Con más de 150 profesionales de policía, durante la noche del martes 12 de noviembre se realizó una intervención en la comuna 13, San Javier.
En esta actividad de anticipación del delito y control se priorizaron cuatro zonas de prevención en lugares como Betania, Antonio Nariño, 20 de Julio y Blanquizal.
Además, se desarrollaron dos puestos de control articulados con funcionarios de tránsito, en ellos se inmovilizaron 41 motocicletas y se realizaron 108 comparendos en aplicación del Código Nacional de Tránsito.
Por otra parte, en aplicación al Código de Convivencia y Seguridad Ciudadana se suspendió temporalmente la actividad de un establecimiento comercial, se impusieron 28 comparendos, 12 armas de fuego fueron incautadas, las patrullas de vigilancia lograron recuperar dos motocicletas con reporte por hurto y una persona fue capturada en flagrancia por lesiones personales.
Desde la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá aseguraron que continuarán desarrollando estos “megaoperativos” de control con el fin de velar por la seguridad y convivencia ciudadana en el Área Metropolitana del Valle de Aburrá.
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Este año, en San Javier, entre otros delitos, han aumentado significativamente los homicidios, pues hasta la fecha van 18 casos, 7 más de los que iban para la misma fecha hace un año, lo que significa un aumento del 64%.
Hace un par de semanas, en EL COLOMBIANO se publicó un informe que daba cuenta que daba cuenta de una guerra de poderes ilegales que se ha desatado en los últimos meses alrededor de las emblemáticas escaleras eléctricas.
El punto de desfogue de esta oleada de violencia habría sido una redada ocurrida en la primera semana de septiembre pasado, que según la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá dejó 14 capturas de integrantes del combo de Las Independencias.
Entre quienes cayeron estarían el máximo cabecilla de esa organización, conocido con el alias de Conrado, lo mismo que tres coordinadores de operaciones a quienes identificaban como Sebitas, Abuelo y Pavas.
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Cuentan los habitantes que en ese momento empezó a oírse de los Chamos, dos jóvenes venezolanos que entraron a pelear a sangre y fuego y contarían con armas largas para respaldar ese propósito. Existen versiones de que estos no tendrían vinculación con la reconocida empresa transnacional del crimen denominada Tren de Aragua, pero lo cierto es que deben tener algún tipo de relaciones de alto nivel para atreverse a disputar un territorio donde por años fueron los grupos originarios los que mandaron. “Por tener una moto afuera de la casa cobran como 15.000 pesos semanales y si la persona no paga, se la roban”, expresa una fuente.
“Ellos mismos mandan a hacer los robos a quienes no les copian”, apuntó la fuente refiriéndose a Los Chamos.
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De manera indirecta, quienes ejercen labores relacionadas con el turismo también se han visto afectados porque a la vez que los amos territoriales de vieja data siguen “vacunando”, los nuevos “señores” hacen lo propio y de no recibir la respuesta que esperan toman represalias como no permitirles subir a los guías con sus clientes.
Si bien el visitante del común puede que no note nada extraño, quienes allí viven y trabajan sienten zozobra a cualquier hora y sobre todo en la noche, cuando suelen darse las mayores disputas bajo el ocultamiento de la oscuridad. Relatan que se han presentado hasta enfrentamientos con fusiles.