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Javier Milei: una incógnita para un país turbulento

El economista libertario Javier Milei tomará las riendas de Argentina el 10 de diciembre. Sus propuestas radicales jamás han sido aplicadas en otro país. “Se vienen seis meses muy duros”, dijo el propio Milei.

  • Javier Milei fue electo presidente de Argentina con 14.476.462 votos (55.69 % de los sufragios), superando por un margen de casi tres millones de apoyos a su rival Sergio Massa, ministro de Economía del gobierno de Alberto Fernández. FOTO Getty
    Javier Milei fue electo presidente de Argentina con 14.476.462 votos (55.69 % de los sufragios), superando por un margen de casi tres millones de apoyos a su rival Sergio Massa, ministro de Economía del gobierno de Alberto Fernández. FOTO Getty
  • El presidente electo Javier Milei venció en el balotaje al ministro de Economía, Sergio Massa. FOTO GETTY
    El presidente electo Javier Milei venció en el balotaje al ministro de Economía, Sergio Massa. FOTO GETTY
27 de noviembre de 2023
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El Hotel Libertador, en el cruce de la avenida Córdoba con la calle Maipú, en pleno microcentro de Buenos Aires, se ha transformado en un búnker. En su piso 21 se refugia el hombre más importante de Argentina y el protagonista de una de las historias de ascenso político más sorprendentes de los últimos tiempos en un país que vive una crisis económica que lo tiene con una hiperinflación de tres dígitos.

Javier Milei, el economista ultraliberal y libertario que el pasado 19 de noviembre fue electo presidente de ese país, transformó el edificio en su centro de operaciones y ajusta desde allí su llegada a la Casa Rosada.

En menos de dos semanas este hombre –para muchos un salvador y para otros un demonio– empezará a regir el destino de un nación que se asoma a la debacle. ¿Cómo hizo un personaje de televisión, reconocido por el maltrato verbal a sus contrarios y que ingresó al mundo político hace tan solo dos años, para destrozar a las fuerzas tradicionales del poder, a las que llama “la casta”?

Le puede interesar: “Basta del modelo empobrecedor de la casta”: las palabras de Javier Milei como presidente electo de Argentina.

La respuesta inmediata, que argumentan sus votantes, es la necesidad de pasar una cuenta de cobro a los gobiernos recientes que dejaron a Argentina con una inflación interanual cercana al 140 % y una pobreza que golpea a casi la mitad de la población. Pero hay más razones. Las raíces del éxito del libertario se afincan en una crisis social y política que van mucho más allá del caos reciente.

De la academia al espectáculo

A Javier Milei lo apodan “El Peluca”. Su pelo frondoso, sin orden aparente, es al mismo tiempo un símbolo de su personalidad y de su ideología. Él mismo, como declaración de principios, dice que no se peina. Que al salir de casa deja que “la mano invisible” del mercado haga lo suyo. Para él toda cotidianidad está regida por las fuerzas económicas.

Todo entra en los cálculos de compra y venta. Entre menos intervención del Estado mejor. “Todo lo que se pueda privatizar se privatizará”, advirtió una vez electo. En una de sus declaraciones más polémicas, antes de entrar en la campaña, insistió en que para él estaría bien la venta libre de órganos o, incluso, la compra y venta de niños.

Javier Gerardo Milei nació hace 53 años y en la adolescencia fue cantante de rock y arquero de un equipo de fútbol de segunda división. La posición de guardameta, decía, era la que más se ajustaba a su personalidad individualista.

“El gran rasgo de Milei es que es una persona extremadamente solitaria que tuvo una vida realmente muy difícil con mucha violencia en la casa”, explica para EL COLOMBIANO, Juan Luis González, autor de El loco: La vida desconocida de Javier Milei y su irrupción en la política argentina. Esa soledad, narra González, lo llevó a crear un vínculo muy fuerte con su perro Conan (cuya muerte le causó un impacto tan profundo que decidió clonarlo cuatro veces) y también lo acercó a la idea mística de que estaba destinado a ser presidente. Lo dijo públicamente: es un escogido por Dios para guiar el rumbo de la Argentina.

“Milei parece casi diseñado para no mentir”, dice González. “El Milei que vemos, es el Milei que es. Él es muy genuino. Tiene una honestidad brutal. Y en parte por eso funciona. A contramano de lo que es la lógica de la mayoría de los políticos, a él se lo percibe muy genuino. Todo lo que dijo que iba a hacer, lo va a hacer. Él no estaba haciendo un personaje (para la campaña)”.

