Milicias parapoliciales incendiaron este lunes más de 30 autobuses y la cabina de un tren en Rio de Janeiro, lo que obligó a suspender el transporte público y paralizó el tráfico, en protesta por una operación policial que mató a uno de sus miembros.
Las fuerzas policiales detuvieron a 12 sospechosos de “acciones terroristas” y la alcaldía decretó el “estado de atención”, el tercer nivel en una escala de cinco por los desastres causados.
El gobernador del estado de Rio de Janeiro, Claudio Castro, dijo que la quema de buses fue la “dura” respuesta de grupos criminales luego de que las fuerzas policiales dieran esta mañana “un duro golpe a una de las mayores milicias de la zona oeste” de la ciudad.
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La operación acabó en la muerte de alias Faustão, un sobrino y “mano derecha” de Zinho, un presunto jefe de milicias en la zona oeste de Rio. Según Castro, Faustão “era conocido como ‘señor de la guerra’, responsable por la guerra de la facción y por la unión entre tráfico y milicias, creando las narcomilicias”.
“Mafias nacionales”
En medio de la tarde, los criminales comenzaron a echar fuego en las unidades de transporte público, según las autoridades.
Fue el día con más autobuses incendiados en la historia de Rio de Janeiro, dijo a la AFP Rio Onibus, sindicato de las empresas de buses de la ciudad, que contabiliza en total 35 unidades incendiadas.
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“Los criminales prendieron fuego a la cabina del tren”, confirmó a la AFP Supervia, la operadora de trenes urbanos de Rio.
“Infelizmente, lo que vimos fue la respuesta dura de esa criminalidad”, afirmó Castro.
El gobernador advirtió al “crimen organizado a no desafiar al Estado” y prometió seguir combatiendo a las milicias de Rio de Janeiro. Pero dio a entender que el problema es mayor, al acusar a esas organizaciones de ser “verdaderas mafias nacionales”.