En el cruce de la Avenida El Poblado con la calle 9 un grupo de artistas callejeros le declararon la guerra a la ley de la gravedad. Ante la mirada desprevenida de miles de peatones, conductores, buseteros, taxistas y motociclistas, una tropa compuesta por una decena de breakers se han convertido en los protagonistas de esa esquina del parque de El Poblado, ejecutando las más atrevidas acrobacias que nada tienen que envidiarle a las de una competencia profesional.
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Todo ocurre en un abrir y cerrar de ojos. La luz roja del semáforo y el encendido de un parlante inalámbrico que llena la calle con los ritmos del hip hop es el punto de partida para un espectáculo que no puede superar los 70 segundos, el tiempo exacto que tarda la luz verde en regresar.
La rutina la comienza uno de los breakers o B-Boys (nombre que reciben los bailarines de breaking) que se toma la mitad de la calle. Los primeros pasos suelen involucrar los brazos y manos.
Aunque cualquier transeúnte podría pensar que el show consiste en una coreografía previamente ensayada, cada baile es improvisado. Mientras la cuenta regresiva sigue andando, al acto se unen los demás miembros del grupo, quienes guiados por el ritmo de la música y los aplausos sincronizan sus movimientos. Luego llega el contacto con el pavimento, que sin importar si está hirviendo o mojado, se transforma en el escenario principal.
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En aquel instante aparecen los saltos mortales o flips, los giros sobre las cabezas y manos, movimientos circulares que involucran las piernas y la cadera y figuras que se quedan congeladas en el aire por algunos segundos.
Poco antes de iniciar la actuación, Charlys Louis Chirino Fernández, un joven de 28 años que lidera la avanzada, cuenta que la agrupación ya tiene más de cuatro años y fue bautizada como Family Crew.
Aunque en algún momento llegaron a ser más de 16 integrantes, dicha familia hoy está compuesta por 10. Al igual que la mayoría de sus compañeros, Chirino dejó atrás su vida en Venezuela en 2017, empujado por la crisis económica que trajo la caída de los precios del petróleo, la sanciones internacionales al gobierno de Maduro, entre muchos otros factores.
Pese a que durante los primeros años decidió probar suerte en Perú, llegó a Colombia en 2020.
Según explica Chirino, su pasión por el breaking comenzó cuando apenas tenía 14 años, cuando de la mano de un primo comenzó a adentrarse en esa disciplina nacida en la década de 1970 en el condado de El Bronx, Nueva York.
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“Un día me mandaron a buscar a mi primo a una escuelita y por casualidad vi a unos chicos bailando. Quise aprender y de ahí para adelante no paré, ya llevo 14 años bailando”, cuenta, señalando que gracias a este arte ha conocido países como Chile y Argentina para competir.
Aunque Family Crew nació desde 2019, fundada entonces por un grupo de tres primos que ya se retiraron, Chirino advierte que la posta se ha ido pasando y los transeúntes nunca han dejado de apoyar el espectáculo.
“Mi sueño es ir a Europa, porque allá están las buenas competencias. Ese es el sueño de todos nosotros, hacernos conocer”, dice.
Pese a que para muchos transeúntes pueda pasar desapercibido, Chirino advierte que Family Crew ya se ha robado el show en eventos masivos, como ocurrió en el concierto que el pasado 17 de noviembre dio el reguetonero paisa Blessd.
En aquella jornada, el grupo primero se apropió de una plataforma en la que improvisó sus pasos en frente de los espectadores que iban ingresando al centro de espectáculos La Macarena. No obstante, poco antes de iniciar el concierto, terminaron subidos en el escenario y ejecutando una coreografía preparada escasos minutos atrás, abriendo el espectáculo en medio de los aplausos de la multitud.
Sin importar los obstáculos que su situación legal implican para ser contratados por empresas o contar con el respaldo de alguna organización, Chirino se mantiene en que el sueño de todos es el de seguirse abriendo paso en el medio y algún día competir en la Red Bull, Break The Floor, entre muchas otras.
Entre tanto, y con una mirada confiada, asegura no temerle a lo difícil que pueda ser ese camino, señalando que durante todos estos años esta esquina entre la Avenida El Poblado y la calle 9 no los ha desamparado y les ha permitido seguir en la escena.
