Durante 129 días, el concejal y candidato a la Alcaldía de Medellín, Luis Bernardo Vélez, recorrió la ciudad buscando las 110.000 firmas que presentó ante la Registraduría para avalar su aspiración por el movimiento Cuidemos Medellín, con el que espera culminar su campaña, sin bajarse de su aspiración como ya lo ha hecho en el pasado.
“Esta vez no me bajo”, dice Vélez y lo hace convencido de que este es su momento por la experiencia y conocimiento que tiene de los procesos sociales de la ciudad y en respuesta a esa rabia ciudadana que viene en aumento en las calles de Medellín por un gobierno “nefasto”, falto de transparencia y que engaña con promesas como el congelamiento de las tarifas de energía, “que nadie le cree en los barrios”.
Ahora que se lanza a la Alcaldía de nuevo le reclaman que hace cuatro años se retiró y apoyó a Quintero, ¿cómo es eso?
“Bueno, a mí me gusta la pregunta por varias cosas. Lo primero, la gente dice que yo me he bajado muchas veces. Y realmente solo ha sido de una aspiración seria, que venía avanzando, y me bajé cuando, desafortunadamente, apoyé al hoy alcalde Quintero. Hace cuatro años estaba también por un ejercicio de un grupo significativo de ciudadanos, de un movimiento que llamábamos Somos Medellín, pero llevaba muy pocas firmas. Es ahí cuando nosotros hacemos la alianza con Quintero y paso a encabezar la lista del movimiento Independientes”.
Sí, usted encabezó la lista.
“Así fue pero lo que tengo que decir, es que desde la calle, en el Concejo de Medellín y en lo que uno ve de resultados, tenemos que concluir que este hombre traicionó a la ciudad, que me traicionó no solo a mí, sino que traicionó a un montón de sueños y de historia de esta ciudad. Pero yo creo que eso ya es pasado y mejor hablar del presente y el futuro”.
Pero antes de ir al futuro, una ciudadana del común puede pensar, bueno, pero si lo traicionaron una vez, ¿cómo voy a confiar? ¿Por qué tendría que votar por Luis Bernardo Vélez si se dejó traicionar?
“Hace una semana concluimos la recolección de firmas, entregamos a la Registraduría 110.000 firmas del Movimiento Cuidemos Medellín. Yo tengo muy claro que hoy, más que nunca, la experiencia, el conocimiento, la historia, el recorrido que tengo yo, y el momento tan difícil de la ciudad, me lleva a concluir, inclusive yo lo vengo diciendo de una manera un poco jocosa, que de esta no me bajo.
Ya estoy preparado suficientemente, diría yo, para asumir esta tarea y este reto tan importante de ser el alcalde de Medellín. Yo tengo un recorrido desde la academia, desde los sectores sociales, como médico salubrista, desde el Concejo de Medellín, desde el Ejecutivo como Secretario de Inclusión Social. Entonces, estamos claros que esta campaña la vamos a avanzar, lo que estamos haciendo es un buen programa de gobierno”.
¿Cómo es ese ejercicio de recoger firmas? Porque entiendo que se inscribieron 30 movimientos para recoger firmas para candidatos a la alcaldía. Esa es una cantidad impresionante, porque si cada candidato tiene que recoger 50.000 firmas como mínimo, pero finalmente recogen más de 100.000, entre las que les cancelan, las tramposas y demás, estamos hablando que más de 3 millones de personas firman. ¿Cómo le fue a usted en ese ejercicio? ¿Qué aprendió?
“Bueno, lo primero yo creo que es importante dar estos datos, que yo ni siquiera los conocía hasta el día de hoy. Se inscribieron por lo que se llama un grupo significativo de ciudadanos, por firmas, 30 candidatos a la alcaldía de Medellín. Yo creo que esto no tiene precedentes en la ciudad”.
Qué pena lo interrumpo, entre ellos hay que recordar quiénes están. Usted mismo, Gilberto Tobón, Liliana Rendón, Andreé Uribe, Rodolfo Correa, Albert Corredor, María Paulina Aguinaga, Felipe Vélez. O sea, hay un montón de hombres y mujeres que hoy se presentan.