Maltratado física y psicológicamente por su padre, el joven Javier se acercó a su hermana Karina, quien desde entonces es su figura femenina más importante. La denomina “El Jefe” y en su vida no se mueve un alfiler si ella antes no lo aprueba.

Estudió Economía y luego se dedicó a la docencia donde se labró una imagen de sujeto irascible que en las aulas enfrentaba cada discusión como un asunto de verdades absolutas por la defensa del neoliberalismo. Para la década del 2010 entró en contacto con autores de la escuela austriaca —ahora sus máximos guías— que promulgan la máxima libertad individual y el choque con el colectivismo. Es el coqueteo con una anarquía capitalista que nunca ha salido de la teoría para ponerse en práctica, pero que ahora tendrá en Milei a su primera interpretación real.

De la academia saltó a la televisión. Allí se enfrascaba en disputas con sus contradictores a quienes profería insultos y les recitaba su receta para sacar a Argentina de la crisis: cortar con la “casta” de la clase política tradicional, dinamitar el Banco Central, olvidar el peso y dolarizar. El Estado, como mucho, debería ocuparse de la seguridad y la justicia.

El presidente electo Javier Milei venció en el balotaje al ministro de Economía, Sergio Massa. FOTO GETTY
El presidente electo Javier Milei venció en el balotaje al ministro de Economía, Sergio Massa. FOTO GETTY

El impulso de la pandemia

Sus gritos, que obtenían eco en unos pocos, pasaron a tener gran acogida en el pandémico año 2020. La llegada del covid-19, las cuarentenas estrictas del gobierno del presidente Alberto Fernández y la consecuente crisis económica, fueron terreno fértil para la ira de Milei. Miles de negocios cerraron y la inflación se acumuló de una manera preocupante. La emisión acelerada de dinero para sostener las ayudas del Estado fue blanco inmediato de la oposición.

Al desbalance fiscal se le agregó la enorme deuda por más de 44 mil millones de dólares contraída con el Fondo Monetario Internacional por el expresidente Mauricio Macri y, como si esto no fuera suficiente, la peor sequía en años golpeó el agro, renglón fundamental de las exportaciones argentinas. El país entró en una espiral descendente.

Para el 2021 el polemista incorrecto consolidó la alianza partidaria La Libertad Avanza y se presentó como candidato a diputado nacional. El apoyo que recibió fue masivo.

“Diría que es el primer político 100 % nativo de las redes sociales. No es que se mete en las redes, él sale de ahí”, explica González, quien recuerda como fueron Tik Tok e Instagram los espacios en los que más creció el discurso libertario. “Allí es donde ofrece cierta esperanza, cierta expectativa de un futuro mejor, con sus propuestas de soluciones mágicas en contraste con la oferta electoral”, concluye.

Una vez en el Congreso Milei no detuvo el show. Anunció que su sueldo sería rifado a fin de mes. El espectáculo le dio popularidad, aunque su desempeño como legislador se vio manchado por inasistencias reiterativas al Congreso y votaciones polémicas en las que aplicaba rigurosamente su credo libertario como aquella en la que dio dictamen negativo a un proyecto para detectar y prevenir cardiopatías congénitas en bebés recién nacidos.

Argumentó que la ley implica “más presencia del Estado interfiriendo en la vida de los individuos y, además, implicaba más gastos”. González, que lo conoce de cerca, recalca esta visión mercantil. “Como el marxista ve todo a través de la lógica de lucha de clases, Milei ve todo a través de la lógica del mercado”, insiste.

Una bomba política interna

Entre tanto los partidos tradicionales conjuraban sus demonios internos. Argentina vive desde hace al menos una década y media una división radical entre el peronismo de cuño kirchnerista, cuya figura máxima hoy es la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, y la alianza Juntos por el Cambio, del expresidente Mauricio Macri. Es lo que los argentinos llaman “la grieta”. A esa guerra de bandos se le sumaron en los últimos años las disputas internas de los propios partidos.

Javier Franzé, doctor en Ciencias Políticas, profesor de varias universidades argentinas y actualmente catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, asegura que en el ascenso de un personaje como Milei hay una responsabilidad compartida entre las fuerzas de la política contemporánea argentina.

