Es innegable que Elon Musk siguió en el centro de la noticia, como sucedió en 2022; y lo fue por los escándalos, sus declaraciones y los avances tecnológicos que sus empresas presentaban.
A comienzos del año anunció el cambio de nombre y logo de Twitter, ahora X y se hizo oficial el retiro de los “chulos” azules de verificación a quienes no pagaran el nuevo servicio premium llamado Twitter Blue. Eliminó los que no pagaron, luego devolvió unos cuantos en medio de un tira y afloje que generó confusión y desazón (hasta nació una competencia, Threads, de otro magnate tecnológico Mark Zuckerberg sin mucho éxito).
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En su carrera espacial tuvo una misión fallida son la nave Starship, de Space X, que se incendió tras su lanzamiento en abril y que explotó de nuevo en noviembre al llegar al espacio, y con su otra empresa, Neuralink, consiguió el permiso de la FDA para que los implantes cerebrales en los que trabajan fueran aprobados para ensayar en humanos, pero también enfrentó acusaciones tras la muerte de varios monos por dichos implantes.
A la Inteligencia Artificial quiso frenarla al firmar una carta llamando a hacer una pausa en la innovación vinculada a la IA, pero después se supo que se metió de lleno en ella con su nueva compañía xAI.
A nivel personal abordó abiertamente, en una entrevista con el New York Times, los desafíos que ha enfrentado en su vida, especialmente en relación con su salud mental. Compartió públicamente que padece el Síndrome de Asperger, un trastorno del espectro autista y confesó que vive con ciertos “demonios” en su mente.
Siempre polémico y transgresor, Elon Musk sin duda seguirá generando noticias para 2024, para bien y para mal, por lo menos así lo preveen los expertos.
Hace dos años y medio nadie daba un peso a la idea de que un personaje de la televisión como Javier Milei llegaría a la Presidencia de Argentina y menos con propuestas tan radicales. Pero las urnas y el hartazgo de los argentinos con el gobierno y especialmente con el manejo de la economía, lo llevó a ganarse el favor popular.
Economista libertario, de 53 años, prometió pasar con una “motosierra” sobre el gasto estatal y a fe que lo comenzó a aplicar una vez asumió las riendas en la Casa Rosada. Sin mediar reformas constitucionales y saltándose otros poderes, Milei expidió un decreto que contiene un gigante remezón a la economía argentina y presentó ante el Congreso un paquete de modificaciones de leyes que permitirá, entre otras cosas, la privatización de más de 40 empresas públicas, limitaciones al derecho de manifestaciones y la derogación en la protección a los consumidores contra aumentos abusivos de precios, cuando la inflación anual supera el 160% y el 40% de la población viven en la pobreza.
Su mano radical devaluó de entrada la moneda en más de un 50% y espera que con su paquete de medidas económicas el gasto público llegue al equivalente del 5% del PIB.
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Los argentinos que lo llevaron al poder no parecen muy dispuestos a ceder tan abruptamente y protagonizaron manifestaciones en las calles porque no entienden cómo esas reformas podrán garantizarles una mejor calidad de vida cuando hoy tienen la soga al cuello. Pero Milei, a quien apodan “El Peluca”, no se despeina con esos vientos de impopularidad y muy seguramente contra viento y marea seguirá aplicando sus propuestas radicales que siguen siendo una incógnita para un país que necesita un líder que lo saque de los aprietos económicos y de la espiral descendente en la que viene sumido desde hace poco menos de una década.