“A mí me parece que este fenómeno hay que entenderlo y evaluarlo. Me parece que también hay un buen porcentaje de desconocimiento de lo que implica salir a recoger una firma. ¿Por qué lo digo? Primero, porque lo que encontré en la calle es que hoy se ha puesto mucho más complejo. Primero, por el número de candidatos solicitando la firma. Es decir, uno va y pide la firma y la gente dice, ¡ay, no, ya la di! Yo ya voté por otros. Yo ya voté como por tres. Oiga, ¿usted es el mismo?
Yo digo, no, por mí no ha votado. Entonces, ahí va a haber una confusión. Segundo, porque también creo que la gente que sale por firmas, me atrevo a decir, tienen desconocimiento porque no es solo recoger la firma. Es revisar la firma y luego para inscribirse como candidato por firmas, hay que tener una póliza que cuesta un dinero”.
¿Usted cuánto se demoró recogiendo sus firmas?
“Nosotros estuvimos desde el 7 de febrero, ese fue el día cero, en el que iniciamos a recorrer la ciudad por todos los lados, urbanos, rurales, campesinos, cada cuadra de Medellín la recorrimos. Y terminamos el 15 de junio, 129 días trabajando intensamente. Yo lideré la recolección de firmas, fue un trabajo descomunal. ¿Por qué? Porque hay mucha competencia, porque hay mucho desgano de la gente por la política”.
¿Y recogió 110.000 firmas?
“Y entregamos alrededor de 110.000 firmas. Esas firmas significan, cada una de ellas, para mí un diagnóstico de la ciudad, una voz de la ciudad, para mí no era recoger una firma, era recorrer esta ciudad”.
¿Qué encontró cuando pedía la firma?
“Encontré en lo político un desgano y una rabia de alguna manera y una molestia inmensa por el alcalde Quintero y por su administración”.
Por ejemplo, ¿qué le decían?
“La pregunta más usual era si nosotros éramos o no de Quintero. Si éramos de Quintero, éramos unos cómplices de una corrupción, de una inoperancia, de una ciudad acabada. Y a mí siempre me la dieron porque yo no soy de Quintero. Y empieza a aparecer hace dos o tres meses, la pregunta también de si éramos de Petro o no”.
Me llama la atención lo que me está diciendo porque ha habido un mito urbano de que al alcalde Quintero lo apoyan en los barrios populares y que es la clase alta y de sectores de las ciudades más acomodados los que no lo quieren. ¿Usted qué ha encontrado en esa geografía de la ciudad?
“En los 129 días que estuvimos recorriendo esta ciudad, en todos los estratos, en todos los sectores, en todos los barrios, la coincidencia que uno encuentra es el malestar frente a Quintero. Inclusive no es solo malestar y preocupación, ya es rabia. Personas, por ejemplo, que salían y le gritaban a Quintero a través de la firma, corrupto, ladrón, no te queremos más, tiene la ciudad acabada. Y la gente en los barrios, sobre todo, este diagnóstico que uno encuentra a través de la firma, es que la gente no ve obras en los barrios. La gente se ve engañada, por ejemplo, a mí me llamó la atención que la gente no se creyó el tema de la congelación de los servicios públicos.
A la gente le molestan las pancartas y los pasacalles en los que la Alcaldía dice nosotros cumplimos y congelamos los servicios públicos. Eso no se lo cree la gente. Y a mí me llama mucho la atención porque a final del año pasado uno veía en la ciudad, por supuesto, un malestar mayor de las clases altas, del sector académico, del sector social, de la gente un poco más enterada de lo público y hoy yo diría que en toda la ciudad hay un malestar inmenso”.
¿Cree que por esa razón es que el alcalde Quintero no tiene una agenda en la ciudad? Yo no sé si ustedes desde el Concejo lo han notado, pero no hace mucha actividad pública el alcalde.
