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Abandono y extorsión marginan al parque San Antonio del Centro

El proyecto para su transformación otra vez quedó en ceros. Venteros informales denuncian extorsiones.

  • Abandono y extorsión marginan al parque San Antonio del Centro
23 de diciembre de 2023
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Las denuncias en el Parque de San Antonio no pueden tener nombre ni rostro, porque allí no manda la ley, mandan otros.

Los vendedores informales del bulevar, a los que en las últimas dos décadas les ha tocado torear casi todo tipo de problemas de seguridad y espacio público, dicen estar ya al límite por cuenta de las extorsiones de un grupo de criminales que se pasea orondo por toda la zona, a la vista de todos, imponiendo su ley y cobrándoles a los comerciantes casi que por respirar.

A los vendedores informales que llevan 15 y hasta 18 años trabajando en este sitio, los delincuentes —que operan literalmente diagonal al comando de la Policía Metropoliatana— les exigen pagos semanales que van desde los $40.000 hasta los $100.000.

En esta época de diciembre las intimidaciones sehan recrudecido. Lo peor es que desde agosto instauraron denuncia en la Fiscalía y muchos meses antes de esto alertaron a la Policía y a la Alcaldía de Medellín, pero hasta ahora todo sigue igual: el Parque de San Antonio es tierra de nadie.

Y es que la del parque de San Antonio ha sido una historia marcada por el abandono y los planes fallidos para recuperarlo. El último fracaso corrió por cuenta de la alcaldía que se marchará en

una semana y que a pesar de alardear y gastar plata en renders y anuncios pomposos que proclamaban el inicio del plan parcial del parque, se irá sin dejar mayor avance en el mismo.

Daños en el mobiliario público también se presentan en el costado sur del Parque. Foto: Julio César Herrera E]
Daños en el mobiliario público también se presentan en el costado sur del Parque. Foto: Julio César Herrera E]

Un plan enredado

El plan para la renovación de San Antonio se desprende del proyecto de acuerdo 050 aprobado en mayo de 2021. A grandes rasgos busca cambiar el uso del suelo de este sector para llevar vivienda,

un proyecto que tiene diez años de vigencia –de los cuales ya se comió dos– y que pretende convertirlo en un parque verde, aumentar en un 12% el espacio público y un 8% las zonas verdes. Y, sobre todo, pretende construir entre 231 y 452 viviendas.

Los argumentos que entregó el Concejo y que retomó en su momento el entonces gerente de la EDU, Wilder Echavarría, apuntaban que llevar vivienda al parque San Antonio cambiaría definitivamente su dinámica, al dotarlo de una apropiación ciudadana que nunca tuvo tras su remodelación a mediados de los 90.

Desde el punto de vista de los problemas de seguridad, la necesidad de sanear el sector con una nueva dinámica habitacional tiene cierto sentido. Según la Sijin, entre las siete bandas completamente identificadas que operan en el Centro, una de ellas es los Cocuelos, especializados en atraco a mano armada y raponazo.

El desorden y la basura también le pasan factura al espacio de ciudad. Foto: Julio César Herrera E.
El desorden y la basura también le pasan factura al espacio de ciudad. Foto: Julio César Herrera E.

Esta banda tuvo como origen la proliferación de inquilinatos, de población flotante en estos sectores del Centro, ocupados en los últimos diez años, en gran medida, por desplazados de otras subregiones, entre los cuales también llegaron bandas enteras que operaban en estas zonas.

Pero a pesar de los argumentos a favor, lo llamativo es que en el proyecto del Concejo no quedó textualmente que se le permitía a la EDU, su principal doliente y vecina del sector, construir vivienda y renovar el comercio. De manera que a la EDU le tocó sacar de la manga una figura llamada desafectación, que permite que un suelo sea declarado de interés y puede así cambiar de uso.

Con el 61% del suelo del parque que pertenece al Distrito esto era fácil de hacer. El problema era lograrlo en el 39% restante, en manos de privados, y aquí se enredó más el tema.

A los comerciantes y administradores de los 78 locales comerciales del lugar les hicieron dos propuestas: si el 51% se ponía de acuerdo podían hacer parte de la transformación con sus propios proyectos de infraestructura. La otra opción fue negociar con privados la venta de sus locales, aunque dicen los comerciantes que desde el primer momento fue una propuesta confusa. Ni siquiera tenían claro con quién iban a negociar y bajo qué condiciones.

De todo este enredo, la única realidad es que el deterioro del parque sigue rampante.Y es que en el parque y su zona de influencia hay quienes coinciden con Samuel Castaño, comerciante del sector, quien apunta que el hecho de que el megaproyecto esté empantanado no justifica el total abandono y la falta de voluntad para intervenir la zona.

Dice Samuel que los propios clientes les dicen que les da miedo caminar por allí, que a menos que sea obligatorio prefieren hacer algún rodeo.

Tampoco los turistas parecen amañarse mucho. En sus rutas desde el Parque Berrío suben, ojean en los toldos de artesanías y raudos y desconfiados siguen cruzando la Oriental hacia San Ignacio.

Es como si el parque no le doliera a nadie. Por eso no le ha bastado ser una de las plazas más céntricas en toda la ciudad, con el corredor del tranvía en la zona sur; no le ha sido suficiente tener al lado un inmejorable establecimiento ancla como el Éxito; o lucir una iglesia patrimonial de 120 años; o contar con una gran plazoleta pensada para eventos culturales que hoy asoma inerte.

Hay lugares que después de sufrir puntos de quiebre quedan marcados con un sino adverso. Después de ver crecer la primera generación clase media de Medellín, el parque de San Antonio se fue deshabitando a partir de los años 50, a medida que las familias buscaban otras zonas más tranquilas donde refugiarse de la vida de bares y prostíbulos que coparon el sector.

En los 80 no le fue mejor: se convirtió en cementerio de chatarra, y desde los 90 es una dolorosa promesa inconclusa por donde casi nadie quiere andar.

Las promesas que el centro no vio

Aunque la cuenta de cobro por el abandono progresivo del Centro le corresponde a todos los mandatarios del último medio siglo, esta alcaldía en particular dejó viendo el chispero a habitantes y comunidades de la comuna con proyectos que prometieron ser transformadores.

Uno de ellos fue la construcción de tres edificios mixtos que tendrían oficinas, canchas, guarderías y zonas de entretenimiento.

Otro fue el de los parques de bolsillo: de los ocho que prometió la alcaldía en zonas como la Fundación Universitaria Bellas Artes, la Plazuela San Ignacio y Cervantes ninguno quedó construido en detrimento del muy necesario espacio público en la comuna 10.

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