En una sociedad que ve como fallidos a los últimos tres presidentes (Cristina Fernández, Mauricio Macri y Alberto Fernández), Milei no solo fue capaz de ganarle al oficialismo sino también a la oposición. Y si bien la oposición macrista tuvo una lucha interna que le impidió lograr una presidencia que consideraba fija hace menos de un año, del otro lado, la figura oficial de Cristina Fernández fue clave en la implosión del gobierno actual al que primero construyó y posteriormente le soltó la mano.

“El papel de Cristina Kirchner en el último gobierno ha sido decisivo. Ha sido letal”, insiste Franzé. La expresidenta –dice– eligió a Alberto como candidato por su moderación para luego exigirle acciones que ella sabía que no podía hacer y finalmente terminó criticándolo en público.

“(Las críticas), por supuesto que se pueden hacer, pero de puertas para adentro, incluso de una manera fuerte, como se hacen en política, pero no de puertas para afuera porque no sólo está criticando al presidente, sino que está dinamitando la posibilidad del espacio político y creo que ahí la responsabilidad de ella es grande”, concluye.

Por su parte el expresidente Mauricio Macri, incómodo con el ascenso de figuras que le hacían sombra, jugó cada vez más cerca de la visión de derecha del ahora presidente electo Milei, restando fuerza al discurso de los candidatos de su propio partido. Milei, crítico de las dos visiones, caminó por el medio de la batalla mientras sus enemigos se sacaban los intestinos.

Un triple salto mortal al vacío

En menos de un semestre se recompuso el tablero político argentino. Para agosto, como candidato a las primarias, Milei y su fórmula a vice, Victoria Villarruel, se impusieron con el 29% de los votos, seguido por la fuerza macrista de Juntos por el Cambio cuya candidata elegida fue Patricia Bullrich, exministra de Seguridad de Mauricio Macri, y en tercer lugar el peronista Sergio Massa, actual ministro de Economía. A la postre, en primera vuelta, Massa logró el primer lugar, Milei el segundo y Bullrich el tercero, que, impulsada por Macri, declaró su apoyo al libertario para segunda vuelta. El vínculo opositor fue contundente: en el balotaje Milei obtuvo el 55 por ciento de los votos y 12 puntos de ventaja sobre el peronista.

La gran incógnita que existe hoy es si Milei podrá aplicar sus propuestas radicales. Estefanía Pozzo, editora en jefe del Buenos Aires Herald y quien ha sido columnista del Washington Post y The New York Times en temas económicos, insiste en que dependerá mucho del armado del gabinete que lo acompañe en la primera parte de su gobierno. En ese sentido parece que la influencia de Macri ha aumentado en el nuevo gobierno y muchos de los nuevos funcionarios serían cercanos al expresidente.

“Si el equipo que elige es moderado puede posponer una eventual dolarización, al menos en lo inmediato. Si elige más radicales, que fueron las que defendía durante la campaña, entonces la sensación es que podría ir más aceleradamente hacia ese panorama”, explica Pozzo a EL COLOMBIANO. Lo mismo pasaría con el cierre del Banco Central o el fin de la obra pública.

Otro de los grandes temores que existe es de qué forma podrá imponer las medidas que implican un fuerte ajuste social. En una nación acostumbrada a tomar las calles contra lo que considera injusto es muy posible que veamos choques entre la sociedad y el gobierno. “Se vienen seis meses muy difíciles”, reconoció el propio Milei quien pide a a sus militantes, que se autodenominan “las fuerzas del cielo”, apoyar sus pasos.

“A las fuerzas del cielo las enfrentaremos con la fuerza de la movilización en las calles”, respondió rápidamente la excandidata a presidenta del Frente de Izquierda, Myriam Bregman, en una muestra de lo que se viene.

En las calles de Buenos Aires, que ya sienten el calor que antecede al verano, el ambiente es pesado. Los seguidores del nuevo presidente piden que se le de un tiempo de espera antes de criticarlo.

Aquellos que dudan dicen que este experimento no saldrá bien: es la mezcla de un país inestable dirigido por una personalidad inestable. Es evidente que Milei no podrá satisfacerlos a todos. O actúa como el radical que aplauden sus seguidores o disminuye su discurso para buscar consensos. Sea cuál sea su decisión el margen de espera es corto. Argentina buscó un cambio porque se queda sin oxígeno.

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