“Yo diría, y con toda seguridad inclusive desde el rol que cumplo como concejal, que la ciudadanía ve en los hechos un desgobierno. Es decir, hoy la gente no siente que haya gobierno y eso se transmite y se refleja en el ciudadano que deja atravesado el vehículo en media calle y nadie dice nada. En el ciudadano que irrespeta al policía o que irrespeta al agente de tránsito o el ciudadano que no respeta la fila o el ciudadano que tiene la riña por cualquier situación en plena calle. O sea, lo que uno ve es que la gente siente que no hay institucionalidad, que no hay gobierno”.
Concejal, hay quienes le atribuyen a usted una suerte de oráculo para pronosticar quién será el alcalde, porque usted ha estado al lado de quienes han salido elegidos, por lo menos en las últimas cinco elecciones. ¿Por qué se ve usted con capacidad de llegar a ser, o si se ve en su bola mágica, como un posible alcalde para el 2024?
“Mi accionar político nace en el movimiento Compromiso Ciudadano cuando en el año 2000 aparece Sergio Fajardo, Alonso Salazar, otro exalcalde, y nosotros empezamos a cambiar la historia de la política, y quiero añadir esto que me parece una reflexión interesante de toda esta crisis tan dura que ha tenido la ciudad en este gobierno de Quintero, y es que hay una cosa que se debe rescatar y que se une a la anterior pregunta y es que yo veo una ciudadanía politizada, que yo nunca la había visto, como más interesada en la ciudad. Es que la gente habla más de política.
A mí me sorprende favorablemente que un taxista, que un ventero ambulante, que una mujer humilde en la ciudad, en el centro de la ciudad, le pregunta a uno por los proyectos de acuerdo, de los $330.000 millones, de las transferencias... o sea, la gente está enterada. Inclusive lo que ha pasado en muchas ocasiones, y pasó hace varios días, con el tema de ese proyecto de los $330.0000 millones, que se llenan las gradas del Concejo y la gente se ofusca y la gente grita. A mí me parece que eso es bueno para una ciudad, porque es una ciudad que está preocupada, que tiene rabia porque se le está despojando de sus dineros”.
Llevan cinco intentos de debatirlo y no han podido porque la ciudadanía se ha volcado al Concejo.
“Y lo mismo nos ocurrió con lo de UNE, y lo mismo ocurre en muchas discusiones, y lo mismo ocurre en la calle cuando la gente le grita a Quintero, váyase. Entonces, volviendo a esto porque lo quiero unir, es el desgobierno que ve la gente en la ciudad. La gente no solamente no ve al alcalde, la gente no ve a los secretarios. Yo que he sido concejal cuatro veces y entonces tengo la posibilidad de comparar, de revisar hacia atrás, nunca había habido tantos cambios de gabinete. A nosotros hasta risa nos da en el Concejo cuando yo pregunto, oiga ¿quién es ahora el secretario de Salud? Porque cada que uno pregunta por un secretario ya lo cambiaron. Es impresionante, además es lo más dañino para los procesos gubernamentales”.
En EL COLOMBIANO hemos hecho informes y los datos que hemos publicado hablan de más de 100 cambios en las directivas, es decir, entre secretarios y subsecretarios y directores de entidades.
“Entonces esos cambios no son solo de la persona, sino de los procesos, de las interrupciones en los proyectos, en los procesos, en los programas tiene unas consecuencias que la gente reclama en los barrios. Cuando yo contesto la pregunta de por qué la gente siente rabia en los barrios es que, por ejemplo, Metrosalud, que era la entidad que ellos querían, ya no tiene urgencias o ya no tiene atención de segundo nivel o ya no tiene consultorios disponibles, o cuando la gente ve las basuras y no pasa el carro de la basura, o cuando la gente ve que aumenta la inseguridad, o cuando aumentan las extorsiones, porque en esta ciudad se extorsiona hasta a un ventero ambulante.
Y lo otro que leo y he leído hacia atrás, es que esta ciudad tiene hoy y desde hace mucho tiempo, un voto de opinión. Y por eso la clase política muchas veces me pregunta que por qué yo adivino, es porque aquí los políticos tradicionales siguen creyendo que el resultado electoral puede depender en muchas ocasiones de la sumatoria que tengan de partidos políticos. Me explico, aquí ha habido candidatos que dicen nosotros vamos a ganar porque yo tengo ya el apoyo del partido X, Y, Z.
