Nadie sabe con la sed que otro vive. Y si que es cierto por estos días en los que la sequía se propaga como una epidemia. La primera alerta en Medellín se emitió el sábado casi a las 9:00 a.m. En ella se decía que 2.800 usuarios de los barrios Juan XXIII, La Quiebra, La Gabriela y Santa Margarita del occidente estaban sin agua por cuenta de la reducción del caudal de la quebrada La Iguaná. Casi 12 horas después llegó la segunda alerta, que ahora sumaba 1.200 usuarios más de La Loma y Antonio Nariño a la lista de barrios que sufren por El Niño. Para el domingo, la cifra de usuarios sin agua llegó a los 9.664 pues los barrios Pedregal Alto, Santa Margarita y Santa Lucía también se quedaron con las canillas secas.
No es el prólogo de algún relato local de ficción que hable sobre el inicio de un Apocalipsis por falta de agua en Medellín. Es el recuento de la contingencia que viven cerca de 10.000 familias de la comuna San Javier y del corregimiento San Cristóbal a raíz de la sequía que hasta hoy los perjudica ante la falta de agua que surte la planta de tratamiento que dispensa el líquido a dichas zonas.
Uno de los puntos afectados por la falta de agua es el barrio Pedregal Alto, de estrechas callejuelas y una divisa de mirador del Valle de Aburrá. La presencia de jóvenes en las esquinas, de muchachas raudas en sus motocicletas y de escolares buscando llegar a los salones a tiempo no dan muchas pistas de la magnitud de la problemática que allí se vive. Pero, como la procesión va por dentro, el tema de conversación más común entre las vecinas es la falta de agua que tiene a más de uno pensando cómo hacer rendir la poca agua que a cuenta gotas –nunca mejor aplicada esta frase– les llega.
“Los recortes de agua se están dando desde enero que comenzó el verano. Yo vivo en un tercer piso y allá solo me llega un hilito de agua. Aún así me la quitaban como a las 4:00 p.m. y volvía al ratico. Pero el domingo pasado sí me preocupé porque no vino en todo el día. Y hoy apenas llegó por dos horas y ya”, añadió Beatriz, un ama de casa con tres pequeños.
“Cuando viene, recogemos agua en una caneca y en un tarro. La de la caneca es para bañarnos y tener la casa limpia. La del tarro es la que usamos para cocinar. Así con eso nos bandeamos, quien sabe hasta cuando”, agregó.
De acuerdo con EPM, el fenómeno de El Niño, con sus altas temperaturas, ha afectado la quebrada La Iguaná, fuente menor de la que se abastece la planta de potabilización de San Cristóbal. La disminución ha ocasionado que al no tener la cantidad de agua para suplir la demanda de la comunidad, se deba interrumpir el servicio de acueducto.
De acuerdo con los reportes de la misma empresa, cada vez más son los usuarios del occidente que ven comprometido su suministro de agua. Por ejemplo, el 15 de febrero se reportó que los afectados apenas eran 544 usuarios, ayer lunes la cifra era de 6.348, es decir, casi 11 veces más gente.
Obviamente, la falta de agua tiene que repercutir en las dinámicas sociales, como son las educativas. Por ejemplo la institución Educativa Pedregal Alto –que ofrece educación primaria a 128 niños de la zona– ha visto como en días recientes muchos niños dejaron de ir por algo que en otras circunstancias sonaría tan trivial como que las mamás no consiguieron agua para bañarlos.
“La semana pasada no me vinieron casi la mitad de los niños por ese asunto. Afortunadamente acá nos surtimos de un acueducto veredal que hasta ahora no ha dado problemas y del acueducto de EPM, por lo que todavía tenemos agua. Entonces le hemos dicho a los padres que pueden venir a asear a los niños acá para que así no se queden sin clase”, explicó la directora Marta Irene Londoño.
La educadora comentó que en la institución se vienen preparando con canecas que las aseadoras van llenando por si llega a pasar algo con el suministro de agua. Aunque tienen más que claro que dichas reservas solo se usarían para asear el colegio y no para la alimentación de los niños.
Eso sí, Londoño admitió que la escasez de agua debe abordarse con los pequeños, pues notan la inquietud de sus padres no solo por conseguir el líquido sino también por un porvenir donde los racionamientos se extiendan por más tiempo.
Una de las preguntas que se le trasladó a EPM es cómo va a garantizar el suministro de mínimo vital de agua al que tienen derecho los ciudadanos. Desde la empresa indicaron que las interrupciones se han dado en horarios escalonados que no abarquen todo un día o una semana, lo que permite a los usuarios abastecerse.
“También fomentamos acciones de uso responsable del agua, que se han estado compartiendo y divulgando a la comunidad (...) No estamos en ausencia total de agua. En caso de presentarse la interrupción se despliegan los carrotanques en rutas establecidas para distribuir el agua en los sectores, o de prolongarse, se hace la instalación de tanques fijos en los sectores impactados”, explicó EPM.
No obstante, la explicación dada por EPM no dejó tranquila a la gente de Pedregal Alto.
“¿Qué EPM avisó? ¡No señor! Acá nadie nunca nos dijo nada, ni la semana pasada, ni esta. Aquí cuando no hay agua, la única que avisa es la canilla”, añadió otra mujer respaldada por otras.
Otra indignada es Diana, quien calificó como descaro que la empresa diga que hay servicio cuando a su residencia solo llega ni un hilo de agua. La señora fue más lejos y contó la problemática de otra de sus familiares que vive en la zona a la que ni por asomo le llega siquiera el “chorrito” de agua que a Diana sí.
“A la tía le llevamos dos botellones que alcanzamos a llenar con este chorrito. Con ese poquito ella limpia la casa, se baña y cocina. Es que por acá todos los días la gente pregunta entre vecinos quien les puede regalar agua porque ni nos han mandado carrotanque. Y así y todo, si uno llama a EPM, ellos dicen que agua sí hay. Entonces yo les digo: pues vengan y me muestran porqué en mi canilla no sale. ¡Es que esto no es justo. Ah, pero espere y verá como va a venir el recibo el próximo mes!”, añadió.
Por ahora la comunidad de Pedregal Alto tiene muchas necesidades, pero también muchas dudas respecto al agua. Aparte de la más obvia –cuándo se volverá a normalizar el servicio–, también se preguntan por qué desde que se terminó el supuesto arreglo de ensanche de los tubos de distribución de agua hace 18 meses, ahora les llega menos líquido a sus casas comparado con lo que entregaba la tubería vieja.
EPM le explicó a este diario que la situación que hoy aqueja a Pedregal Alto podría replicarse en otras zonas del Aburrá con el mismo riesgo. “Los otros sistemas dentro del área de prestación del servicio de EPM, que son abastecidas por fuentes directas y tiene una vulnerabilidad mayor, son los municipios de Caldas, Barbosa y Rionegro, y los sectores de La Cascada y Aguas Frías, en el Distrito de Medellín”, añadieron.
Aún así EPM dice que desde 2016 ha realizado inversiones por casi $2,9 billones para aumentar la capacidad de producción y transporte de agua potable para así aumentar la oferta de agua natural que reciben las plantas de potabilización de estos sectores.