“Krupskaia sabía que ella no era la historia, y siempre estaba ahí para contarla”, con esta frase, en un sentido obituario, la cadena CNN describe a la periodista colombiana Krupskaia Alis, quien murió este 14 de febrero en Ciudad de México tras dedicar su vida a contar las historias más estremecedoras de la región, a “darle voz a los que no la tienen”.
Alis, cuyo nombre parece más de otro país, “Alís es apellido, Krups-kaia es el nombre”, como repetía en el teléfono cuando estaba en la redacción de CNN, nació en Cali, Valle del Cauca, pero migró muy pequeña con su familia a Nicaragua, donde se formó como periodista y empezó a contar las historias que la hicieron ganadora, entre otros, de dos premios Emmy en Estados Unidos, y el premio anual de la Unión de Periodistas de Nicaragua.
En ese país centroamericano estudió periodismo en la Universidad Centroamericana en Nicaragua y tras graduarse comenzó a trabajar en la década de 1990 como corresponsal en Centroamérica para NBC canal de noticias y Univisión, dos cadenas estadounidenses.
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En esas pantallas contó grandes historias de la cotidianidad centroamericana, de esas en la que pocos se fijan. Pero su trabajo cobró relevancia con el cubrimiento del paso del huracán Mitch por el centro del continente en 1998. Ese trabajo para Univisión le valió su primer Emmy, el premio anual de la Unión de Periodistas de Nicaragua.
Fue a finales de esa década que se incorporó al equipo de periodistas de CNN, colaborando inicialmente desde Managua, pero en 2006 asumió la corresponsalía de México desde su capital, Ciudad de México, allí “su mirada ayudó a informar con aguda precisión a las audiencias de todo el continente”, resaltó la cadena.
En ese país asumió retos periodísticos como el cubrimiento del golpe de Estado en Honduras contra Miguel Zelaya, pero fue el profundo el seguimiento que le dio a la desaparición y posterior asesinato de 11 jóvenes del Bar Heaven en la Ciudad de México en 2013 y a la desaparición de los 43 estudiantes de la escuela normal de Ayotzinapa, Guerrero, en 2014, las que generaron más recordación entre la audiencia.
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Pero también fue Alís la corresponsal que recorrió los lugares en los que se escondió el narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán tras ser capturado luego de su segunda fuga de prisión en 2017. Ese año también destacó por su cubrimiento sentido del terremoto de México, cuyo trabajo, junto con el equipo de México, le entregó el segundo Emmy de su carrera.
“La distancia profesional con la que abordaba sus asignaciones nunca impidió su cercana calidez con los protagonistas de las historias que reportaba”, destacó CNN al recordar otros temas a los que Alís le vio visibilidad en sus historias, como los dramas de miles de migrantes que cruzan en las caravanas con rumbo a Estados Unidos, las problemáticas sociales y de seguridad generadas por el tráfico de drogas y sobre todo sus temas sobre violencia de género marcaron sus últimos años de carrera.
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“Narradora de batallas humanas cotidianas pero a la vez extraordinarias, Krupskaia siempre supo acercar a la audiencia, como ella decía, dando voz a los que no tienen voz”, concluyó CNN, que extrañará, así como su audiencia, las historias de esta colombiana que aunque parecían simples ella, con sus dotes narrativos, las convertía en algo cercano y fascinante.