La burbuja de las protestas que cambiaron el panorama político en Chile en 2020 se reventó con el rechazo contundente, vía plebiscito, a la nueva Constitución. El 61,87% de los votos desaprobó el proyecto, superando con crecer el 38,13% que lo aprobó.
“Ha hablado el pueblo de Chile y lo ha hecho de manera fuerte y clara”, reconoció el presidente Gabriel Boric, quien fue un abanderado del cambio constitucional.
Según el mandatario, quien tiene una popularidad que no despega del 34%, el resultado da cuenta de dos mensajes de los votantes. Primero, que el pueblo quiere y valora su democracia; segundo, que no quedó satisfecho con la propuesta de Constitución.
Por esto, Boric dijo que la decisión tomada por la gente en las urnas “exige trabajar más” y que, a su juicio, la democracia chilena sale más robusta de este proceso que marca la activación de una nueva agenda política.
Y es que la meta del Palacio de la Moneda es convocar a otro proceso constituyente. Ese objetivo le exige a Boric dialogar con el Congreso –en el que carece de apoyo– y la sociedad civil, por lo que este mismo lunes se reunirá con la cabezas del legislativo y luego con los partidos.
El llamado del mandatario de izquierda a sus opositores es “poner a Chile por delante” para un retador proceso que copará la agenda del país por, al menos, un año más.
Ahora el país tendrá que empezar a construir de cero, pero con el antecedente del Rechazo. El resultado del plebiscito archivó el compendio de 178 páginas con el que los constituyentes buscaban pasar la página a la Constitución de la dictadura militar de Augusto Pinochet, un documento formulado hace casi cuatro décadas que ha sido motivo de reclamos por una parte de la ciudadanía.
Pero aunque la llamada Constitución de la dictadura ha sido criticada, sobre todo en redes sociales y con las violentísimas protestas de 2020, ahora las urnas mostraron que el cambio deberá virar más al centro y no tanto a la izquierda.
Sin embargo, parece que algunos no entendieron el mensaje de los chilenos en las urnas. Uno de ellos el presidente colombiano Gustavo Petro quien publicó en Twitter un escueto “revivió Pinochet”.
Y agregó: “Solo si las fuerzas democráticas y sociales se unen, será posible dejar atrás un pasado que mancha a toda América Latina y abrir las alamedas democráticas”. Justo al presidente le respondieron que lo sucedido en Chile era un triunfo de la democracia.
La “esperanza” del rechazo
Los resultados de la jornada eran previsibles porque todas las encuestas apuntaban a que el “Rechazo” se impondría sobre el “Apruebo”, aunque no estaba claro qué tan grande sería la diferencia entre una opción y otra.
Incluso, dado que los últimos sondeos a la opinión pública sobre este cita democrática se divulgaron dos semanas antes de la votación de este domingo, siempre hubo un breve espacio a la duda sobre qué sucedería al cierre de las urnas.
“Se está consolidando una gran mayoría de chilenos y chilenas que vieron desde el rechazo un camino de esperanza (...) Este 4 de septiembre es una primera valla para seguir avanzando en lo que la ciudadanía necesita”, detalló el vocero de la campaña contra el “Apruebo” al proyecto de Constitución, Claudio Salinas.
Quienes iban por cambiar la Constitución también aceptaron los resultados. En palabras de Flavia Torrealba, presidenta del Partido Regionalista Verde: “La voz del país habló de manera nítida y hay que escucharla con humildad”.
Gabriel Boric, quien manifestó abiertamente su apoyo al “Apruebo”, convocó a los voceros de todos los partidos para una reunión en el Palacio de la Moneda, después de que los voceros del partido aprovecharan el resultado para reclamarle “escuchar” a todos los chilenos.
Ahora el país suramericano se mueve entre la dicotomía del “sí” a cambiar la Constitución de la dictadura, por el que votó la ciudadanía en 2020 y el “Rechazo” que se impuso en la elección de este 4 de septiembre que refrendaba la propuesta de carta magna. Ambas determinaciones se tomaron de forma democrática y contaron con un amplio respaldo en las urnas.
Pero el sentir de la opinión pública es dinámico y en ese entretiempo de tres años –entre el llamado del exmandatario Sebastián Piñera a una Convención y el “Rechazo” al proyecto en la era Boric– hubo un periodo de polarización, noticias falsas y, sobre todo, una constante vinculación retórica de la oposición que conectaba a Boric con la Convención.
La discusión política entorno al plebiscito se vio permeada por la elección presidencial de diciembre de 2021 que llevó a Gabriel Boric al Palacio de la Moneda. Incluso, el ascenso de Boric al poder se dio tras su reconocimiento nacional como líder de las protestas de 2019 que decantaron en el llamado a la Constituyente.
Constitución 2.0
La exconstituyente Bárbara Rebolledo apuntó que el resultado abre la oportunidad a incorporar todas las voces en la redacción de un nuevo texto. Mientras que la Constituyente anterior tenía mayorías entre los escaños de izquierda e independientes, es probable que una nueva votación permita que entren más asientos de derecha para, de esta forma, equilibrar las cargas políticas.
Todo, sin embargo, entra en etapa de construcción desde este lunes, con lo que se alarga el proceso que inició con el pulso social en las calles. Precisamente, Chile comenzó este proceso desde finales de 2019, cuando el expresidente Sebastián Piñera convocó a un plebiscito constituyente tras el estallido social que volcó a la ciudadanía a las calles para reclamar mayores derechos como un sistema de pensiones digno, salud y educación financiadas por el Estado e igualdad, entre otras cosas.
Los chilenos y chilenas aprobaron en las urnas la idea de convocar a una Convención Constituyente en una votación que se desarrolló plena pandemia, en 2020. Esa asamblea luego fue elegida mediante el voto en octubre de 2021.
La mayoría de los escaños de la Convención quedaron ocupados por constituyentes de izquierda e independientes, mientras que la derecha era minoría en esa plenaria, lo que comenzó a despertar quejas de un sector de la sociedad chilena.