A sus 21 años, Jimena* mezcla su profesión con la venta de fotografías eróticas de su cuerpo. En este oficio lleva más de tres años, no tiene intermediarios, ella es el producto y el vendedor, trabaja con la aplicación Onlyfans. Puede ganar hasta $2 millones cada dos días, todo depende de los trucos publicitarios, pero no es sencillo. Su cabello oscuro, una sonrisa que mezcla inocencia juvenil y picardía se vuelven un gancho para que los interesados puedan pagar una suscripción que cuesta 15,99 dólares, es decir $73.000 cada mes.
Ella es solo una de tantas mujeres y hombres que comercializan fotos y videos eróticos y pornográficos propios, teniendo como plataforma los mismos chats que se usan para pedir un mandado, tratar temas laborales o conversar por horas con quien se ama. De esta manera, centenares de jóvenes en Medellín y en el país han encontrado un trabajo, un sustento.
Plataformas como Onlyfans, Manyvids y MyM Fans son las más utilizadas por estas personas que producen contenido erótico, pero para poder atraer a quienes acceden a este contenido la clave está en llamar la atención en las redes donde están niños y adultos: Facebook, Twitter, Instagram y TikTok.
“No es tan fácil como las personas creen, no es solo ser linda y ya. Hay que crear una estrategia de contenido y medir cual es el gusto de las personas que te siguen”, comentó Jimena.
La dinámica, según lo analizado, se basa en poner imágenes sugestivas o incluso desnudos en Twitter, que es la única red de este tipo que lo permite. A esto se le adjunta un link, que lleva a la plataforma donde se encuentra el contenido, para el cual es necesario pagar una suscripción mensual, que está entre los 4,99 y los 50 dólares ($23.000 y $230.000).
El valor de la suscripción de cada creador de contenido se basa, fundamentalmente, en la cantidad de suscriptores y en el consumo de las imágenes y los videos que se tengan en estas plataformas.
Pero esta no es la única ruta de venta, ya que estas plataformas se quedan con el 20% o 30% de cada suscripción. Algunas optan por autopromocionarse y vender los paquetes que ellas mismas crean.
Para ello utilizan la misma estrategia de promoción que para quienes lo hacen para Onlyfans y sus similares. Pero en este caso suelen o dejar un número de contacto donde se definen los parámetros de compra, casi siempre con tarifas fijas y no negociables, o el acceso a un grupo en Telegram, que sirve como filtro para el envío de fotos y videos sin restricción.
En este caso no hay un estándar, sino que cada creador establece un valor, según su consideración. Se pueden encontrar desde $25.000 hasta los $100.000. “Si lo hace uno directamente, con producción y todo, la ganancia le queda a uno, pero muchas veces se hace por medio de una agencia y entonces ellos se quedan con otra parte (se estima entre un 20% y un 40%) por las fotos y por la promoción del perfil”, dijo Martina*, una paisa que incursionó hace un par de meses en este mundo.
“No es como lo pintan”
La comercialización de este contenido sexual, sin importar la plataforma, es tan rentable en la medida que se le trabaje y la reputación que se vaya adquiriendo, según algunas creadoras.
Hay casos como los de la bumanguesa Aida Cortés, quien tiene 128.600 suscriptores en su cuenta de Onlyfans y vende su contenido a 30 dólares ($137.000). Pero más allá de las celebridades, centenares de jóvenes, estudiantes y profesionales en la mayoría de casos, buscan esta alternativa, bien sea como una forma de buscar un ingreso extra o para solucionar sus problemas económicos.
Se estima que en Onlyfans hay 400 creadores de contenido de Colombia, aunque estos no solo son de tipo sexual. También hay de bromistas y de artistas reputados contando sus historias, entre otros.
Algunos expertos en el comercio de imágenes sexuales de este tipo señalan que en Medellín hay unas 2.000 personas que buscan sus ingresos por este medio y en el país se habla de unos 10.000, aunque ninguna entidad maneja cifras oficiales.
En cuanto a las que se dedican a comercializar a través de Telegram, WhatsApp o los chats privados de Facebook e Instagram no se tiene una cuenta exacta, debido a que desde estas aplicaciones desconocen la cantidad porque sus servicios de mensajería son cifrados y sirven para toda clase de información.
Además, por su característica informal, ya que se fundamenta en anunciarse y vender el contenido directamente, no hay organización alguna que regule o lleve la cuenta.
Sin importar el medio utilizado, los ingresos de una persona del común que se lanza a esta aventura pueden llegar, en un día bueno, hasta en los $2 millones diarios, “pero hay que promocionarse bastante”, dijo una de ellas.
Pero esto no es la constante y se requiere estar subiendo imágenes sugestivas, que alimenten en ojo de quien está visitando su red social de preferencia. “Si se deja todo quieto, obviamente, los ingresos empiezan a bajar y solo se quedan los ya fidelizados”, expresó Jimena, quien en el tiempo reciente se ha enfocado en su profesión y actualmente, según cuenta, su promedio de ingresos está en los $500.000 al mes.
