Si bien el presidente colombiano Gustavo Petro arribó este domingo para la posesión del socialdemócrata Bernardo Arévalo como nuevo presidente de Guatemala, aparentes saboteos de la oposición en el Congreso de ese país frustraron la investidura. Al cierre de esta edición aún el nuevo mandatario no había asumido su cargo.
En medio de la tensión en las calles, Arévalo sufrió otro golpe político debido a que el Congreso redujo el margen de maniobra de sus diputados. El parlamento saliente, controlado por la derecha, decidió desconocer como bancada a los 23 diputados del Movimiento Semilla, de Arévalo, para la nueva legislatura, en virtud de una suspensión judicial de ese partido por supuestas irregularidades en su creación.
Las discusiones en torno a la bancada de Semilla trabaron la instalación del nuevo Congreso, que es el que debe prestar juramento a Arévalo como presidente. La ceremonia de investidura presidencial, sobre las 10:00 de la noche (hora colombiana) sumaba cinco horas de retraso.
“Ya estoy aquí en el Teatro” Nacional para la ceremonia de investidura, declaró Arévalo en un mensaje en la red social X (antes Twitter), sin comentar la decisión sobre los diputados de su partido.
La incertidumbre por la investidura provocó que representantes de Estados Unidos, la OEA, la Unión Europea y presidentes latinoamericanos presentes en Guatemala urgieran al Congreso a traspasar el mando a Arévalo.
El sociólogo, exdiplomático y filósofo de 65 años, Arévalo, pasó inesperadamente en junio a la segunda ronda presidencial con una candidata conservadora aliada del oficialismo, a quien venció cómodamente con un 60% de los votos por su mensaje anticorrupción.
Desde entonces, Arévalo y el Movimiento Semilla han enfrentado una ofensiva judicial que él denunció como un “golpe de Estado”, detrás del que estaría la élite política y económica que por décadas ha regido los destinos del país.
La Fiscalía intentó retirarle la inmunidad de presidente electo, desarticular su partido progresista y anular los comicios, argumentando que hubo anomalías electorales.
En respuesta, el presidente Petro reclamó que la Fiscalía de Guatemala, “como en Perú y Colombia, ha tenido una actitud adversa a la Presidencia e incluso ha intentado poner presa a la vicepresidente elegida por el pueblo (...) Al partido de Arévalo, mayoritario, le han quitado la personería jurídica”.
Protestas y descontento popular
El retraso de la investidura desató malestar entre los cientos de seguidores de Arévalo, entre ellos muchos indígenas, que, entre empujones con la policía, se abrieron paso para acercarse a la sede parlamentaria. “Hay hartazgo del pueblo de tanto abuso, robo, corrupción y de tanta humillación al pueblo de Guatemala”, dijo a la agencia de noticias AFP la líder indígena Alida Vicente, de 43 años, durante una marcha en el centro de la capital. Según Arévalo, “lo más urgente” es recuperar las instituciones “cooptadas por los corruptos”, pero “lo más importante” es trabajar por el desarrollo social.