Una propuesta de trabajo, a veces con promesa de un pago suculento, se convierte en un calvario para quien la recibe y para sus familiares. En eso consiste el llamado falso servicio, una modalidad delictiva en la que llevan a quienes hacen trabajos a domicilio o conductores a lugares lejanos y con problemas de señal de celular y, aprovechándose de los problemas de comunicación, son extorsionados. Nada más el año pasado se reportaron 150 casos en Medellín.
Esta modalidad delictiva afecta, principalmente, a quienes ejercen actividades comerciales como instalaciones de mobiliario y temas de construcción, además de conductores tanto de aplicación como de trasteos, quienes confiando en la buena voluntad de sus clientes, llegan hasta los lugares distantes del Valle de Aburrá o municipios cercanos de Antioquia sin saber que en vez de pagarles por su trabajo intentarán quitarles el dinero que no tienen.
“Los delincuentes revisan publicaciones en las redes sociales, muchas veces desde las cárceles, y comienzan a perfilar a sus víctimas. Después de eso, los contactan, entablan una comunicación y les hacen la solicitud de trabajo para las zonas rurales o semirurales, preferiblemente en sitios con problemas de señal de celular”, comentó al respecto el comandante del Gaula de la Policía Metropolitana, mayor Julián Alberto Cañas.
En algunos casos, las víctimas llegan por sus propios medios, mientras que otras son transportadas por las personas que supuestamente los van a contratar. Durante el recorrido, según las denuncias, les siguen hablando del proyecto a ejecutar y en cuántos plazos les van a pagar, pero nunca haciendo referencia a una entrega inmediata de dinero. Todo para ganarse la confianza.
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Cuando ya se encuentran en el lugar lejano, se presentan dos situaciones, de acuerdo con los registros del Gaula de la Policía Metropolitana: o les hacen una llamada antes de que pierdan cualquier comunicación para intimidarlos o simplemente los llevan hasta el paraje distante y suspenden el recorrido, con la garantía de que no van a poder hablar con sus allegados.
“Conocimos casos en los que cuando van llegando, aparece una tercera persona que se identifica como cabecilla de un grupo al margen de la ley y con la información recolectada previamente, le hacen entender a la víctima que lo tienen atrapado”, explicó el comandante del Gaula.
Incluso le dicen cómo va vestido en ese momento y otras características del corto plazo para aumentar la intimidación, al tiempo que al otro lado, los criminales están buscando la forma de contactar a los familiares para simular que tienen secuestrado a su familiar para pedir un rescate por su liberación. Todo después de materializar la estrategia de incomunicación, bien sea por el lugar distante o porque uno de los delincuentes le quita el celular.
“Lo que hacen es una conversación tripartita entre la persona, que por lo general está en la cárcel, y la que está con la víctima, todo para darle credibilidad ante los familiares y que estos comiencen a hacer los pagos que les piden”, señaló el mayor Cañas.
A partir de eso, dependiendo de la víctima, les pueden pedir entre $10 millones y $40 millones a los familiares y les dan un plazo determinado para que cancelen el dinero, cuando en realidad la víctima no se encuentra legalmente retenida, sino que mediante la presión psicológica de los criminales no se retira del sitio.
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De acuerdo con el Gaula Metropolitano, preocupa que en los dos primeros meses de 2025 ya se tengan 25 denuncias por este delito, teniendo en cuenta que para 2024 se vio un incremento de 44 casos en comparación con el 2023, cuando ocurrieron 105.
Detrás de esta modalidad hay una articulación de estructuras que operan desde la cárcel y en la calle, aunque el comandante del Gaula de la Policía Metropolitana indicó que hasta el momento no tienen indicios de que se traten de bandas de crimen organizado sino de estructuras de delincuencia común.
Los sitios preferidos por estos delincuentes se encuentran en las ruralidades de Bello, Envigado, La Estrella y Caldas, además de los corregimientos San Cristóbal y San Antonio de Prado, en Medellín, ya que son sitios que si bien son distantes, no son tan lejanos de la zona urbana.
Para evitar que se presenten estos casos, desde el Gaula hacen recomendaciones como revisar detalladamente la empresa que los va a contratar o averiguar más sobre la persona que está haciendo la solicitud. Además, se recomienda, en caso tal, pedir un anticipo, puesto que “esto hace que los delincuentes de inmediato desistan del trabajo”, expresó el oficial.
También se sugiere que al momento de salir hacia un lugar lejano, manden la ubicación en tiempo real a los familiares para así poder facilitar la búsqueda antes de caer en esta modalidad delictiva, que va en crecimiento en todo el Valle de Aburrá.
