No hay una palabra única que describa lo que sienten los habitantes de la comuna 1, Popular, al ver de nuevo, como si de un bucle se tratara, las promesas incumplidas alrededor de la Biblioteca España, esa mole de piedra negra inaugurada en 2007, que le dio a la zona una imagen efímera de desarrollo, cultura y reconocimiento, pero que empezó a desdibujarse un año después, cuando comenzaron problemas en la fachada, que luego fueron estructurales y obligaron a cerrarla en 2015. No ha podido ser abierta de nuevo, pese a que es una promesa infaltable en campaña cada cuatrienio.
Hoy están indignados, tristes, preocupados, desconfiados porque los últimos dos años vieron con esperanza llegar camiones cargados de material de construcción, y a obreros e ingenieros con cascos dando órdenes fuera y dentro del lugar, pero nada que reciben la obra terminada, pese a que la última vez les dijeron que para 2023 sería la vencida.
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Y no deja de causarles cierto enojo que mientras tienen imperantes necesidades en la comuna, como el hambre, la pobreza, la violencia intrafamiliar, el consumo de sustancias psicoactivas en niños y adolescentes o la falta de agua potable, en los últimos cuatro años se destinaron unos $50.500 millones en un lugar que sigue cerrado y que aún necesita casi $10.000 millones más para ser terminado, sin contar la dotación.
Casi $60.000 millones
Estas fueron las cifras que entregó el secretario de Infraestructura Jaime Andrés Naranjo, quien explicó que en la pasada administración de Daniel Quintero se suscribió un contrato por un valor de $28.000 millones para las obras de reconstrucción de la biblioteca y que hasta el 20 de diciembre de 2023 le hicieron cinco adiciones por $16.800 millones en total, lo que eleva lo invertido en la obra a $44.800 millones. Esto, sin contar el contrato de interventoría que va en casi $6.000 millones con sus tres adiciones.
En consideración de Adolfo Taborda, líder social de la comuna y coordinador del programa Derecho a la Ciudad y Paz Territorial de la Corporación Convivamos, esta es una muestra de “irresponsabilidad administrativa”, de irrespeto si se quiere, porque son muchos los recursos que se han invertido y ni así les han entregado la obra como lo prometió el exalcalde Quintero en enero de 2022, cuando allá en la comuna les dijo a los habitantes, con “bombos y platillos”, recuerda Taborda, que los bloques de la nueva estructura, con tecnologías de última generación y los mejores materiales de construcción, estarían listos antes de finalizar su gobierno.
Se fue y el avance de la obra, según el nuevo secretario de Infraestructura, está en un 85%. Se estima que con la última adición la obra iría hasta mayo de 2024, o hasta más allá. Pero no solo falta tiempo, sino también plata, pues deben hacerse obras de contención y urbanismo, con lo cual la biblioteca terminaría costando unos $60.000 millones, muy por encima de los $28.000 del contrato inicial; y mucho más de los $15.152 millones que costó hacerla la primera vez. Los costos de dotación son otra cosa de la que no han presentado valores.
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Sobre estas cifras, el concejal Juan Carlos Upegui, del partido Independientes, dijo en sesión esta semana que la pasada administración se comprometió con la reconstrucción de la biblioteca, que en la primera alcaldía de Federico Gutiérrez tuvo una inversión de $0. Aunque no es tan cierto, porque en esa administración se firmó un contrato por $9.746 millones para terminar los trabajos antes de 2016, pero hubo incumplimientos y se suspendió el contrato. Esa misma alcaldía demandó a los contratistas y esto permitió que se devolviera un dinero al Distrito el año pasado.
No obstante, para Taborda, la comunidad mira atrás y es consciente de que han sido años de incumplimientos. Ningún gobierno hasta ahora, ni el de Alonso Salazar ni el de Aníbal Gaviria ni el primero de Federico Gutiérrez ni el de Daniel Quintero, ha sido capaz de devolverles el espacio que inauguró en 2007 el entonces alcalde Sergio Fajardo y que empezó a tener fallas solo un año después, que la dejaron funcionando a medias hasta 2015, cuando se ordenó su cierre definitivo por serios riesgos estructurales.
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Los habitantes han estado frente a una seguidilla de compromisos, titulares de prensa, fechas de entrega, esperanzas vanas que hoy los tienen en la incertidumbre y la desconfianza. Porque no se trata solo de cemento, como explica el líder social, esa biblioteca mejoró la economía, impulsó el turismo, fomentó la cultura.
Fue el escenario en el que niños, niñas, adolescentes y jóvenes encontraron libros, computadores, danzas, pintura, cine y otras actividades que eran una opción para estar alejados de las drogas o la violencia en una comuna que se ha caracterizado por la falta de espacio público y la pobreza.
“Esperamos que Federico logre entregar esta vez la biblioteca. Proponemos que se hagan comisiones accidentales, con la comunidad, los concejales, el sector cultural y social, la Alcaldía, para tratar este y otros temas”, puntualizó Taborda.