Entre los pasillos del poder de la mayoría de gobiernos suele decirse que la figura del vicepresidente es de adorno. Pero lo que está sucediendo en Ecuador supera cualquier opinión sobre quienes ocupan ese cargo. El presidente Daniel Noboa y su vicepresidenta Verónica Abad no se hablan desde que empezaron a gobernar el país —según dijo Abad a El País— y recientemente la disputa llegó hasta los estrados judiciales.
La vicepresidenta de Ecuador, Verónica Abad, elevó serias acusaciones contra el presidente Daniel Noboa, afirmando que teme por su vida y la de su equipo cercano. Desde que el mandatario ecuatoriano envió a Abad a Israel como “embajadora de la paz” en diciembre, ambos mantienen una tensa relación.
En una comparecencia ante la comisión parlamentaria de Ecuador, que investiga una supuesta trama de corrupción en la administración pública, Abad denunció una persecución sistemática por parte del mismo gobierno.
“Yo sí temo por mi vida, más todavía en el momento en el que estoy. Hoy responsabilizo mucho más al presidente Daniel Noboa Azín y a sus ministros por cualquier atentado o ataque contra mí o mi familia, o contra el equipo de trabajo cercano que tengo”, dijo la vicepresidenta en videoconferencia en los últimos días.
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“Por supuesto que me siento amenazada, (...) se han dedicado perseguirme a mí y a mis colaboradores. Han tenido que cambiarse de domicilios y de líneas telefónicas. Han recibido mensajes persecutorios. Tengo ataques cibernéticos no solo a mis redes personales, sino a las redes institucionales”, añadió.
“Hay claramente el uso y el abuso de la estructura pública para el ataque de una persona, basado en el engaño, la calumnia, las actitudes perversas, las difamaciones... para tapar la incapacidad de un Gobierno”.
Abad consideró que su presencia en Israel se debe a que presuntamente el Gobierno de Noboa la quiere “tener desterrada, secuestrada y censurada”.
A finales de julio, la Cancillería de Ecuador había confirmado la amenaza constante a las delegaciones diplomáticas debido a ataques terroristas y la escalada de conflictos con Líbano. La vicepresidenta se encuentra cumpliendo sus funciones en desde Tel Aviv, asignadas por el presidente Noboa.
Para entender las implicaciones de la coyuntura en el vecino país, que tiene como telón de fondo el incremento de la violencia y el narcotráfico, EL COLOMBIANO habló con el profesor y analista Manuel Camilo González.
“No hay una claridad sobre el origen del conflicto entre Noboa y Abad. Pero lo que está claro es que Noboa quiere minimizar el riesgo de que su vicepresidenta tenga cierto poder e influencia durante el periodo que Noboa como candidato debe obtener una licencia para hacer campaña y que Abad deberá suplirlo. Es decir, tras los enfrentamientos Noboa quiere alejar lo posible a Abad de asuntos políticos que puedan afectarlo durante las elecciones de 2025”, señaló el profesor González.
“Caso Nene”
Abad, quien está vinculada por la Fiscalía en una trama de supuesta corrupción, seguirá en funciones y no podrá ser juzgada mientras se encuentre en el cargo que dejará en febrero del próximo año, cuando habrá elecciones generales.
Sin embargo, su hijo Sebastián Barreiro se encuentra bajo juicio en medio de las pesquisas del “caso Nene”, una investigación sobre el presunto tráfico de influencias dentro de la vicepresidencia.
Acusada de concusión, un delito imprescriptible, Abad podría ser procesada más adelante.
La Fiscalía señala que la funcionaria y su hijo pidieron dinero a cambio de entregar un puesto de trabajo en la Vicepresidencia. Según la entidad, el denunciante debía entregarles 1.700 dólares mensuales como condición para ser favorecido con un empleo.
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