Hace exactamente cuatro años, en enero de 2021, el actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, recibió el poder de manos del exvicepresidente Mike Pence. El entonces presidente republicano, Donald Trump, no solo no asistió a la ceremonia de posesión que se realiza históricamente el 20 de enero en Washington sino aún hoy dice que le robaron esas elecciones. Incluso, legitimó con sus declaraciones que algunos enardecidos seguidores irrumpieran en el Capitolio mientras los legisladores se preparaban para certificar la victoria de Biden. Las escenas eran propias de una república bananera y no de la democracia más longeva del mundo.
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Si no fuera por Pence, un republicano de perfil discreto, la sucesión del poder hubiera sido aún más traumática. A pesar de ese inédito y accidentado inicio de mandato, lo primero que Biden hizo cuando se sentó en el Despacho Oval, en el lado oeste de la Casa Blanca, fue firmar una serie de decretos contra políticas de Trump. Casi que en todos los sectores, pero sobre todo medio ambiente, migración y salud, el demócrata quiso revertir en su primer día la sombra de su antecesor. Pero no fue tan sencillo.
El republicano se volvió un feroz opositor de Biden durante sus cuatro años de mandato. Finalmente, hace dos meses arrasó en las elecciones tras ganarle a la vicepresidenta de Biden, la demócrata Kamala Harris, por más de dos millones de votos, y 312 contra 226 colegios electorales, que es el sistema de elección estadounidense donde la cifra clave para ganar es tener por lo menos 270.
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“Francamente, creo que este ha sido el mayor movimiento político de todos los tiempos. Nunca ha habido nada parecido en este país, y ahora va a alcanzar un nuevo nivel de importancia”, dijo el republicano al día siguiente del conteo, cuando era inevitable su triunfo.
Por eso, lo primero que hará Donald Trump cuando vuelva a sentarse en la icónica silla del Despacho Oval será firmar una serie de decretos y directivas para desmontar lo que hizo su antecesor. Si Biden firmó 17, analistas citados por medios norteamericanos dicen que el republicana firmará incluso hasta el doble.
¿Quién es Trump?
Como un outsider. Así entró Donald Trump al margen político de Estados Unidos. Desde hace casi una década, en 2015, cuando incursionaba como un candidato presidencial sin experiencia militar o gubernamental, el magnate y hombre de negocios se caracterizó por su tono disruptivo que terminó conquistando a los republicanos.
El empresario neoyorquino y exestrella de un reality show, acaparaba los titulares de la prensa en su primera carrera presidencial en 2016, donde derrotó a la entonces candidata demócrata Hillary Clinton. Con su lema “Make America Great Again” (“Hagamos que Estados Unidos vuelva a ser grande”), Trump se convirtió en una figura polémica que contrarrestó la política tradicional estadounidense.
Durante su mandato como 45.º presidente de EE. UU., se aprobaron los mayores recortes de impuestos para las empresas de la historia, eliminó más de 100 normas ambientales e implementó una política exterior que se caracterizó por un enfoque unilateral y relaciones a menudo tensas con aliados tradicionales.
Sus ataques hacia la prensa también lo han acompañado a lo largo de su carrera política, especialmente durante su presidencia. Según la ONG Reporteros sin Fronteras, en EE. UU. consideraron “cuatro años de denigración constante de la prensa por parte del presidente Donald Trump”.
”Creo que hay dos aristas para entender Trump. La primera es que es producto del alejamiento de los partidos de los ciudadanos. Es un populista que apela a la relación cercana y no intermediada con el votante aprovechando las redes sociales y vulgarizando el debate público para esa masa silenciosa de electores”, le dijo a EL COLOMBIANO, Manuel Camino González, internacionalista y profesor de la Universidad Javeriana. “Dos, es producto del desalineamiento del Partido Demócrata que más que apelar a su base tradicional de votantes obreros terminó apelando a asuntos culturales y morales que no tienen un gran atractivo para el trabajador que se siente amenazado por la inseguridad económica que trae la globalización”, agregó.
El ascenso de Trump estuvo rodeado de hechos sin precedentes propios de la épica: por pocos milímetros una bala estuvo a punto de impactar su cabeza, pero apenas rozó la oreja derecha cuando tuvo que moverse mientras hablaba de deportaciones y migración. La imagen de aquel momento, apenas comparable con intentos y asesinatos a otros presidentes del siglo pasado, lo ungió como héroe. “Mucha gente me ha dicho que Dios me salvó la vida por una razón, y esa razón era salvar a nuestro país y devolverle la grandeza a Estados Unidos. Y ahora lo vamos a hacer”.
Atrás quedó la figura del expresidente condenado por 34 delitos en mayo de 2024, relacionados con los pagos para comprar el silencio de una actriz porno, Stormy Daniels. Atrás quedaron también las acusaciones de acoso y abuso sexual cometidas contra la periodista E. Jean Carroll. Ni qué decir de cuando retuvo documentos clasificados de seguridad nacional en su domicilio. La lista de cuestionamientos podría seguir, pero lo cierto es que el magnate logró cambiar el foco con miras al futuro, en donde Colombia y Venezuela ocupan un papel importante en su política exterior.
De regreso al poder, Trump y sus funcionarios más cercanos intentarán no repetir los errores de la primera administración y en algunos casos moderarán el discurso o actuaciones del presidente. Entonces, para la historia política quedará escrito que Trump ya no es un outsider, que es extremista en algunos temas y que como buen hombre del espectáculo y sobreviviente, tendrá que demostrar que hay segundas partes mejores que la primera.
¿Petro quiere pelea?
El presidente Gustavo Petro, por su parte, empezó a dar pistas de lo que será una tensa relación con el nuevo huésped de la Casa Blanca.
“Si Trump decide no cumplir los acuerdos energéticos para detener la crisis climática, no solo llevará a su país al atraso tecnológico, algo parecido a Alemania, sino que acelerará los conflictos violentos por el petróleo y llevará a la humanidad a vivir peores catástrofes de las hasta ahora vividas y quizás llevará la crisis climática a su irreversibilidad”, señaló el mandatario colombiano en su cuenta de X.
La distancia entre ambos por la agenda climática se suma al respaldo público de Petro a la candidatura de Kamala Harris en la pasada campaña.
El poder de Elon Musk junto a Trump
Una de las novedades en la carrera presidencial reciente que ganó Trump es que fue apoyado por Elon Musk, propietario de la red social X (antes Twitter, donde Trump había sido expulsado) y de Tesla. Musk logró llegar hasta el primer círculo de confianza del republicano y tener incluso un cargo como asesor para liderar un nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental de EE.UU.