Y en ocasiones esa suma se vuelve una resta porque la gente quiere es personas que tengan independencia, no la de Quintero, independencia de pensamiento, libertad de poder hacer cosas, no de depender de caciques políticos. Entonces me parece que cuando yo leo la situación, lo hago desde el territorio y creo que la gente está reclamando personas con conocimiento de la ciudad, personas con experiencia”.
¿Y usted qué ve que hay que hacer en Medellín?
“Tenemos tres cosas como un punto de partida para el nuevo gobierno que espero sea el mío, lo primero conocer esta ciudad plenamente, lo segundo no ser del modelo de Quintero que es nefasto y lo tercero no tener antecedentes de temas de corrupción, que yo en mi vida política de 20 años no tengo una investigación. Si partimos de eso ¿qué es lo que hay que hacer? Identificar y leer lo que está pasando no solamente hacia el centro sino hacia la periferia también, hacia los barrios y el primero es el tema de seguridad, expresado distinto en cada territorio, por ejemplo en las zonas más apartadas del centro de la ciudad, el tema de la extorsión, la vacuna, el paga diario, tiene a la gente asfixiada, la situación de microtráfico que se expresa en el consumo de psicoactivos a mí me tiene aterrado y yo lo conozco, soy médico, uno de los temas que he tratado es salud mental y drogadicción y hoy veo que la situación se va volviendo absolutamente grave cuando miles de familias están diciendo que no hay una oportunidad para intervenir al hijo, al esposo, o aquel que tiene una enfermedad mental.
El tema de las personas mayores. Medellín es una ciudad que está envejeciendo, una ciudad que tiene 445.000 adultos mayores de 60 años y tiene casi 900.000 personas mayores de 50 años, es una ciudad que envejece y no tiene respuesta institucional, hay abandono, enfermedad de salud mental en las personas mayores, hay hambre, desprotección, y eso se ve en los barrios cuando la gente reclama atención a los grupos de personas mayores que hoy no existe. Los programas y proyectos que veníamos trabajando desde hace mucho tiempo y Medellín era modelo de la política pública de adulto mayor han venido desfortaleciéndose en este gobierno”.
En esta administración se trataron de vender como una de carácter social, ¿qué ha pasado con lo social en este gobierno?
“Han pasado muchas cosas, en personas mayores, pero también se ve en la atención hacia la niñez, en programas como Buen Comienzo, o en programas de jóvenes, o en los habitantes de calle. La ciudad venía, y yo soy parte de esa historia, muchas organizaciones, muchos exalcaldes, respetando unos procesos de política pública en materia social”.
Le pregunto además porque usted es una autoridad en el tema social.
“Sí, yo me he dedicado al tema en la medicina social, fui secretario de Inclusión Social y trabajo ese tema y me apasiona. Entonces qué ve uno: un gobierno que no conocía la ciudad, que no conocía los problemas sociales, lo voy a decir con toda la crudeza, rompe un montón de procesos por desconocimiento, con improvisación, y sobre todo con un estilo de dividir la ciudad y de dar un golpe de mano a los grupos empresariales.
Cuando Daniel Quintero golpea inicialmente el programa que es el activo social más importante que es Buen Comienzo, que es la atención de la primera infancia, porque él cree que las organizaciones que lideraban y han liderado hace décadas los programas de primera infancia eran unos instrumentos del GEA y de los empresarios, hace un daño inmenso a los programas sociales. Porque parte de la política social de Medellín y de Antioquia se ha soportado de alguna manera en las organizaciones de base, pero también en las empresariales y las ONG.
Tercero, hay un problema de transparencia, indiscutiblemente aquí hay unos problemas de corrupción, gravísimos, que golpean el presupuesto y lo que hacen es impactar la cobertura, pero también la calidad de los programas, y eso lo expresa en un programa de habitantes de calle que aumenta en la ciudad desbordadamente, en los programas de adulto mayor, los niños en situación de calle, en los programas alimentarios y así podríamos continuar enumerando muchos más”.