptimo lugar mundial. Desde allí llegaron dos de las víctimas de estos hechos: Manley Mark Conlen, de 37 años, quien cayó de un piso 17 en La Aguacatala el 3 de febrero, y William James Barta, de 55 años, fallecido el 27 de marzo en un hotel del sector de Ciudad del Río, en la comuna 14 (El Poblado).
Suiza, país de origen del fotógrafo Curdy, también está en el listado de los 20 países con mayor cantidad de suicidios. Tiene una tasa de 14,5 casos y se ubica en el puesto 13, mientras que Alemania está en el 16 con 12,3 casos. De este último país era oriundo Arwan Juawadzijari, fallecido el 3 de febrero en hechos ocurridos en el barrio Villa Carlota, también en El Poblado.
Choques emocionales del turismo
Una de las situaciones que genera conflictos en el visitante es precisamente que en Colombia se pueden sentir menos cohibidos que en su lugar de origen, lo que al momento de pensar en el regreso les puede generar varias reacciones emocionales, entre ellas el deseo de acabar con sus vidas.
“El turismo muchas veces pone al visitante de cara a otras realidades y algunos vienen de países con normas muy estrictas y que acá se encuentran con muchas libertades, pero al momento de pensar en regresar se encuentran con un conflicto emocional muy grande”, explicó el antropólogo Henríquez.
En algunos casos estos extranjeros buscan la manera de radicarse en Medellín, si sus empleos y su economía es lo suficientemente solvente para hacerlo, pero la mayoría no lo logran.
Ante todas estas complejidades de salud mental, Medellín debe trabajar para depurar el turismo, evitando que lleguen aquellos extranjeros cuyo plan es el consumo de drogas o la explotación sexual. También, según los expertos, sería necesario extender estrategias como los Escuchaderos, para buscar soluciones a los problemas de salud mental que viajan con el turista.
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“Hay algo interesante para ser rastreado y es que podemos encontrar líneas de apoyo y de rastreo a los turistas porque es necesario hacerlos conectar con la realidad”, explicó Henríquez, en una posición similar a la emitida por la Personería de Medellín.
Desde la seguridad
Simultáneamente al trabajo con la salud mental de los turistas en Medellín, desde la Secretaría de Seguridad y la Policía Metropolitana han intensificado los operativos contra el microtráfico en los principales sitios turísticos de Medellín, como son el Parque Lleras, Plaza Botero y la carrera 70, en Laureles.
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El secretario de Seguridad de Medellín, Manuel Villa Mejía, indicó que se están haciendo operativos por toda la ciudad para controlar a los expendedores de drogas en la vía pública, pero también hay labores de inteligencia para atacar a aquellos expendedores que se llevan los estupefacientes a domicilio a estos turistas.Además, dentro de la estrategia del turismo seguro en la ciudad se viene trabajando entre la Alcaldía, el gremio hotelero y los responsables de las aplicaciones de rentas de corta estancia para regular todas las modalidades delictivas que se puedan presentar en la ciudad, tanto la explotación sexual de menores como el microtráfico.
¿De qué mueren los demás?
Además de estos cinco extranjeros, en Medellín han fallecido otros 19 por diversas circunstancias, pero de estos solo uno tiene que ver con un homicidio, registrado el pasado 25 de febrero, cuando en medio de una riña asesinaron a Josué Cardona Palacio, un colombo-estadounidese de 34 años, en un conjunto residencial de El Poblado.
Otra muerte, ocurrida el pasado 12 de mayo en el barrio Prado, comuna 10 (La Candelaria), se debió a un accidente en medio de una pelea, puesto que el canadiense Hendle Shaun Patrick Riley, de 32 años, terminó rodando por unas escaleras en medio del cruce de golpes con otra persona, que fue capturada.
Las restantes 17 quedaron por establecer, aunque en muchos de estos hechos se habla de complicaciones de salud de origen que tenían los fallecidos, como hipertensión y diabetes, y en otros se registraron problemas cardiacos y las autoridades investigan si estos se deben a consumo de drogas para la estimulación sexual.
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Un investigador que conoce este fenómeno señaló que “hay una situación que nos hemos dado cuenta y es que en las farmacias de las zonas con mayor cantidad de turistas de Medellín el producto que más se vende, por encima de cualquier otro, es el viagra y estamos mirando si estas complicaciones se podrían deber a este medicamento”.
Esta situación contrasta con la que se venía registrando el año pasado, donde además de registrarse tres casos de suicidios de estos extranjeros, entre las 30 muertes de turistas, se tenía un importante porcentaje de personas por exceso de consumo de estupefacientes o por sobredosis de escopolamina suministrada por los delincuentes, situación que este año se investiga en tres de las muertes que aún se encuentran por establecer.
Todas estas situaciones se registran en medio del gran apogeo del turismo en Medellín, ciudad a la que llegaron, solo el año pasado, más de 1,2 millones de personas procedentes del extranjero con distintos planes. Ahora el desafío de las autoridades pasa por trabajar, también, en darles garantías de salud mental para que se lleven a sus países soluciones a sus problemas y que su viaje no termine en un ataúd.