Varias empresas del mercado de la chatarra están en alerta por cuenta de una serie de movidas que vienen ocurriendo al interior de EPM que podrían cambiar las reglas de juego en el jugoso negocio de la gestión de los aparatos eléctricos y electrónicos que desecha la compañía.
Aunque durante décadas la venta y disposición de esos residuos no había suscitado mayores controversias, un estudio de mercado que resulta extraño a los ojos de varios empresarios y un reciente proceso de venta de chatarra por $3.819 millones, en el que se incluyeron exigentes requisitos, han despertado las suspicacias de muchos.
Mientras EPM defiende la rectitud de ambos procesos y asegura que con los mismos busca garantizar altos estándares de calidad en la gestión de sus residuos, desde la óptica de varios contratistas (que pidieron reservar su identidad asegurando temer represalias en caso de ser identificados) dichas movidas podrían abonar el terreno para que un millonario negocio quede concentrado en pocas manos.
Lo que despierta suspicacias
Las alertas para los chatarreros se encendieron desde finales de enero de este año, cuando a los correos de varias compañías llegó una comunicación por parte de la gerencia de Negocio Residuos Sólidos de EPM en las que fueron informados de la realización de un “estudio de mercado para identificar posibles gestores integrales de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos”.
En dicha comunicación, EPM allegó una tabla en la que pidió a las compañías que durante años han comprado esos residuos informar sobre sus capacidades técnicas, económicas y jurídicas, entregando documentos como sus estados financieros, certificados de experiencia de compras anteriores, sus capacidades de gestión de residuos, entre otras variables críticas a la hora de realizar los concursos y subastas.
Para sorpresa de muchos, el nivel detalle de las preguntas de EPM abarcaba especificar su capacidad en toneladas/mes para el almacenamiento de materiales, desensamble de residuos, proceso de cables de cobre y aluminio y cifras de ventas de esa chatarra.
Sin entregar mayor información sobre la finalidad de ese estudio, en dichos correos EPM se limitaba a explicar que se trataba de un estudio de mercado para identificar “posibles proveedores” para “un posible proyecto piloto para la valorización de esos materiales”.
Además de ese estudio, otra movida que despertó aún más dudas fue un proceso de venta que en julio pasado, meses después de solicitar la información, cuando EPM sacó un lote de chatarra de 1.600 kilos proveniente de Hidroituango, con requisitos que dejaron a muchos por fuera.
La condición más difícil de cumplir, señalaron, consistía en acreditar experiencia en corte de piezas extradimensionadas de centrales con capacidad de generación igual o superior a 5 MW, que, en resumen, solo podrían cumplir los contratistas que se hicieron cargo de la chatarra que dejó el siniestro de Hidroituango hace cinco años.
Con base en dicho estudio y el cuestionado proceso de venta de chatarra de Hidroituango, entre varios contratistas quedó el sinsabor de que se podrían estar haciendo movidas que apuntarían a perfilar a los competidores y cambiar las condiciones que han regido por décadas la venta de chatarra, dejando sobre la mesa la posibilidad de que la misma quede concentrada en pocas manos.
Aludiendo al escándalo que el año pasado estalló en la Secretaría de Movilidad (cuando se denunció que un contrato para la venta de chatarra habría sido presuntamente direccionado a una empresa), los contratistas temen que esa situación se repita en EPM.
EPM se defiende
En respuesta a un cuestionario remitido por este diario, EPM confirmó estar realizando dicho estudio de mercado, pero negó que el mismo tuviera el objetivo de concentrar la contratación en pocas manos.
“Con los resultados de este estudio de mercado RFI (solicitud de información), EPM se encuentra en la evaluación de diferentes alternativas para garantizar la adecuada gestión y valorización de residuos y excedentes generados en la prestación de sus diferentes servicios, como un aporte a la gestión responsable de los mismos, acción que se encuentra alineada con el compromiso de la Organización en su contribución a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en este caso, el ODS 12 Producción y consumo responsables”, aseguró la compañía en una respuesta escrita, añadiendo que dichos sondeos obedecen a los planes plasmados desde el direccionamiento estratégico de la empresa en la gestión de esos residuos.
Ante los señalamientos por las condiciones exigidas en lote de chatarra de Hidroituango, la empresa no sólo enfatizó en que el mismo no tendría ninguna relación con el estudio de mercado adelantado, sino que se mantuvo en que las condiciones exigidas eran necesarias para garantizar el adecuado manejo de los residuos.
“En el proceso de venta TC-2023-0027 se exige acreditar experiencia en el corte de piezas extradimensionadas, porque se trata precisamente de equipos extradimensionados y es necesario minimizar los riesgos propios de esta labor y el impacto que tiene para las comunidades aledañas y el ambiente”, expresó EPM.
Al ser interrogada sobre el uso que le daría a la información recabada en el estudio y si la empresa tiene previsto hacer cambios en sus procesos de venta de chatarra, EPM señaló estar “analizando todas las alternativas posibles que ofrece el mercado” y enfatizó en ser autónoma a la hora de definir los requisitos que rigen esos procesos.