Diego Romero, uno de los principales escuderos de Daniel Quintero, se marchó del país y ahora ostenta en redes una nueva vida en Amsterdam, Países Bajos.
Su salida del país levantó polvareda por varias razones. Romero siempre actuó bajo la sombra de Quintero. Personas cercanas a este círculo lo señalan de ser un tipo leal al exalcalde, el típico carga maletas y quien acumuló bastante poder en estos cuatro años al recibir la misión de liderar la Fundación ProMedellín, una organización cuyo fin jamás quedó claro y alrededor de la cual se tejieron polémicas e irregularidades. Ahora resulta que ProMedellín parece haberse esfumado tras la salida del país de Romero.
ProMedellín nació en el círculo cercano de Quintero y su objetivo era hacerle contrapeso a Proantioquia, el gremio empresarial contra el cual el exalcalde decidió emprender una guerra. De manera que los aliados de Quintero pretendían que esta fuera una integradora entre la Alcaldía y el sector privado afín a esta administración y de paso que sirviera como plataforma para apalancar el proyecto político de Quintero. Por eso pusieron a un hombre que sabía hacer caso: Diego Romero, a quien el exalcalde conoce desde que era un adolescente de 16 años y que ahora, al parecer, es un nuevo rico de apenas 30 años.
El director de la difusa ProMedellín se hizo conocido por ser el responsable de la estrategia de comunicaciones de la campaña de Quintero en 2019. Fue él quien entabló relación con los medios y los periodistas que cubrieron dicha campaña, quien redactaba boletines de prensa y administraba las redes sociales del entonces candidato de Independientes.
Una vez llegaron al poder, Romero le entregó a un hombre con quien trabó amistad en campaña, el periodista Juan José Aux, la secretaría de Comunicaciones para ejercer el poder en las sombras.
También se convirtió en asesor de Quintero y logró representarlo en junta directiva de Telemedellín, donde, además, se inventó un programa que él mismo dirigía llamado “Un toque de Romero”. En su momento el concejal Daniel Duque llamó la atención sobre ese doble juego de Romero al interior de Telemedellín, antes de que se destapara el escándalo de la contratación de medios piratas. Y es que el Decreto Ley 128 de 1976, en su artículo 14, establece que miembros de junta no pueden celebrar contratos con la entidad de la que hacen parte.
A estas irregularidadades se le sumó el toque de nepotismo. Resulta que durante esta alcaldía Telemedellín contrató al hermano de Rimero, Julio César Romero Vélez. Y también decidió convertir en jefe de Gestión Humana a Paola Lesmes, tía política de Romero, al estar casada con Ciro Romero Díaz, familiar de Diego, y quien además fue incluido en la nómina de Sapiencia, entidad de la Alcaldía.
La lista fue más larga, además de la representación que Diego Romero tuvo del alcalde en la junta de la Fundación EPM.
Romero siempre aseguró que no recibió ni un solo peso por su programa en Telemedellín y que su salario como asesor del alcalde rondeaba apenas los $5 millones. Además, ProMedellín nunca pelechó, al menos en cuanto a su propósito de ser un integrador económico como lo ha hecho Proantioquia durante años. Decenas de empresarios consultados por EL COLOMBIANO señalaron que no había ningún indicio de que esta fundación, que también tenía en la junta al papá de Albert Corredor, tuviera una actividad real.
Por todas estas razones es que la bonanza económica de Romero llamó la atención, pues se hizo usual verlo en Medellín un lujoso carro de alta gama pese a que en su declaración de renta no tiene propiedad alguna. Y él mismo lo reconocía: “No se trata de rumores, yo no tengo una sola propiedad y vivo de lo que me ayuda mi madre y de los sueldos que he tenido, antes como asesor del alcalde y ahora como director de ProMedellín”.
Ahora parece ostentar una vida cómoda en otro país. Él mismo publicó estados donde se le ve en Ámsterdam, una de las ciudades más bellas y apetecidas del mundo y donde se le ve con su pareja recorriendo la ciudad y con un mensaje que dice “Our new home (nuestro nuevo hogar)”.
ProMedellín no renovó su registro en Cámara de Comercio y la página web que tenía dejó de funcionar. Así acabó el gremio fachada que montó Quintero y del que ahora solo quedan irregularidades por descubrir, mientras su director disfruta de una nueva vida en Europa.