Palabras de agradecimiento a los cubanos, a los integrantes del Partido Comunista (PCC) y la entrega de un balance de los últimos cinco años fue el preámbulo a la despedida de Raúl Castro de la dirección del partido cubano.
Su salida la anunció en la tarde de este viernes en la realización del VIII Congreso de esta organización, el cual se realiza a puerta cerrada en La Habana, Cuba, pero con la presencia de 300 delegados ante la situación de emergencia que se vive en la isla por la pandemia del coronavirus.
Entre sus palabras, Castro resaltó que seguirá siempre dispuesto para defender la patria, la revolución y el socialismo y añadió: “En lo que a mí se refiere, concluye mi tarea como primer secretario del Comité Central del PCC con la satisfacción de haber cumplido y la confianza en el futuro de la patria, con la meditada convicción de no aceptar propuestas para mantenerme en los órganos superiores de la organización partidistas, en cuyas filas continuaré militando”, aseguró.
El informe oficial presentado por el general Castro, de 89 años de edad y heredero del poder de su hermano Fidel Castro, “reconoció avances en los últimos cinco años y señaló la necesidad de imprimir mayor dinamismo en la puesta en práctica de las soluciones” a los problemas; sin embargo enfatizó en que se debe tener cuidado con las medidas de liberalización que se discuten en la isla, porque “hay límites que no podemos rebasar, porque las consecuencias serían imprevisibles y conducirían a errores estratégicos y a la destrucción misma del socialismo, y por ende, de la soberanía e independencia nacional”, subrayó.
Anuncio en medio de noticia polémica
La renuncia de Raúl Castro a la dirección del partido se da en medio de una noticia que conmocionó a Cuba: según informes que fueron desclasificados esta tarde de viernes por el Archivo de Seguridad Nacional, la Agencia Central de Inteligencia de EE.UU. (CIA, por sus siglas en inglés) planeó dos planes para asesinar a los hermanos Fidel y Raúl Castro en 1960.
Según esta Agencia cubana, el asesinato se realizaría mediante un complot para fingir un accidente en un vuelo que se realizaría entre Praga y La Habana “y otro vinculado a la invasión de Bahía de Cochinos, de 1961”.
Según los documentos presentados, que incluían memorandos y telegramas, integrantes de la CIA ofrecieron el pago de 10.000 dólares al piloto cubano José Raúl Martínez, ofrecimiento que fue hecho por el encargado de la CIA en la isla en 1960, William J. Murray.
"El piloto, que la CIA había reclutado anteriormente como activo de inteligencia en Cuba, 'pidió que se le asegurara que en caso de su [propia] muerte, Estados Unidos se encargarían de que sus dos hijos recibieran una educación universitaria'", indicó el vocero del Archivo de Seguridad Nacional, y agregó que el complot no llegó a ejecutarse porque el aviador, que trabajaba para Cubana Airlines, la compañía contratada para el vuelo chárter con rumbo a Praga "no tuvo oportunidad de organizar un accidente" en el tramo de regreso del vuelo, el 21 de julio de 1960.
Conocida esta información, Castro volvió a criticar los planes de EE. UU. para con la isla, y condenó el endurecimiento del embargo contra La Habana, además de la “inmoral campaña desatada contra la cooperación médica internacional que presta Cuba, lo que constituye un crimen contra los derechos humanos universales, al sabotear la única fuente de acceso a servicios médicos que tienen millones de personas en el mundo”, concluyó.