Detrás de la imagen carismática de Temitope Balogun Joshua o TB Joshua, el predicador y televangelista, fundador de la Iglesia Sinagoga de Todas las Naciones, una de las iglesias cristianas con más fieles en Nigeria y con una amplia base de seguidores en todo el mundo, se escondía un ser siniestro que, con la fachada de la religión, habría perpetrado una serie de agresiones y abusos que salen a la luz años después de su muerte.
Y es que, según la amplia investigación realizada por la cadena BBC de Londres, el hombre, que murió en junio de 2021 a los 57 años, cometió toda clase de vejámenes contra sus fieles, incluso, contra su propia familia, pues fue una de sus hijas quien develó lo sucedido en la congregación que formó su padre décadas atrás.
“Mi padre tenía miedo, un miedo constante. Tenía mucho miedo de que alguien hablara”, dice Ajoke (nombre cambiado por protección), una de las hijas del pastor y la primera que lo denunció por los abusos que presenció y de los que fue víctima en la iglesia de su padre.
Y es que tras su muerte, TB Joshua fue aclamado como uno de los pastores más influyentes de la historia africana por su historia de superación. Gracias a su fe salió de la pobreza, se convirtió en predicador, construyó una iglesia que contaba con miles de fieles, entre ellos líderes políticos, figuras del entretenimiento y futbolistas internacionales.
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Pese a ello, su hija y otros exintegrantes de la iglesia de origen británico se sumaron a las acusaciones de los abusos que ocurrieron en un complejo de la iglesia en Lagos, la ciudad más poblada de Nigeria, donde vivieron cientos de peregrinos de Europa, América, Asia y África entre la década de los 90 y los años 2000.
Todos coinciden en ser víctimas y testigos de violencia física y tortura que iba desde cachetadas, golpizas, hasta azotes con cables de electricidad o encadenamientos. También hacen referencia a casos de abuso infantil, agresiones y abuso sexual a mujeres por parte del predicador, además de acusaciones de abortos forzados luego de las presuntas violaciones.
Pero también hay testimonios de cómo el hombre también mintió sobre su fe y sus dones, pues habría fingido “curaciones milagrosas”, con las que atraía a más fieles a su iglesia.
Muchos de los peregrinos y posteriores víctimas eran adolescentes cuando se unieron a la iglesia y viajaron a Lagos. Estando allí, –según lo expresado a la BBC– sintieron haber entrado a una secta.
Jessica Kaimu, una de las pocas víctimas que reveló su identidad, viajó allí desde Namibia y estuvo más de cinco años en el complejo. Joshua la violó por primera vez cuando tenía 17 años y, por los constantes abusos tuvo cinco abortos forzados.
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Una hija, su propia víctima
Ajoke, que ahora tiene 27 años, vive escondida y no usa su apellido Joshua, fue la primera en denunciar los vejámenes cometidos por su padre y de los cuales fue víctima. De su madre, poco se sabe, pero presume que era una de las feligresas de la iglesia, creció junto a Evelyn, la viuda de su padre y dice que hasta los 7 años tuvo una infancia feliz disfrutando a veces de los lujos que tenía por ser hija del líder de la iglesia.
Pero un día, cuando fue la suspendieron de la escuela por una falta menor y un periodista escribió un artículo sobre refiriéndose a ella como la hija ilegítima de TB Joshua, todo cambió. No volvió a estudiar y la internaron en el complejo en Lagos.
“Me obligaron a trasladarme a la habitación de los discípulos. No me ofrecí como voluntaria para ser discípula. Me obligaron a unirme”, le dijo a la BBC.
En ese complejo vivían bajo reglas muy estrictas: dormían pocas horas, no podían usar sus propios teléfonos ni acceder a internet y los obligaban a llamar “papá” a Joshua.
“Los discípulos tenían lavado el cerebro y hacían lo que les pedían. Todos obedecían las órdenes, como zombis. Nadie cuestionaba nada”, agregó Ajoke.
Como era una niña, Ajoke se negaba a seguir las reglas y eso le costó decenas de episodios de violencia, como cuando la golpearon por orinarse en la cama y luego la obligaron a caminar por el complejo con un cartel que decía: “Me orino en la cama”.
“Hubo un momento en las reuniones de discípulos en que él (Joshua) dijo que podían golpearla y recuerdo haber visto a la gente cacheteándola cuando pasaban”, contó otra peregrina que vivió en el complejo.
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Desde que Ajoke se mudó al complejo de Lagos, dice, fue tratada como una paria.
Más grande, cuando tenía 17 años, confrontó a su padre y le recriminó los abusos contra los peregrinos, especialmente contra las mujeres. El hombre la comenzó a golpear con furia y a él se unieron más fieles después.
Ajoke dice que la sacaron arrastrando de la oficina de TB Joshua y la pusieron en una habitación separada del resto de personas, allí vivió en confinamiento social durante más de un año recibiendo latigazos todos los días.
“Me pregunto cómo sobreviví esa época. No podía ni levantarme durante días después de esas palizas”, concluyó Ajoke
La BBC se contactó con la Sinagoga de Todas las Naciones, pero no se refirieron a los señalamientos que calificaron de afirmaciones infundadas. En marzo de 2022, un equipo de la cadena británica intentó grabar imágenes del complejo de la iglesia en Lagos, pero fue tiroteado por los miembros de seguridad del lugar y permaneció detenido durante varias horas.