Maromas. Eso hacen por estos días las agencias de viajes en Medellín para no quebrar por el cese de operaciones de Viva Air. Las caras de preocupación pululan en las oficinas de varios centros comerciales, donde estos negocios venden paquetes en los que prometen mares de ensueño y paisajes nunca antes vistos. En el centro comercial Obelisco, por ejemplo, Elver Oquendo, de Fly World Viajes y Turismo, cuenta que las pérdidas hasta el momento equivalen casi a un año cerrados. Y eso, con tan solo ocho días del cese de operaciones de la aerolínea, ya es mucho decir.
“No sabemos cómo vamos a hacer; la situación ha triplicado el precio de los viajes: un tiquete a Punta Cana, que compramos en $900.000, ahora no baja de los $3 millones”, dice Elver, quien lleva cuatro años en la agencia. Desde el sector Estadio, donde tienen dos sedes con un equipo de 15 personas, relata que la tormenta que viven podría ser peor, en caso de tener todos los paquetes contratados con Viva. “Lo que nos permite mantener flujo de caja es que tenemos viajes con otras aerolíneas: Avianca, Copa, Wingo”. Esto, sin embargo, no los ha eximido de pérdidas. El cheque ya acumula varios ceros.
Son 90 las reservas que Fly World tenía con Viva hasta el 28 de febrero, fecha en que la low cost decidió suspender sus operaciones. Desde entonces, el trabajo de los oficinistas de esta agencia ha sido similar a un viacrucis: se les ve tranquilos, en un espacio de pocos metros, respondiendo teléfonos y compilando información en computadores, pero la realidad es otra: hay $130 millones en pagos de tiquetes que aún están en el aire porque la aerolínea no da respuestas y hasta el momento tampoco hay reembolsos.
Nada más en el Obelisco tienen sede otras tres agencias de viajes. Los trabajadores comparten testimonios similares a los de Elver: que en los años que llevan prestando servicio no habían pasado por una situación similar; que son cientos de clientes los afectados; que ya avanzan en la formulación de demandas para que la aerolínea les reembolse los dineros consignados; que la plata hasta ahora embolatada, convertida en pérdidas millonarias, podría quebrar a cualquier negocio si no se resuelve pronto la situación.
“Estamos comprando tiquetes para responderles a los clientes”, dice Elver. “Yo como agencia le pagué a Viva, pero ellos no han reembolsado, entonces tenemos que asumir el pago de nuevos tiquetes. Tenemos unos para Argentina esta Semana Santa, son cerca de $25 millones, y no le hemos podido dar respuesta al cliente”. Pero eso sí, agrega, hay clientes que comprenden lo que ocurre y le proponen: ‘Venga, hagamos así: yo me presentó al aeropuerto, trato de que me ubiquen en otra aerolínea, y ya ustedes me consiguen el tiquete de regreso’. Y eso es lo que han venido haciendo, mientras el panorama aclara.
Similar es el parte de Natalia Arcila, directora de otra agencia de viajes. Afirma que los clientes han sido menos comprensivos y que algunos creen que, incluso, ellos se están quedando con el dinero. El otro asunto tiene que ver con unos “monederos” que hacen parte de la mecánica de este tipo de negocios: es como un dinero virtual, dice Natalia, que se le paga a la aerolínea, en este caso a Viva. “Hemos enviado varios correos solicitando la devolución y todavía no pasa nada”, afirma. “Son casi 70 personas las que tenemos esperando porque viajaban con Viva. Estamos muy perjudicados. ¿Cómo van a vender tiquetes hasta el último día, sabiendo que iba a parar?”.
Ella, por ejemplo, pide que sancionen a Viva; que el Gobierno afine los protocolos de seguimiento a estas entidades y que los respalde. Aunque no es distinto el pedido de Elver, además de que le respondan por los dineros prepagados, él espera que la aerolínea tenga un respiro, que le inyecten capital: “Está bien, ellos tienen que responder, pero nos interesa que le sigan permitiendo a la gente viajar. Viva permitió que muchas personas viajaran, que estos negocios despegaran”, afirma. El paseo a San Andrés, destino preferido de los paisas según estas agencias, no hubiese sido posible para muchos con otras aerolíneas.
Y es que la crisis que vive el sector, según Anato, la agremiación que aglutina al sector de las agencias de viajes, llegaba hasta los $8.000 millones en riesgo el lunes pasado, además de 15.000 pasajeros afectados en todo el país. Aunque el gremio no cuenta con los datos detallados para Antioquia, las maromas que hacen por estos días las agencias consultadas van desde contestar teléfonos que no paran de sonar, con clientes angustiados e histéricos del otro lado de la línea, hasta proyecciones turbias para Semana Santa, temporada de bonanza por las vacaciones, debido al incremento de los vuelos.
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Ahora bien, el panorama es más sombrío para algunas agencias mayoristas, que son sombrillas de negocios de viajes más pequeños, y que contrataban todos sus paquetes con Viva. Es el caso de Mayor Plus y Welcome, que tienen sede en Almacentro. Esneda Campo, directora de la oficina de Welcome en Medellín, cuenta que tienen cupos separados con esa aerolínea hasta octubre próximo, con pagos del 30 y el 80%. “Nosotros somos mayoristas de Viva, es decir, les vendemos viajes a otras agencias. Teníamos sillas diarias con ellos: de 10 a 12”, dice.
Aunque todas las sedes de la empresa se han visto perjudicadas, las de Bogotá, Cali, Pereira, Bucaramanga y San Andrés, la oficina de Medellín es la que se ha visto más afectada porque todas las rutas operaban con Viva. De casi $500 millones son los pagos de tiquetes a futuro, además de pérdidas por $30 millones. “Nuestro asesor comercial está tratando de darle manejo a la situación en el aeropuerto de Rionegro, buscando embarcar a los pasajeros, mientras que nosotros asumimos el regreso. Eso es plata de cuenta de la empresa”.
Justo esta semana cumplió 15 años trabajando con Welcome y su oficina está decorada con globos que reseñan ese tiempo, lapso en el que no había tenido que lidiar con algo similar. En total, contando a ojo, dice ella, venían movilizando 600 pasajeros mensuales, además de 300 paquetes: tiquetes, alojamiento y tours en los destinos. La oficina no tiene mayor flujo. Solo están las cuatro empleadas de planta y ella. Como son mayoristas, allí llegan representantes de otras agencias pero así como el dinero, las nuevas negociaciones parecen haber quedado suspendidas.
¿Qué piden ustedes, cuál es su llamado? Esneda, una mujer que sin duda conoce del sector, así lo resume: “Que la Aeronáutica Civil, y las demás autoridades, nos ayuden a darles solución a nuestros clientes. Ellos nos piden reembolso, y no es que nos neguemos a hacer los pagos, pero debemos esperar un poco más. Ojalá que pronto haya respuestas, porque entre más se demore esto, más vamos a gastar”. Y la idea, dice, es evitar quebrar.