Para quienes venden particularmente sus fotos y videos, la principal labor que deben hacer es la de mercadeo, que si quieren apoyarla con una agencia, deben pagar la respectiva comisión.
Ahora, quienes desean incursionar en Onlyfans no es solo abrir un perfil como cualquier otra red social. “A uno le piden de todo, le hacen una cantidad de verificaciones, le piden documentos y tantas cosas que se necesitan. Se puede demorar varios días hasta que le habiliten la plataforma”, expresó Martina.
En ocasiones, algunos creadores de contenido usan las redes sociales tradicionales para promocionarse, luego cuando los interesados acceden a Onlyfans e interactúan con ellos, pueden acceder a otro contenido más selectivo, volviendo al comercio a través de los chats de WhatsApp o Telegram.
“La persona que quiere cierto material, más explícito o a la carta, uno ya negocia con ellos. Eso sí, siempre les digo que me transfieran, que nada a Onlyfans, para que me queden todas las ganancias de esos negocios”, dijo Martina.
“En Colombia son muy duros”
Aunque, a diferencia del contenido webcam, las imágenes son de acceso para todo el que quiera adquirirlas y tenga plata, el comercio con el público colombiano no es tan bueno como con los foráneos, quienes interesados en el atractivo latino y su poder adquisitivo pagan lo que piden los creadores por el paquete de fotos y videos.
Tamara*, una antioqueña que duró pocos meses en la aventura, aseguró que le iba bien de cuenta de los árabes, quienes le compraban sus paquetes gráficos sexuales sin restricciones. “Me compraban mucho de Estados Unidos, Perú y Emiratos Árabes, estos últimos en su mayoría”, manifestó.
Martina criticó al público colombiano que busca estos contenidos, diciendo que “son muy pocos los que compran el contenido. Son muy chichipatos. La mayoría de los que tengo son de Estados Unidos”. La otra creadora consultada señaló que sus mejores clientes provienen de México.
Pese a lo clandestino e informal de esta modalidad de comercio de imágenes sexuales, expertos aseguran que solo los que producen contenido desde Medellín pueden mover hasta 1,5 millones de dólares ($6.845 millones), teniendo en cuenta todas las plataformas y aquellas que hacen las ventas directas en WhatsApp o Telegram, siendo la segunda ciudad que más los genera.
Tiene su mercado negro
La cantidad de contenidos sexuales que circulan por las redes y son adquiridos ya cuentan también con su propio mercado negro.
En grupos, principalmente en Telegram, hay personas consultando por mujeres u hombres, de acuerdo con su preferencia sexual, con la foto que usan para promocionarse.
“¿Quién tiene la foto de ella? ¿Cuánto piden por las fotos y los videos?”, se suele preguntar en estos grupos, con la esperanza de que algún otro miembro diga que ya lo adquirió y está dispuesto a compartirlo a cambio de una consignación por el material.
Los montos que se manejan en este mercado es especulativo y depende de la característica de la persona por la que se pregunta y su valor de suscripción normal. Eso sí, los valores son inferiores y al igual que ocurre con quienes crean su contenido y lo venden de forma particular, siempre piden comprobantes de pago antes de compartir las fotos y los videos.
Conflictos sociales
Los retos sociales para quienes se aventuran a comercializarse desnudas son importantes y pueden influir en cuánto tiempo pueden durar en esta labor.
Tamara, por ejemplo, pese a los cuantiosos ingresos que estaba recibiendo y que le estaba solucionando los apuros económicos por, solo pudo estar tres meses, ya que es madre de un hijo que está cercano a la adolescencia. “Es muy bueno y me estaba yendo muy bien, pero la verdad pensé en mi hijo y en las consecuencias que eso podría tener y si esas imágenes le llegaran”, comentó.
En otros casos, el tema es de pleno conocimiento de la familia, ya que antes de empezar, lo conversan y les explican qué pretenden mostrar en las fotos. “Mi familia y mi círculo de amistades están enterados que vendo contenido y no me juzgan, al contrario, me apoyan. El resto de comentarios me va y me viene”, señaló Jimena.
En cuanto a las afectaciones profesionales, todo dependería del contexto laboral en el cual se desempeñe la persona y la repercusión social que se tenga. La psicóloga Eliana Mejía, experta en temas de sexualidad, indicó que “en las empresas más tradicionales puede haber señalamientos, pero para el caso de los nómadas digitales quizá sea más sencillo y tenga menos inconvenientes. En cuanto a los hijos que puedan tener las mujeres, tocaría esperar el contexto social en el cual estén moviendo”.
El mundo del comercio de las imágenes eróticas y pornográficas producidas por los propios creadores se toma cada vez más las redes sociales, siendo un negocio cada día más multimillonario.
*Nombres cambiados
2
millones de pesos al día puede ganar una creadora de contenido sexual en redes sociales.
